Ante una nueva etapa de gobierno

Recambio y continuidad

 A nivel nacional se produjo el quiebre más ostensible y profundo, particularmente subrayado por los prolegómenos y circunstancias de su puesta en escena.
15-12-2015 | 9:32 |

EL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, Mauricio Macri, durante su discurso ante la Asamblea Nacional luego de jurar su cargo. A su lado, la vicepresidente de la República, Gabriela Michetti.
Foto:Prensa Presidencia
Emerio Agretti
[email protected]

Las jornadas del jueves y el viernes operaron los sucesivos cierres de las transiciones gubernamentales en el país y en nuestra provincia, y abrieron oficialmente nuevas etapas, cuya categorización como tales excede lo meramente formal.
A nivel nacional se produjo el quiebre más ostensible y profundo, particularmente subrayado por los prolegómenos y circunstancias de su puesta en escena. La polémica por el lugar de la entrega de los atributos de mando asumió una proporción inusitada y desconcertante, por la escasa relevancia del tema en discusión; pero al llevar al paroxismo las características del período político terminado, supuso un cierre coherente y representativo, aún por la vía del grotesco.
Naturalmente, la inédita circunstancia -que jamás se les ocurrió prever a los convencionales constituyentes- desató la necesidad de consultas y análisis jurídicos, como sustento de un debate que la política no logró resolver por los canales apropiados. Y al capricho casi irracional de la presidente saliente se sumó la torpeza del nuevo mandatario, que incrementó la ridiculización de las instituciones al llevar la cuestión a los estrados judiciales, y con eso procuró a Cristina Fernández la excusa perfecta para evitar el odioso e indeseado trance de desprenderse públicamente de los símbolos del poder que encarnó tan enfáticamente durante una década. De paso, apelando a la remanida victimización y añadiendo elementos a la base de sustentación de la inminente “resistencia”.
Lo cierto es que Macri asumió con un cambio de clima perceptible desde el primer minuto; ese en el que, según dictaminó la Justicia, ya comenzó a ser presidente, aunque no hubiese jurado. Y tanto fue así que -seguramente también por la separación temporal de la despedida de una y el arribo del otro-, la asunción no se vio jalonada por ningún incidente, ni empañada por los temidos episodios agraviantes. Cristina cerró con un acto en que hizo honor a su estilo, tanto en el contenido y el tono del discurso, como la motivación formal del mismo (la entronización de un busto de su marido en el espacio reservado para los ex mandatarios, sin preocuparse por el salteado cronológico de presidentes anteriores), y ante una multitud que expresó su genuino reconocimiento y adhesión; a diferencia de otras oportunidades en que fue el decorado provisto por el aparato oficial.
Para quienes disfrutan las comparaciones, la concentración para recibir a Macri fue algo menos masiva, aunque más que suficiente para otorgar el marco de algarabía popular propio de un recambio esperanzado. Y también para aceptar que el discurso licuara las expectativas de anuncios concretos, en beneficio de consignas y definiciones tan tajantes como genéricas.
En la provincia las apariencias indican una continuidad, aunque en distintos niveles queda claro que se trata de una nueva gestión. Una gestión que, con el escaso margen de prevalencia otorgado por las urnas, comenzó a trabajar en fortalecer su legitimación durante la -aquí sí- extraordinariamente extensa transición, con el diseño de un gabinete notoriamente representantivo, tanto en lo político como en lo regional. La buena nueva de la devolución de los millones indebidamente retraídos de la coparticipación nacional modificó el cuadro de previsiones económicas, y podría dar el marco para el despegue productivo al que promete apuntar Miguel Lifschitz.
En los países democráticos, la continuidad del sistema se basa precisamente en la alternancia de ciclos. Y cada vez que eso ocurre, también se produce una renovación en los ánimos sociales, junto con un nuevo impulso al funcionamiento de la república. Nada menos que eso implican los recambios de esta semana. En quienes los encarnan recae, a partir de ahora, la primigenia responsabilidad de que sean también mucho más.

Temas: EL MIRADOR 
Mirador Provincial en


+ Noticias


En Portada / Santa Fe
En Portada / Entre Ríos