Pueblo Marini lucha por no desaparecer

El día después de las inundaciones

El tiempo dio una tregua pero el desastre en varias localidades permanece. Inclusive en algunos casos la situación se encrudece. Pueblo Marini está muy herido. La colonia posee 7.200 hectáreas, de las cuales sólo 200 no están inundadas. De 36 tambos sólo quedaron 6, los productores están quebrados, la población se redujo a casi la mitad de habitantes y hasta la comuna está al borde del cierre. El panorama es desolador.
26-01-2017 | 9:10 |

Durante varios días las calles de Pueblo Marini se mantuvieron así. Ahora el buen tiempo ayuda, pero las napas están saturadas y toda la región tiene campos -y tambos- inundados.
Foto:Gentileza: Rosario Plus.
Rodrigo Pretto
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"Pueblo Marini tiende a desaparecer". La desgarradora frase le corresponde a Gerardo Piombo, presidente comunal de la localidad del departamento Castellanos ubicada a unos 60 kilómetros de Rafaela. De esa forma relata la cruda realidad que atraviesan los 140 habitantes que resisten la embestida del agua. Los últimos días de diciembre marcaron el principio de un momento crítico que hace agonizar a un lugar netamente vinculado al agro.
Hoy Pueblo Marini ha quedado de rodillas. El aluvión de 20 días de intensas lluvias dejó una localidad completa a la deriva. Sin embargo los primeros síntomas antes de llegar a la crítica situación se remontan al mes de abril del 2016. Las precipitaciones de aquel momento estamparon su marca e iniciaron el efecto que, con el paso del tiempo, fue tumbando actores productivos.
En la localidad vivían 255 personas, de las cuales hoy sólo 140 permanecen en el lugar. La actividad económica se centraba en la producción lechera y hasta abril existían en pie 36 tambos. Hoy quedan doce y seis de ellos están al punto de cerrar. La colonia cuenta con un total de 7.200 hectáreas, de las cuales sólo 200 no tienen agua.
Pérdidas completas de las cosechas, mortandad de animales, cierre de establecimientos lecheros, familias enteras sin trabajo y una comuna sin espaldas para, siquiera, sostener a sus empleados. El combo es letal. La agonía se extiende. Y un pueblo que pide a gritos ayuda para no quedar en el olvido.
Abril y diciembre
El escenario había comenzado a dar sus síntomas en abril pasado. El tiempo mostró sus dientes con las abundantes lluvias pero se retiró. Dejó transcurrir algunos meses para volver y golpear con fuerza. Desde el 25 de diciembre hasta la fecha Pueblo Marini recibió un total de 640 milímetros producto de las precipitaciones. "En aquel mes del 2016 comenzó todo este desastre. Pero con las lluvias de fines de diciembre esto terminó por explotar. En navidad cayeron 70 milímetros. La situación, medianamente, era sostenible. Pero a los pocos días el tiempo descargó 150 más que terminaron por tapar absolutamente todo de agua", contó angustiado Piombo.
Este es el sexto año de mandato al frente de la comuna del actual presidente del Ejecutivo y todavía le cuesta creer lo que vive diariamente. El panorama es desolador y ni siquiera son los pueblos vecinos los que se apiadan de quien peor la está pasando. "Ramona y Porteña (Córdoba) hace diez días que nos tiran el agua a Marini. Esto es sálvese quien pueda. Prenden las bombas y nos mandan los caudales a nosotros. Piensan que porque hay 140 habitantes no somos seres humanos. Jamás se preocuparon por hacer obras. Cada lluvia la tenemos que multiplicar por tres porque además de los milímetros que caen recibimos lo que nos envían desde afuera".
De acuerdo a los cálculos que hacen en la comuna, si el tiempo da una tregua y frena las precipitaciones el agua permanecerá durante tres meses estancada sobre Pueblo Marini. Y el ambiente es demasiado complejo para comprenderlo sin vivirlo. "Ya no tengo más ganas de levantarme a la mañana. Cada día se cierra un tambo, cada día hay familias que se quedan sin trabajo", explica con la voz quebrada Piombo.
Una localidad con tracción tambera
Si algo le faltaba a la lechería para quedar en coma era que el agua profundice la crisis. Los sobrevivientes están con respirador artificial y comienzan a hacer malabares para aguantar la embestida. El motor de Marini fueron históricamente los tambos. "Otra cosa no tenemos", grafican desde la comuna.
Según los números brindados, antes de las inundaciones de abril del año pasado, en la colonia existían 36 establecimientos productivos. La falta de políticas para alentar la actividad, sumado a las inclemencias del tiempo, fueron dejando en el camino a los productores a tal punto que hasta diciembre habían resistido sólo 12. Pero los 16 días catastróficos vividos a fin de 2016 y principios de 2017 agravaron la situación dejando a seis nuevos productores a punto de cerrar sus puertas.
"Esto queda desierto. La gente vive del tambo y el cierre de muchos implica que varias familias quedan sin trabajo. Esta es la realidad que atravesamos hoy. Para explicar un poco la situación de los tambos que todavía están en pie, un establecimiento que supo ordeñar diariamente 4.000 litros, actualmente saca sólo 1.000. O sea que si antes había que remarla para continuar produciendo, imagínense ahora", precisó el presidente comunal con resignación.


