Belén Fedullo
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El Huanglongbing (HLB o Dragón amarillo) es un agente infeccioso que ataca a los árboles y hace que produzcan fruta amarga y con anomalías en su tamaño y forma. Esta enfermedad milenaria —se conoce en China desde 1870— hasta el momento no tiene cura y amenaza a la citricultura argentina. La enfermedad se propaga de manera rápida a través de un vector, el psílido Diaphorina citri, que se transmite desde árboles enfermos a árboles sanos y eso se refleja en una disminución productiva entre 5 y 8 años en las plantas infectadas.

La Asociación de Citricultores de Concordia (ACC) trabaja, desde hace un tiempo, en la prevención de la enfermedad para mantener la producción del noreste entrerriano. Una de las principales medidas consiste en articular las labores de monitoreo con los productores de las áreas de Concordia, Federación y el resto de la provincia. Ahora también suman salidas a los barrios para concienciar a los propietarios de plantas domiciliarias.

Operativos preventivos

Los trabajos de contacto con los vecinos de barrios concordienses empezaron este verano. La idea fue recorrer casas para brindar información y llevar datos sobre el HLB a quienes tienen plantas cítricas, además de dar indicaciones para el cuidado y mantenimiento de los árboles.

El ingeniero Juan Verliac, técnico de la ACC, contó a Mirador Entre Ríos: “Nosotros tenemos una situación actual compleja, que vimos en las detecciones de enero de plantas enfermas en el departamento Federación, más precisamente en Villa del Rosario. Sobre eso se están haciendo recorridas de plantas que estén a mil metros alrededor de esas que dieron positivo y hasta el momento se han tomado muestras tanto del insecto vector como de vegetales con resultados negativos, pero estamos expectantes porque la epidemiología de la enfermedad va por el camino esperado y sabemos que vamos a encontrar más casos”, y comentó que en Concordia continúan con “la búsqueda permanente de sintomatología sospechosa y captura de insecto vector para ver su estado sanitario, si tiene o no tiene la enfermedad. Hasta el momento seguimos sin encontrarla así que estamos más comprometidos buscando resultados”.

Según el profesional existe una deuda pendiente con los controles en el tránsito vegetal por la Ruta nº14, que es el corazón del transporte de cítricos. Allí resulta imprescindible cortar el tráfico de fruta y de material vegetal desde el norte hacia la provincia, porque el vector transmisor ha avanzado en Misiones y el norte de Corrientes.

Acerca del trabajo en campo, con las acciones en las casas de familia, Verliac señaló: “En Concordia estamos trabajando en la ciudad propiamente dicha. Terminamos la semana pasada el barrio Monseñor Rösch y fue todo muy bueno porque la gente entendió de qué se trataba y cuál es la importancia de conocer. En las charlas pudimos comentar de qué se trataba y qué podía pasar y la verdad es que todos tienen la citricultura muy cercana y entienden la peligrosidad de perder fuentes laborales para la ciudad”.

Visitas

Los representantes de la ACC visitaron alrededor de 800 casas del barrio Rösch y allí encontraron 90 que tienen cítricos. “Se pudo hablar con el vecino y contarle la peligrosidad de la enfermedad y la importancia de que ellos sepan que cuentan con la asociación, que trabaja con el municipio, SENASA e INTA para sacarles cualquier duda y, ante cualquier eventualidad, ayudarlos a resolver el problema”, mencionó.

Según el relevamiento de quienes pudieron hablar con los concordienses, un 60% de las personas tenía alguna idea sobre la enfermedad. “La campaña de difusión que hemos hecho todo el año pasado, que se vio fortalecida en el último tiempo, ha tenido sus frutos”, señaló el ingeniero y destacó: “El grupo apostó a invertir el dinero del que dispone, para poder hacer difusión en los barrios y llegar al vecino primero con el concepto de ‘Concordia es citrus' y luego para prevenir este problema”.

Para detectar la presencia del HLB en las plantas es necesario un control específico, que quienes tienen un árbol en el patio de su casa difícilmente puedan realizar. Sobre la detección, el ingeniero contó: “Es difícil darse cuenta a simple vista si una planta está infectada, por eso es necesario que nosotros nos hagamos presentes con el equipo para corroborar cómo está la vegetación. Inclusive en esta instancia de hablar con el vecino lo único que nos llevamos como referencia es la cantidad de casas que tienen plantas y con ellos haremos un trabajo un poco más individual y le contaremos cuál es la sintomatología, qué miramos, qué manejo es recomendable no solo por la enfermedad sino por cómo debe ser todo con la planta casera”.

Como medidas preventivas para las plantas domiciliarias, los especialistas proponen generar conocimiento. Quieren que los vecinos sepan todo sobre el árbol, por eso resulta necesario conocer bien las especies para saber qué tienen y qué les hace falta y distinguir cuando puede estar afectada por algo grave.

“Hay un seguimiento de los insectos, para saber sobre la enfermedad. En la página de la asociación tenemos un video en el que mostramos sintomatología y el vector”, comentó Verliac y aprovechó para dejar en claro: “Queremos evitar que venga algún aprovechador y quiera meterse a mirar plantas. No estamos entrando en domicilios si no damos aviso y difundimos con anticipación, así que cuando vayamos a un barrio se van a ir enterando y cuando les toque van a saber que somos nosotros y se darán cuenta porque las personas que van están bien identificadas. Además figuran en la página www.citricultoresconcordia.org, allí pueden verlos”.

Presente y futuro

Las acciones que decidió llevar adelante la Asociación de Citricultores resultan novedosas y no es casualidad. Según indican, este grupo de trabajo es pionero en la actividad. “El camino de este fortalecimiento que nosotros encaramos tiene una ventaja y una desventaja. La desventaja es que es inédito y nunca se hizo en el mundo, no se ha visto que agrupaciones se organicen así para trabajar. La ventaja es que van surgiendo cuestiones que no las teníamos en consideración y las resolvemos a medida que aparecen”, indicó el técnico.

La cercanía con los ciudadanos comunes parece ser un método acertado, dirigirse al lugar en el que hay plantas es una acción positiva, pero el camino fue de prueba y error. Previo a tomar la decisión de salir a actuar, hubo charlas abiertas, pero la concurrencia en distintos ámbitos no fue tan buena, no hubo convocatoria y por eso debieron pensar en algo innovador.

De cara al futuro, los citricultores creen que quizás podrían institucionalizar en los municipios alguna acción formalizada con reglamentación, porque hay una demanda de personas que están interesadas en la actividad se haga periódicamente y que esté establecido como norma. Los profesionales piensan que en conjunto pueden salvar la citricultura, actividad que forma parte del sello distintivo de la región.