Santafesino y estudiante de la Escuela Industrial

Lucas, el alumno de bronce

Obtuvo la presea del 4° puesto en las Olimpíadas Sudamericanas de Matemática. Lucas Brugevin estudia como autodidacta, sin profesores particulares. Lo motiva su pasión por las ciencias exactas.
26-05-2016 | 18:44 |

La matemática. El joven buscaba un lugar en los seis privilegiados que participarán de la olimpíada mundial, que se hará en Hong Kong.
Foto:Flavio Raina
Luciano Andreychuk
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El adolescente llega y sube por las escaleras. Muestra con humildad su medalla de bronce y su diploma. Pacientemente posa para la foto siguiendo las indicaciones del reportero gráfico. Paciencia todo el tiempo, esa paciencia de la que se valen los matemáticos cuando deben enfrentarse a encrucijadas algebraicas tan complejas cuyas soluciones podrían demandar días y alterar varias neuronas.
No suelta ni un momento su diploma. Es como su primer hijo y lo protege con devoción en sus brazos. No es para menos: es el certificado de que Lucas Brugevin (16), alumno santafesino de la Escuela Industrial Superior (EIS) de Santa Fe, obtuvo la medalla de bronce en la edición XXVII de las Olimpíadas de Matemática del Cono Sur, donde participaron todos los países de Latinoamérica, y que tuvo lugar en Buenos Aires.
Es hijo de una familia de clase media que lo apoya todo en tiempo en lo que quiere hacer. Hoy vive en el barrio costero de Colastiné Norte, donde muchas de sus calles siguen siendo intransitables. Pero eso no es impedimento para estudiar: aprende matemática como autodidacta, sin profesores particulares. Tiene como capital de estudio la buena base que recibió en la Primaria Luján y en el Industrial.

Camino recorrido
El primer paso que debió dar el joven fue la instancia eliminatoria que lo llevó hasta la nacional. Aprobó esta última y accedió a una prueba de selección. Quedó junto con otros tres chicos de la Argentina, y así llegó a participar de la olimpíada. Es decir, integró el equipo nacional que representó al país a nivel sudamericano.
A la medalla de bronce se la dieron a él y a otros alumnos del continente (en base a los parámetros de puntuación del certamen). Eso no le resta mérito ni mucho menos, porque los puntos que obtuvo el alumno del Industrial fueron altos y le alcanzaron para la presea.
El certamen de la olimpíada constó de dos exámenes matemáticos, en dos días consecutivos. “Hubo tres problemas, y cada uno de ellos era distinto del otro: versaban sobre diversas ramas de la matemática como geometría, álgebra, combinatoria, teoría de números, etc. Eran muy complejos, pero todo salió bien”, contó Brugevin a Mirador Provincial.
El nivel más alto de preparación estaba en los alumnos de Perú y Brasil, y luego venía Argentina. “Todo tiene relación con la forma en que se preparan y el apoyo que reciben los alumnos. En esos dos primeros países se nota que los chicos están más adelantados”, contó el adolescente. De todos modos, “nosotros tenemos buena formación, y siempre tuve apoyo en el Industrial”.

Lo que viene
El jueves 12 y viernes 13 de mayo se realizaron en Buenos Aires las instancias selectivas: de allí se elegían los seis mejores alumnos para participar en las Olimpíadas Mundiales que se realizarán en Hong Kong. Y Brugevin participó de esa instancia de selección. Los resultados se conocerán en breve.
En las selectivas participaron chicos de hasta 18 años. Tener más edad puede ser una ventaja, porque la preparación quizás sea mejor. Pero al alumno del Industrial -que tiene 16- esto no lo intimida. “Será más complejo integrar el equipo selecto que saldrá elegido para las mundiales. Será gran una prueba para mí”.

De la infancia a un futuro por construir
"De chico tuve la suerte de que me gustaba la matemática y tenía facilidad con esa ciencia. Y conté además con el apoyo de maestras primarias que me motivaron mucho y que me preparaban bien. Siempre me entusiasmó el desafío de tener un problema complejo, y tratar de solucionarlo. Y cuando llega esa solución, la satisfacción es muy grande, no te imaginás”, cuenta Brugevin.
No pasó mucho camino desde aquella infancia hasta su presente. Con sólo 16 años y dos años y medio por delante para concluir la escuela técnica (está en el 4° año de la Especialidad Electromecánica de la EIS), el adolescente tiene dos certezas: “Primero, que seguiré estudiando. Las matemáticas me fascinan, y quizás siga una ingeniería. Y segundo, que soy chico y que aún tengo mucho tiempo para tomar decisiones”, dijo. Fue como una expresión de sabiduría prematura.

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