Entrevista a Mario Negri

“Aspiro a que el candidato a gobernador de Cambiemos sea del radicalismo”

El titular del interbloque de diputados nacionales de Cambiemos consideró que seguir hablando de la coalición que debería integrar la UCR en Santa Fe es “llegar dos años tarde al debate”. Dijo que no desperdiciaría “ni un minuto” en responder los “agravios” de Carlos Fascendini. Habló sobre el contexto nacional, y sostuvo que la inflación “es la asignatura pendiente de la política argentina”.
21-05-2018 | 19:51 |

Réplica. “Creo que la Argentina merece un debate de ideas mucho más serio y profundo que eso”, dijo el dirigente, frente a los dichos de Fascendini.
Foto:Archivo.
Ivana Fux
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El presidente del interbloque de Cambiemos en la Cámara de Diputados de la Nación, Mario Negri, lamentó las declaraciones del vicegobernador Carlos Fascendini, quien trató de “travesti político” al presidente de la UCR nacional, Alfredo Cornejo, por haberle recomendado a los radicales de Santa Fe integrar Cambiemos en las elecciones provinciales del año que viene. “Hay que cuidar a lengua en política”, recomendó. En diálogo con Mirador Provincial, habló sobre las expectativas electorales que posee la coalición en Santa Fe, sobre la inflación como problema no resuelto en el país y sobre el rol de la UCR en el frente nacional.

— ¿Lo sorprendió la reacción del vicegobernador Carlos Fascendini con sus dichos sobre Cornejo?
— No gasto ni un minuto frente a las responsabilidades y el tiempo que vive la Argentina para responder agravios de ese calibre. Creo que la Argentina merece un debate de ideas mucho más serio y profundo que eso. Quizá para él son dichos afortunados, pero no me detengo ni un segundo sobre eso frente a las responsabilidades y a lo que la sociedad le está demandando a la política. Cada uno es responsable de sus dichos. A Fascendini lo conozco; me cuesta creer que haya dicho eso. Mis oídos y ojos no se detienen ni un segundo para escuchar o leer de un dirigente político consideraciones de este tipo.

— ¿Coincide con Cornejo respecto de que los radicales de Santa Fe deberían dar ese paso definitivamente a Cambiemos en 2019?
— Para mí hablar de eso es como llegar a un debate dos años atrasados porque el radicalismo ya decidió en Gualeguaychú integrar Cambiemos y es un partido nacional. Puede haber gente como hubo en ese debate que tuvo expresiones diferentes, pero democráticamente se resolvió así y se tomó esa decisión. No sabía que había un lugar tan lento para terminar de saldar un debate de este tipo como es Santa Fe.

— ¿Fue un proceso lento o la UCR de Santa Fe se apartó de esa determinación nacional?
— Bueno, hay algunos radicales que integran el gobierno provincial, pero a nivel nacional el radicalismo de Santa Fe integra la conducción del partido; hasta ha tenido un presidente que era de esta ciudad. Los diputados radicales nacionales por Santa Fe integran Cambiemos. Yo creo que es una situación que el radicalismo ya la tiene sincerada; se podrá compartir o no compartir, pero es un desperdicio de energías seguir en esa discusión sobre algo que ya está resuelto. Podrá gustarle a algunos y a otros no; el valor más importante de la política es la libertad. Nadie obliga a nadie, pero obviamente que en lo institucional hay un sistema de organicidad democrática... A lo único que no podemos llevar a la política que de por sí está en crisis es a la anarquía.

— ¿En las elecciones de 2019 el candidato a gobernador por Cambiemos debería ser radical?

— Yo aspiro dentro de la coalición a que sea del radicalismo. Pero de ninguna manera el orden de prioridades va a ser romper Cambiemos por discutir un candidato. Obviamente que aspiro a eso. Creo que el radicalismo de Santa Fe tiene territorialidad, historia y gente en condiciones para ser candidato. También lo tendrá la gente del Pro, pero es parte del juego legítimo dentro de la coalición. Creo que Cambiemos debe buscar fortalecerse en el debate y ser un espacio que ofrezca una alternativa de cambio, como ocurre en la democracia. No tiene porqué ser traumático eso.

— ¿Santa Fe es una de los territorios codiciados por Cambiemos?
— Es una provincia que cualquier fuerza política aspiraría a gobernar. Es como Córdoba. Son provincias por demás de significativas no sólo política y estratégicamente, sino productivamente. No tenga ninguna duda de que si yo estuviera en un lugar para tomar una decisión de ese tipo a nivel nacional aspiraría a que Santa Fe la gobierne Cambiemos.

— ¿El candidato deberá salir de primarias o de un acuerdo político?
— Yo no le tengo miedo a las primarias. Santa Fe tiene primaria obligatorias. Eso no es óbice para que haya una lista de acuerdo. De cualquier forma yo no tengo que dar recetas a los santafesinos.

