Un referente del Yachting

De Entre Ríos al mundo

Con el título mundial de optimist conseguido a los 15 años, el paranaense Agustín Krevisky estampó su nombre en la historia del deporte argentino, junto a los máximos consagrados de la vela. Hoy, el nauta continúa vigente y pese a ser amateur, se entrena con gran profesionalismo. Actualmente se ubica en la vanguardia de la clase F18 del país y en octubre, será parte de la Copa del Mundo en Estados Unidos.
17-09-2018 | 18:32 |

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Entre autos y motos de la empresa de su familia, Agustín Krevisky transita su rutina diaria en Paraná, entrenándose en Buenos Aires los fines de semana. Foto: Gentileza Matías Capizzano


Gabriel Baldi

Para Agustín Krevisky, no hay obstáculos en el agua. La sintonía entre la pasión y el compromiso por el yachting lo supo llevar muy lejos a lo largo de su carrera y hoy, es una eminencia a nivel nacional.

El paranaense comenzó a navegar a los 8 años y a los 15 se consagró campeón mundial en la clase optimist, en Grecia. Navegó hasta los 18, después fue papá y tuvo un impasse. Es que viajar era una complicación.

Sin embargo, el representante del Club Náutico Paraná no mermó en su entrenamiento y compitió con los veleros cabinados.

Ya más cerca de este entonces, con sus hijos más grandes, volvió a la carga con todo. A partir de 2009 se aferró a la clase F18 en Buenos Aires y con el correr del tiempo fue tomándose el deporte cada vez con mayor seriedad. Como ocurre habitualmente, fue de menor a mayor. En principio usaba el barco solo para divertirse pero luego, los resultados logrados lo llevaron a entrenarse aún con más compromiso.

En los últimos años, Krevisky obtuvo junto a Eduardo López Segura el San Isidro Labrador, el Campeonato Argentino, entre otros certámenes de renombre. Ahora, con el bonaerense Juan Martín Benítez como tripulante, el entrerriano ya ganó el Metropolitano y anhela ir por más. En la actualidad, el paranaense se encuentra en plena preparación para competir en Sarasota, Florida, Estados Unidos, en el marco de la Copa del Mundo de la clase F18 que se llevará a cabo del 12 al 19 de octubre.

-¿Cómo te preparás siendo amateur, para un Campeonato Mundial tan profesional como el que vas a afrontar?

-Hemos entrenado con muy buen viento así que llegamos bien, pero sinceramente no sé y es difícil poder saber cómo nos irá. Tenemos claro que dimos lo mejor de nosotros en cada entrenamiento, pero cada Mundial es diferente. Los competidores van variando. De todas maneras, el nivel con el que nos vamos a encontrar será muy elevado porque habrá varias embarcaciones olímpicas. Pero lo importante es hacer un buen papel y que nos podamos volver conformes con el resultado y el rendimiento que tengamos. Quizás me intriga un poco saber cómo voy a salir parado respecto al nivel de los nautas de afuera.

En un torneo de estas características hay que conocer muy bien el lugar en el que mantendremos las regatas. Es necesario hallarse bien con la cancha y saber sus secretos. Pese a que esta competencia se da en mar, el Sarasota Yacht Club se encuentra en una bahía y aunque no me guste mucho la idea, porque hubiese preferido correr en mar abierto, hasta que no llegue y vea como es el lugar, no voy a poder saberlo.

Nuestra preparación mientras tanto continúa. Llegamos con un buen año, entrenándonos intensamente. Venimos de ganar el Metropolitano en el Club Universitario de Buenos Aires y ahora se viene el Campeonato Argentino de F18, que se junta con la tradicional Semana de Buenos Aires y al concluir este certamen, partimos hacia Norteamérica.

Este mundial para mi va a ser especial. En la Clase F18 corro desde 2009 pero por distintos compromisos que tuve nunca llegué a competir en una Copa del Mundo afuera y siempre me quedé con las ganas de medirme ahí ante el resto. En 2016 competí en un Mundial que se disputó acá en Argentina y me fue bien, aunque el torneo no tuvo a los europeos ni a los norteamericanos. Hubo más bien presencia sudamericana.

-¿Por qué es necesario que entrenes en Buenos Aires?

-Cuando uno sale a navegar y no ve la costa del lado de enfrente, se están dando las condiciones ideales para navegar. En Paraná uno sale a navegar y tiene la costa opuesta muy cerca, entonces eso genera que el viento venga con borneos y que no se desarrolle oleaje. Acá en la capital entrerriana la condición óptima es cuando el viento aparece desde el Oeste, es decir, cuando viene en contra de la corriente. El viento ahí llega bastante limpio y tiene mucha cancha. Muchas veces lo que hago es irme a navegar río arriba, para la zona de Villa Urquiza y engacho el Sur, que viene abierto y me brinda la oportunidad de que no me quede corto y agarre mucha velocidad.

