Ivana Fux
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La paritaria en la provincia arrancó con repetición de capítulos, casi sin variables respecto de discusiones anteriores. Esta vez, el gobierno eligió una convocatoria temprana -lo hizo el 5 de febrero- para contrarrestar el argumento sindical de que se empieza a negociar sobre el inicio de clases.

Pero tras la reunión inicial, volvió a citar a las partes recién tres semanas después. Y allí el tironeo, también tradicional. Oferta considerada “insuficiente” por todos los sectores, rechazo de los estatales que eligen mantener el diálogo; y de los docentes, que deciden ir al paro. Esto último, en un contexto de conflicto nacional que se ha replicado del mismo modo en los últimos años.

Entonces, los mismos argumentos: de parte de los gremios, que el gobierno especula con los tiempos y ensaya propuestas iniciales inaceptables; de parte de la Casa Gris, que el escenario de protesta anclado en Ctera contra la gestión de Mauricio Macri, deja entrampada a la provincia más allá de que la oferta sea la mejor. Hay un elemento distinto que sí se incorporó a la discusión. A diferencia de otros años, el Poder Ejecutivo no ofreció esta vez un porcentaje de aumento; solamente mantener la cláusula gatillo supeditada a la recaudación. Ello descolocó a los sindicatos que reclamaron un número concreto para “anticiparse” a la inflación. Los funcionarios respondieron diciendo que los salarios del sector público tuvieron el año pasado gracias a esa actualización automática, una recomposición de prácticamente un cincuenta por ciento.


Entre capítulo y capítulo, cinco días de paro docente consumados, la consabida amenaza de que se estudiará el descuento de los días, y una nueva convocatoria al diálogo que se concretaría la semana que viene. El último viernes hubo encuentros, pero sólo de las comisiones técnicas.
El esquema es similar en los otros sectores. Los trabajadores municipales volvieron a exigir cláusula gatillo tal como se la aplicó el año pasado; los intendentes dijeron que ello es imposible de financiar. El gremio ratificó los paros anunciados para 19 y 20 de marzo; la patronal alertó que se verán “en abril”, cuando ya haya evolucionado la discusión provincial. Idéntico panorama en el sector salud, con huelga ratificada para el 18 del corriente.


A todas las complejidades propias de una discusión salarial, que incluye una economía recesiva, una inflación difícil de estimar, una recaudación en caída y un salario cada vez más devaluado, se suma esta vez el aditamento de transitar la discusión en un año electoral. Son pre candidatos algunos de los protagonistas de las discusiones: lo es Claudio Leoni, titular de la Festram, a diputado por la lista de María Eugenia Bielsa; lo son los ministros de Educación, Claudia Balagué; y de Gobierno, Pablo Farías, en la nómina para postulantes a la cámara de diputados que encabeza Miguel Lifschitz. Los posicionamientos políticos no pasan desapercibidos para cada una de las partes. La paritaria, esta vez, corre por un carril temporal casi en simultáneo con la campaña electoral. Más allá de sus bemoles, nadie duda en reivindicarla como el espacio propicio par la discusión de los problemas salariales y laborales de los trabajadores.