Dejar parte de la historia

En Pueblo Marini vivían en total 255 habitantes. Pero el temporal que viene golpeando a la región desde abril pasado arrasó, incluso, con el número de personas que hoy resisten. "Actualmente hay 140 personas", sostuvo Piombo. Es que el cierre de los tambos dejó a varias familias sin trabajo y los viejos establecimientos se transformaron en "taperas".
Según explicaron desde la comuna, la Provincia gira $54.000 de coparticipación, un monto que no alcanza para afrontar los $78.000 mensuales que tiene el Ejecutivo en gasto de personal. "Así no puedo ir adelante", se lamentó la máxima autoridad.
El impacto fue expansivo y no le pegó únicamente de lleno a productores lecheros. Es que, lógicamente, los cultivos tuvieron pérdidas de magnitud. Las pocas cosechas que lograron levantarse alcanzaron sólo para cubrir gastos de campaña. Y actualmente las pérdidas fueron totales. "Si los productores no pueden levantar lo que siembran, cómo van a hacer para pagar la tasa a la comuna", se preguntaron desde el Ejecutivo de Pueblo Marini.
La colonia tiene un total de 7.200 hectáreas y de acuerdo a un cálculo hecho en la localidad, "sólo quedan 200 sin agua". Las variantes de los terrenos encuentran diferentes estados de las tierras. Las superficies más altas se encuentran 30 centímetros bajo los niveles de agua, mientras que las más bajas están tapadas un metro y medio. Y el panorama es tan amenazante que hasta se teme con el cierre del propio gobierno local. Por eso Piombo, con desesperación, reclama abatido ayuda de Provincia. Es que los cultivos fueron arrasados. Los propietarios de campos que tenían tierras arrendadas ya no cobrarán los valores iniciales. Inquilinos comenzaron a desprenderse de hectáreas que quedarán improductivas por largo tiempo. Y los tambos que ya le pusieron candado a sus tranqueras quedarán en la historia. El tiempo castiga.
"Somos una localidad donde el productor con su abono de tasa por hectárea mantiene Pueblo Marini. Ahora, sin producción alguna, cómo hago para sostener la situación. Están todos en quiebra", sostuvo Piombo.
A mediados del mes de enero el presidente comunal tomó la decisión de levantar una barrera de contención que, sumado a las bombas extractoras, detenga el avance del agua que ya se había estancado dentro de las viviendas. Tras levantar el "muro", la situación de en los domicilios se normalizó. "Ahora se puede vivir de forma un poco más humana", deslizó.
La narración de Piombo se vuelve desgarradora a medida que detalla el estado de la localidad que preside hace más de cinco años. "La gente ya no tiene para vivir. Los productores perdieron todo. Ya no sé cómo voy a hacer para sostener la comuna. Hay una cooperativa que se encarga de hacer trabajos rurales que ya no tiene más trabajo. Pueblo Marini tiende a desaparecer", sentenció.


¿Buenos vecinos?

Pueblo Marini no sólo sufrió la embestida climática. Localidades vecinas no midieron las consecuencias a la hora de desagotar sus cascos urbanos y enviaron los caudales aguas abajo. El daño de las fuertes precipitaciones se duplicó y transformó en caos a la pequeña localidad. "Les pido que no se olviden que estamos atrás de ellos. Cada vez que llueven 500 milímetros los tenemos que multiplicar por tres porque nos mandan el agua a nosotros desde Ramona, Fidela y Porteña (Córdoba)", se quejó el presidente comunal.
Según denunció, Ramona posee un canal que "hace dos décadas no tiene mantenimiento" y actualmente se encuentra completamente anegado. Algo similar ocurre en Porteña, que "jamás hizo una obra". Piombo volvió a cargar contra funcionarios que comandan los pueblos vecinos y aseguró que se escudan en que el agua escurre de sus centros urbanos y llega por pendiente natural. "Nos revientan. Hace 10 días que nos tiran agua. Ramona pone bombas las 24 horas para salvarse y nos terminan invadiendo a nosotros. Somos 140 personas, pero al igual que ellos somos seres humanos", se despachó.


Una mano política

El caso de Pueblo Marini fue uno de los tantos que se repite a lo largo y ancho de la bota santafesina. Pero la repercusión de la situación penetró en diferentes esferas políticas. El gobierno provincial, mediante sus diferentes dependencias, tuvo un acercamiento y le dio una mano económica al presidente comunal.
El diputado provincial del Frente Progresista Cívico y Social Omar Martínez fue uno de los que se hizo presente para extenderle una ayuda. Nicolás Mijich, director provincial de Coordinación de Comité de Cuenca del Gobierno de Santa Fe, Marcos Escajadillo, jefe de Protección Civil de la provincia, y Pedro Morini, ministro de Lechería, también pisaron tierras de Marini con el objetivo de brindar algunas soluciones inmediatas ante el desastre.
"El gobierno santafesino nos envió entre $300.000 y $400.000. Es importante, pero les pedí que la ayuda sea extendida a lo largo de 6 meses y no por una única vez. Solicité un aumento de coparticipación durante un semestre, aunque sea, para no cerrar las puertas. Debe haber un acompañamiento en el tiempo, y eso deseamos", concluyó Piombo.



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