Alejandro Vaccaro, presidente de la SADE

“Lamentablemente, el trabajo del escritor está muy vapuleado”

El titular de la entidad fundada hace 90 años y que agrupa a unos 6.500 escritores en todo el país, visitó Paraná para participar en la Feria del Libro y brindar una charla sobre la obra de Jorge Luis Borges, de la cual es estudioso. “Somos una institución eminentemente federal”, aseveró el directivo.
16-11-2018 | 19:08 |

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“La nuestra es una entidad eminentemente federal. Estamos en todas las provincias y la integran unos 6.500 escritores en todo el país”, dice el directivo. Foto: Gustavo Cabral


Carlos Marín
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No es habitual que un presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) visite Entre Ríos. De hecho algún memorioso deberá hurgar en la memoria varias décadas hacia atrás para hallar algún antecedente similar.

Sin embargo ese extenso e innecesario paréntesis acaba de cerrarse con la visita de Alejandro Vaccaro, actual titular de la entidad gremial que este jueves 8 de noviembre celebró los 90 años de su creación.

Vaccaro es contador. Pero desde su infancia es un voraz lector, algo que reconoce como una pasión esencial en su existencia y que lo llevó a devenir, casi sin proponérselo, en un estudioso de la obra y la vida de Jorge Luis Borges.

Visitó Paraná para participar en la Feria del Libro. Invitado por la organización y por la SADE Entre Ríos - Filial Paraná, brindó una charla sobre el autor de “El Aleph”, a quien estudia desde hace cinco décadas y sobre quien ha publicado libros y disertado en distintas partes del mundo. “Borges es sin duda nuestro principal escritor y el argentino de mayor trascendencia internacional”, remarca el investigador. “Borges falleció hace ya 32 años y sin embargo su prestigio crece continuamente gracias a que nos legó una obra literaria seria y compacta. Actualmente se lo aborda desde distintas disciplinas: física, teología, matemática. Ha dejado una impronta tal que, digo a veces, nos legó trabajo para 300 años. Uno lee y relee sus textos y siempre aparecen cosas nuevas”.
En la Argentina se dice que Gardel “cada día canta mejor”. Vaccaro cree que “lo mismo es cierto, en el terreno de la literatura, con Borges: para mí cada día escribe mejor”, asevera. A punto de cumplir una década al frente de la SADE, compartió con Mirador Entre Ríos un balance de su gestión y brindó claves para pensar la tarea que desarrolla y proyectarla al futuro.

“Asumí en 2008. En un momento en el cual había deudas muy importantes. Era una situación muy complicada en lo institucional y no había recursos para afrontarla. El edificio más importante propiedad de SADE estaba embargado. Sin embargo en ningún momento se planteó desprendernos de ese patrimonio”, planteó en el inicio del encuentro.

– ¿Cómo se logró sobrellevar la difícil situación institucional en que estaba la SADE al inicio de su gestión?

– Luego de numerosas gestiones pudimos obtener los recursos para cancelar deudas que había y saneamos la economía de SADE. Hoy somos una institución pobre, vivimos al día. Pero afrontamos nuestros compromisos y no tenemos problemas graves ni acuciantes. Es obvio que vivimos en Argentina y compartimos los problemas de la mayoría.

Salvando Ausencias

– ¿Cuál es la presencia efectiva de SADE en las provincias?

– La nuestra es una entidad eminentemente federal. Hay algo más de 70 filiales en todo el país. Estamos en todas las provincias; en muchas de ellas en varias ciudades. Cada filial cuenta con un número de asociados que oscila entre 30 y 200 socios. Actualmente unos 6.500 escritores en todo el país son miembros de la entidad.

– Han pasado décadas desde la anterior visita de un dirigente de su nivel dentro de la SADE a Paraná. ¿A qué lo atribuye? ¿Cuál es el vínculo con la provincia?

– En primer lugar quiero resaltar la encomiable labor de Marta Pimentel (actual presidenta de la SADE Entre Ríos - Filial Paraná). Y después destacar que el nuestro es, en un sentido, un trabajo ingrato. Por lo general las Comisiones Directivas están integradas por muchas personas. Pero las que efectivamente trabajan son muy pocas. Y el presidente es el que carga con la mayor responsabilidad; tiene que llevar la mochila más pesada. Por lo tanto valoro mucho la tarea de Marta y muchos presidentes de otras filiales –como la Concepción del Uruguay– que deben hacerse cargo de trabajo que es ad honorem. En cuanto la ausencia prolongada, quiero explicar algo: quienes conducimos la entidad no sólo no percibimos retribución por lo que hacemos, sino que generalmente ponemos dinero para sostener las actividades que desarrollamos en el marco de la función. Como dije, es una entidad pobre, austera, que tiene normalizada su vida económica. Por lo menos hasta ahora. Esa es la prioridad y en ese marco nos manejamos.

“Nuestro eje principal es dignificar la tarea del escritor. Y en este momento nos hallamos frente a varios problemas. Uno de ellos es el avance de las tecnologías ligadas a las redes informáticas y la Internet, lo cual plantea la violación permanente de los derechos de autor”.
Alejandro Vaccaro, presidente de la SADE


Perspectivas gremiales 

– En relación a esta vinculación con las filiales y desde lo gremial ¿cuál es el panorama y las prioridades para la gestión?