— ¿Qué opina sobre un espacio político común que podría constituirse a nivel nacional con socialistas, radicales y peronistas?
— No quiero ser injusto con mis valoraciones como creo que no deberían ser injustos aquellos a quienes les incomoda que el radicalismo constituya Cambiemos. He escuchado algunas palabras de gente que yo quiero y respeto mucho, que en honor a la historia del propio socialismo y de los amigos que tengo, preferiría no haberlas leído, porque la política siempre es una oportunidad para dialogar, encontrar acuerdos y consensos. Si a uno se le dispara la lengua, mejor no abrir la boca. Yo estoy acostumbrado a controlar la lengua. Es un consejo saludable en la política.

— ¿Considera que el país atravesó ya su momento de turbulencia?
— La Argentina hace muchos años que viene y que no está como para tener esos ataques de euforia que se confunden con triunfalismo, ni tampoco para estar yendo al otro día al siquiatra o al psicólogo. Es un país que viene con dificultades y algunas son estructurales y recurrentes. Acompañan los últimos sesenta años de la Argentina. Uno de ellos es la inflación. La política argentina debe considerar como una derrota no haber encontrado un acuerdo mínimo para poder combatir la inflación. Desgraciadamente seguimos integrando la trilogía de países con mayor inflación en el mundo y ello atenta contra la pobreza. La inflación le ha hecho goles al radicalismo, al peronismo, a todas las fuerzas políticas y a todos los gobiernos. Es más, con la inflación desgraciadamente se han ido gobiernos y con la inflación otros han hecho campañas políticas y llegaron al poder. Me parece que la política argentina tiene una asignatura pendiente con eso. No importa quién esté gobernando. Porque si usted no tiene un proceso de estabilización de la inflación, además del deterioro del salario, lo pone fuera del rumbo, fuera de un esquema de competitividad, juega en favor de la pobreza... Entonces que la inflación sea parte de la competencia electoral, lo único que hace es patear para adelante el problema.

— ¿Considera que hay sectores que hoy utilizan la inflación con fines electorales?
— Hay de todo. La miseria existe en todas partes. En general, y cuéntenos a nosotros entre ellos, la política no tendría que estar aplaudiendo por esto. Tenemos que hacernos cargo de un proceso histórico, al igual que del déficit fiscal que no es ni de izquierda ni de derecha. Es malo. Y tenemos una cultura en la Argentina que ha tenido una fuerte tendencia hacia el consumo cosa que no está mal, pero no ha tenido la misma velocidad para encontrar un proceso de producción que lo compense. Gastamos hace mucho bastante más de lo que nos ingresa. De esa responsabilidad mínima nadie puede escapar. Nos timbeamos o rifamos los mejores años del crecimiento durante el kirchnerismo. Hay que tener cierto pudor primero porque nadie es dueño de la verdad; y segundo, porque es necesario tener legitimidad en la crítica haciendo también autocrítica.

— ¿Hubiese preferido que el presidente no recurriese al FMI?
— El Fondo se equivocó feo durante mucho tiempo, pero la Argentina es su socia también. Lo que pasa es que en los últimos doce años se convirtió en parte del relato político. Se construía un discurso en contra del Fondo y por detrás iban y le pedían plata a Chávez al 14% cuando el Fondo financiaba al 4%. No es un problema ideológico; tiene que ser una decisión que tomemos sabiendo cuáles son las limitaciones que se ponen y qué aceptamos.

— ¿Está conforme con el lugar que la UCR está ocupando en Cambiemos?

— Siempre es dinámico. Fui el primero en sostener que éramos una coalición parlamentaria; a algunos no le gustaba. Fue muy discutido. Buceamos otras posibilidades. Yo fui uno de los que promoví la conformación de UNEN. Pero eso no se convertía en una alternativa. Y si no se hubiese armado Cambiemos, hoy estaría gobernando el kirchnerismo o Daniel Scioli. Estaríamos en el fondo del mar, no aislados. Eso sin hablar de lo que fue el deterioro de la ley y la República. Yo fui uno de los últimos en llegar; no me imaginaba que iba a pasar, pero pasó, y en política lo que uno tiene que hacer es hacerse cargo. Ya estamos en una etapa de madurez donde no alcanza con que te quieran correr con el discurso. No hay dueños de la representación social en la Argentina más equilibrada y otros que sean los vendepatria. Eso es muy endogámico; hay que levantar la mirada.

“Creo que el radicalismo de Santa Fe tiene territorialidad, historia y gente en condiciones para ser candidato. También lo tendrá la gente del Pro, pero es parte del juego legítimo dentro de la coalición”.

“Gastamos hace mucho bastante más de lo que nos ingresa. De esa responsabilidad mínima nadie puede escapar. Nos timbeamos o rifamos los mejores años del crecimiento durante el kirchnerismo”.

“Con la inflación desgraciadamente se han ido gobiernos y con la inflación otros han hecho campañas políticas y llegaron al poder. Me parece que la política argentina tiene una asignatura pendiente con eso”.



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