Para el tratamiento de adicciones

La Asociación Modelo Minnesota abre una puerta en la provincia

Desde este verano, la entidad con sede en la provincia de Buenos Aires, comenzó sus actividades en Santa Fe para la recuperación de personas con problemas de adicciones.
19-11-2015 | 11:34 |

EL DIRECTOR de la institución, Guillermo Ferrando, estuvo junto a la consejera terapéutica Verónica Ortíz de Rozas, que trabaja en la capital provincial.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Juliano Salierno
[email protected]

El caso de un joven de 22 años condenado por robo, que en vez de ir a parar a la cárcel fue internado en una clínica de rehabilitación en Buenos Aires por su adicción a las drogas, fue la clave para conocer el trabajo de la Asociación Modelo Minnesota, que si bien tiene sede en la provincia de Buenos Aires desde este verano desarrolla actividades en el territorio provincial.
Puntualmente, la joven institución fundada en 2004 desembarcó con algunas de sus actividades en la ciudad de Santa Fe, donde utiliza las instalaciones de un estudio jurídico privado cuyo titular se encuentra fuertemente comprometido en la lucha contra las adicciones.
Su referente nacional, Guillermo Ferrando, viaja una vez al mes a Santa Fe para acompañar a la consejera terapéutica, Verónica Ortíz de Rozas, que es la encargada local de llevar adelante el proyecto.

Historia personal
“Yo estudié en Uruguay a raíz de la adicción de dos miembros de mi familia”, se presentó Ortíz de Rozas. A partir de entonces “empezamos con los grupos de autoayuda en Santa Fe y por atracción se comenzaron a acercar otras personas” que tomaron conocimiento de los frutos del tratamiento.
“A raíz de esto surge la formación de una asociación que está en trámite” no obstante, “estamos haciendo reuniones de familia, entrevistas con gente que necesita internar a su hijo y una vez al mes vienen de Buenos Aires para atender algunos casos que necesitan de la admisión o entrevista” de personal especializado, completó.
“El Modelo Minnesota es internacional y viene de los Estados Unidos, se crea en el hospital estatal de Willmar entre 1948 y 1950, y toma como base el programa de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos”, repasó Ferrando, que es consejero de la Federación Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas (Flact). “Nosotros en la Argentina creamos la Asociación Modelo Minnesota en 2004, y empezamos a trabajar con este modelo, si bien yo hace 18 años que trabajo con adicciones”, señaló.

Infraestructura
Actualmente “tenemos 120 pacientes aproximadamente” cuyas edades van “desde los 13 a los 70 años”. La casa central se encuentra en Ramos Mejía en Buenos Aires, con consultorios externos y ambulatorios; y también cuenta con dos sedes, en Ciudadela y Hurlingham con internación, hospital de día y ambulatorio.
“Estamos teniendo muchos pacientes del interior, por eso decidimos abrir una admisión y empezar con un tratamiento en la ciudad de Santa Fe”, donde había cuatro casos de internación al momento de la entrevista; “entonces todos los meses venimos y reunimos a todas las familias y trabajamos en grupos de familia y cursos para operadores y consejeros en adicciones”, amplió Ferrando.
En la misma línea, Ortiz de Rozas sostuvo que “el fin es que en Santa Fe haya un ambulatorio que siga este modelo y que la familia que necesite internar a su hijo pueda acercarse a la institución y ver como trabajamos”.

Con dignidad
A propósito de las cualidades del modelo, Ferrando explicó que la particularidad radica en que “a la persona se la trata como un enfermo que viene a buscar un tratamiento, se lo trata con dignidad, no se lo aisla de la familia y el tratamiento es más corto (de 6 a 9 meses) que en otras instituciones donde por ahí son de dos años”.
En cuanto a las diferencias salientes, el director de la asociación apuntó que ésta radica “en el abordaje, los grupos terapéuticos, la terapia individual, en el trabajo en profundidad y que el paciente pueda entender la enfermedad en sí y que pueda identificar cómo se manifiesta en su vida. Entonces se le brinda conocimientos sobre por qué una persona es adicta, por qué otra no, cómo se le manifiesta la enfermedad en su vida, y lo más importante, se le enseña que él no es culpable, que no lo eligió pero sí que es responsable para una recuperación”.


POR MANDATO JUDICIAL 
“Si una persona elige consumir por primera vez, pasado un tiempo deja de hacerlo y su vida empieza a depender y a girar en torno al químico”, explicó Guillermo Ferrando, “entonces hablamos de una persona que dejó de elegir y dejó de tomar buenas decisiones” por lo tanto “¿cómo puede decidir curarse?”, se preguntó.
“¿Cómo podemos pretender que esa persona que está consumiendo pasta base, cocaína o cualquier otra sustancia, que le roba a los padres, que agrede a la madre, sale a robar armado, que hace cualquier cosa hasta prostituirse, humillarse por consumir, tome la decisión de hacer un tratamiento?. Entonces esto de que la Justicia pueda obligar a que haga un tratamiento puede funcionar y lograr que la familia y el chico puedan tener otro estilo de vida”, argumentó el entrevistado.
“Nosotros hemos tenido chicos judicializados que han cambiado completamente su pensamiento, trabajan y son un miembro responsable de la sociedad”, afirmó Ferrando. En el caso de los pacientes judicializados “queda a cargo de nosotros el tratamiento de ese chico, pero el poder de policía, si surge alguna cuestión, sigue siendo de la policía y hay que llamarla”. Sin embargo, “el chico que viene haciendo un tratamiento dentro de la institución asume que no puede salir y que de no estar ahí estaría preso en una cárcel común y elige todos los días quedarse”.


UN BUEN ACUERDO
“Si yo logro sacar a este chico de la droga, es un enemigo menos que tiene la sociedad”, dijo el abogado Miguel Rodríguez Ortiz de Rozas, cuando a mediados de este año logró un acuerdo en los tribunales santafesinos, donde se condenó a un joven de 22 años a tres años de prisión de cumplimiento en un centro de rehabilitación de adicciones a puertas cerradas. “Éste es un chico que tenía once imputaciones, la mayoría de las cuales las hizo ‘dado vuelta’, como se dice ‘perdido por la droga’”, reconoció el letrado.
En la audiencia del juicio abreviado, el propio imputado, Martín M. declaró que “quiero hacer una vida normal, no quiero sufrir más”. El joven de 22 años, que fue privado de la libertad el 11 de septiembre del año pasado, reconoció que “estaba como perdido; tomaba muchas pastillas y hacía cualquier cosa. Ahora que estoy ‘limpio’ (sin consumir drogas) puedo pensar otra cosa... Me arrepiento de lo que hice”, expresó, y se mostró “muy agradecido” de la oportunidad que le dieron de permanecer internado en un centro de rehabilitación.
Temas: EL MIRADOR 
Mirador Provincial en


+ Noticias


En Portada / Santa Fe
En Portada / Entre Ríos