– Nuestro objetivo central es dignificar la tarea del escritor. Este trabajo que hacemos está, lamentablemente, muy vapuleado. Mucha gente está convencida de que el escritor trabaja en sus textos y sus obras como un hobby, como si fuera un deporte o a veces una terapia. Claro que hay de todo, pero repito que nuestro eje principal es dignificar la tarea del escritor. Y en este momento nos hallamos frente a varios problemas. Uno de ellos es el avance de las tecnologías ligadas a las redes informáticas y la Internet, lo cual plantea la violación permanente de los derechos de autor. A través de las redes se difunden textos literarios sin pagar un centavo a sus autores. En relación a este punto se está comenzando a trabajar a nivel internacional. Hace un mes el Parlamento Europeo aprobó una ley por la cual le da responsabilidad a las plataformas de Internet por los contenidos que suben.

– ¿Es factible que esto pueda implementarse en la Argentina?

– En nuestro país eso aún no sucede. Es más, diría que pasa todo lo contrario. Hay un proyecto de ley, elevado por los diputados (Federico) Pinedo y (Eduardo) Fellner, que exime de responsabilidad a las plataformas de Internet. Esa iniciativa cuenta con media sanción en la Cámara de Senadores. Hemos conversado con estos legisladores por este tema y ellos se han comprometido a estudiarlo. Hay un compromiso político de no avanzar en esta cuestión que es una de nuestras grandes preocupaciones porque se trata de defender el derecho de autor. Tal como lo hacen otras entidades como Sadaic o Argentores con sus asociados.

Proyección

– ¿Cómo recordará la SADE los 90 años de vida institucional?

– La SADE se fundó el 8 de noviembre de 1928. Su primer presidente fue Leopoldo Lugones y la primera comisión directiva la integraban, entre otros, Arturo Capdevila, Enrique Banchs, Carlos Mastronardi, Horacio Quiroga, y Jorge Luis Borges, todos jóvenes entonces. Nueve décadas pasaron. Tuvimos momentos muy luminosos y también períodos de oscuridad y tristeza. Pero somos una institución viva, pujante. Y para un país joven como el nuestro, que tiene apenas poco más de 200 años, creo que cumplir 90 no es poco.

Se organizó para este aniversario el 10º Congreso Argentino de Escritores de la SADE, donde alrededor de 250 escritores de todo el país confluirán para debatir un temario con seis puntos centrales. Entre ellos la literatura a la luz de las nuevas tecnologías y sobre aspectos estéticos de las obras literarias en este comienzo del tercer milenio.

– ¿Qué proyectos espera desarrollar y cuáles son prioridad?

– Existen varios. Uno de ellos es concretar el Museo de la Literatura Argentina. Pensamos hacerlo en una propiedad que la sociedad posee en la calle México, en la Ciudad de Buenos Aires. La SADE cuenta en su acervo con unos 2.000 manuscritos de escritores del siglo XIX y del siglo XX; y políticos del siglo XIX que también devinieron en escritores; entre ellos Sarmiento, Alberdi, Echeverría. Creemos que hay una deuda que tenemos con la sociedad argentina en cuanto a que no existe un lugar en el cual los jóvenes puedan observar el trabajo de personalidades que legaron para esta época una obra literaria de primera magnitud como los que cité, a los que agrego Borges, Bioy Casares, Silvina Ocampo entre tantos más.

También tenemos un proyecto de hacer una Universidad de Letras, la universidad de la SADE. Allí queremos poner el acento en la literatura argentina y en nuestra lengua. Sin descuidar por supuesto los grandes hitos de la literatura universal. En el país hay 98 carreras en este campo. Hemos hecho un estudio de la oferta disponible y detectamos que existe un área de vacancia. La intención es generar un espacio para formar en profundidad en este campo, con un plan que ofrece la Tecnicatura, la Licenciatura –en cinco años– y el Doctorado –como instancia de posgrado–. Algo especial que queremos dar a este trayecto formativo es incentivar la creatividad en los jóvenes, que muchas veces es anulada.

Fervor borgeano

– ¿Qué disparó su interés por Borges y su obra?

– Fue algo involuntario. Nunca me propuse llegar a este punto. Cuando era muy joven era un voraz lector. Tenía grupos de amigos en los cuales hablábamos permanentemente de libros y literatura. Mi carrera profesional –soy contador público– me hizo vivir una pelea permanente entre lo que tenía que leer para la facultad y lo que quería porque me gustaba. Siempre, por suerte, ganó la literatura. En los años 70, leímos a Borges. Me pareció un escritor distinto. Un escritor trascendente. Estaba a la vista que no era más de lo mismo. Así ingresé en un camino desconocido de modo totalmente involuntario. Me enteré que en los años 20 del siglo pasado había publicado tres libros que no había querido reeditar –“El tamaño de mi esperanza”, “El idioma de los argentinos” e “Inquisiciones”– y me propuse conseguirlos porque pensé que en ellos podía hallar claves literarias que me permitieran aclarar por qué él renegaba de la paternidad de esos textos. Así entré en un mundo que desconocía, el del librero anticuario. Me visualizaron como un comprador de trabajos de Borges y eso me llevó a conformar la colección que tengo por lo cual digo que soy afortunado. El destino me eligió para trabajar sobre esto. Y he logrado reunir una colección de cerca de 25 mil piezas. Se compone de manuscritos, libros, revistas, publicaciones, recortes, fotografías y objetos, entre otros materiales.

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