En el río de La Plata, si entra viento hay olas y eso hace que el deporte sea más técnico. Es lo más parecido a entrenarse en el mar. Eso hace que la competencia sea más difícil y brinde un mayor nivel. Entonces, muchas veces para un extranjero navegar en Argentina es más fácil que para un argentino hacerlo en el exterior.

-¿Tenés vínculo con los nautas consagrados a nivel olímpico?

-Sí, el ambiente es chico y todos nos conocemos. Es toda gente muy abierta, siempre dispuesta a colaborar. Si bien ellos son profesionales y yo amateur, el vínculo que existe es muy bueno. Lo mío es ciento por ciento a pulmón. Para mí muchas veces es duro tener que irme a entrenar a Buenos Aires, pero ellos, deben irse del país e instalarse en Europa. No es fácil. Solemos estar en contacto y consultarnos distintas cosas del deporte.

-En declaraciones posteriores a la medalla dorada conseguida en Río 2016, Santiago Lange hizo referencia a que disfruta “leer el viento”. ¿A qué hace referencia un nauta con esa expresión?

-Cuando uno mira en el agua, a lo lejos, observa algunas partes más oscuras y otras más claras que se identifican cuando viene viento. Entonces uno puede ir anticipándose al lugar para tomar esa ráfaga que ve en el agua. Pero para llegar a eso, hay que obtener una suma de factores, como el dominio del barco, velocidad o la sensibilidad para alcanzar lo más rápido posible eso que uno llegó a ver en el agua. A veces, se puede acertar y otras no. En las largadas, en muchas ocasiones algunos van para un lado y otros hacia otra parte. Además, hay que tratar de que los que van adelante no le quiten el viento a uno, entonces hay que ir para el lado equivocado para poder agarrar lo mejor más adelante. Son situaciones que hay que atravesar para alcanzar el mejor resultado.

-¿Qué precisa el yachting para poder tener más llegada a la gente?

-En líneas generales es un deporte abierto. El acceso a los clubes náuticos es como a cualquier otra entidad y para iniciarse en una disciplina no es necesario empezar por comprar una embarcación.

Y después, es como correr en karting o en bicicleta, donde hay que comprar lo indispensable. La diferencia es que el barco no tiene un costo de mantenimiento por decirlo de algún modo, como nafta o cubiertas en otros deportes.

Yendo al caso de la clase F18, que es la categoría donde me encuentro, puedo decir que es una categoría que recién se está armando en nuestro país. Tal vez sea algo cara porque todavía no se fabrican este tipo de barcos en Argentina, entonces la clase demora más en explotar. Después, si bien ahora la disciplina a vela se ha modernizado mucho a raíz de la tecnología, con cámaras arriba de los barcos y demás, este es un deporte difícil de transmitir, la difusión resulta complicada, entonces fuera del ambiente muchas veces es difícil que un deportista sea conocido, por ejemplo.

Creo también que el deporte a vela irá creciendo mucho a nivel mundial porque ahora se están desarrollando una gran cantidad de embarcaciones con foil, que es la quilla que va debajo de la tabla, lo que hace que con muy poco viento uno pueda levantar una velocidad impensada.

-¿Hay potencial en el deporte a vela en Entre Ríos?

-Me llegan comentarios, pero últimamente no he podido presenciar muchas regatas los fines de semana porque estoy entrenando. Sin embargo, creo que en el deporte potencial tenemos todos, pero el nivel se logra con las horas de entrenamiento.

En Paraná no siempre hay viento en el río, pero a diferencia de otras ciudades tenemos el río muy cerca y eso tenemos que saber aprovecharlo.

Su otra pasión

Agustín Krevisky es un apasionado por los deportes en general. Admite ser fanático del entrenamiento y da cuenta de su amor incondicional por el tenis. “La verdad me entreno mucho. Soy loco por el tenis. Todos los días a la siesta jugamos con Eduardo Tello y la verdad, es un deporte que disfruto y me apasiona tanto como la náutica”.

En vacaciones, a entrenar

Los últimos veranos de su vida, Agustín disfrutó del verano en Uruguay aunque dedicó su tiempo libre para continuar entrenándose. “Le enseñé a navegar a mi novia y con ella nos pasamos mucho tiempo arriba del barco aprendiendo. Al volver de las vacaciones, siempre sentía que había progresado y tenía mejor nivel. Lo aprovechaba mucho”, contó.
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