Link completo de la nota: http://www.miradorprovincial.com/?m=interior&id_um=183288

08-11-2018
Silicon Valley Forum en Rosario

Una apuesta a la ciencia como salida a la crisis cultural argentina

Una apuesta a la ciencia como salida a la crisis cultural argentina
El economista Gabriel Delgado explicó que los problemas comerciales de argentina son de carácter cultural y que siempre es el sector agropecuario quien debe tapar los baches fiscales. Por otra parte, sostuvo que el crecimiento no esta sólo en la producción sino en la generación de nuevas tecnologías.

Diego Montejo
[email protected]

Delgado es doctor en Finanzas, especializado en Finanzas Rurales y licenciado en Economía Agropecuaria. Actualmente es director del Centro de Investigación en Ciencias Políticas, Económicas y Sociales (Cicpes) del Inta. Desde 2013 al 2015, fue secretario de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, designado mediante decreto del Poder Ejecutivo Nacional.

En 2013 y por un período de seis meses asumió como gerente general de INTA SA (Innovaciones Tecnológicas Agropecuarias), unidad de soporte y nexo entre el Inta y los actores de la cadena agroindustrial.

El especialista en economía agropecuaria participó del evento de tecnología e innovación Silicon Valley Forum, que se realizó entre martes y miércoles en la ciudad de Rosario, con sus jornadas de AgTech y formó parte del panel Revolución 4.0 en el agro -tendencias y desafíos- en conjunto con Lisa Prassack, presidenta de Prassack Advisors, estratega digital y de innovación para Agricultura y Sistemas Alimentarios, donde opinó que “el futuro en Argentina tiene tres caminos marcados: la agricultura, como la conocemos hoy, la orgánica y la celular”. Posterior a su ponencia, dialogó con Mirador Provincial.

—¿Cuáles cree que son las dificultades que tiene hoy Argentina para potenciar su caudal en producción de alimentos?
—Creo que son múltiples, pero creo que el resto de los jugadores mundiales que compiten con nosotros también juegan, no es que esperan que argentina se posicione y arrancan. Por otro lado, Argentina tiene problemas internos, como derechos de propiedad, cuestiones regulatorias, problemas políticos y de acción colectiva y de visiones que tienen desde las ciudades sobre el sector agropecuario que siempre terminan traduciéndose en cuestiones fiscales. Otra cosa es que el agujero fiscal que tenemos no se soluciona sólo con producir granos e industrializar toda la producción, hay que sacarle esa mochila al sector agropecuario, y la verdad es que necesitaríamos tres Pampas Húmedas para solucionar el problema de dólares que tiene Argentina.

—¿Argentina exporta poco conocimiento en materia de tecnología agropecuaria?
—Es un contexto poco amigable y no hay que cargar las tintas sobre este gobierno. Yo creo que es la cultura y sus instituciones son el resultado de ella, no es que aquí habitaron marcianos, tuvimos instituciones que forman parte de los vaivenes de la política. Para mí llegó el momento de repensar las instituciones. Creo que hay un fracaso generacional de políticos que no lograron gestionar y yo me siento hasta con una responsabilidad generacional de cambiar esta situación. Me parece que hay que poner de cara al futuro y ver cuáles son las instituciones que van a vigorizar el desarrollo.

—Una de las discusiones que siempre se da es la creación de valor agregado de los productos primarios. ¿Qué opinión tiene al respecto?
—En realidad, los países siempre quieren comprar con poco valor agregado ya que a nadie le interesa importar desempleo. Yo quiero importar empleo, entonces voy hacia las materias primas. Por ejemplo, dicen que China quiere exportar grano y no aceite y, de esa manera, generar trabajo en China. Argentina no tiene un camino fácil en vender valor agregado. Aunque pienso que hay que fortalecer esa estrategia dinamizando la producción primaria y la industrialización, pero también podemos trabajar en la generación de nuevas tecnologías que, además, tienen retornos económicos y sociales muy importantes.

—Una de las cosas que usted desarrolló en su presentación es el crecimiento de la agricultura orgánica. ¿Cómo analiza este fenómeno?
—Me llama la atención de esa tendencia que tiene grandes contenidos culturales, políticos y morales. Hay un componente ahí que no tiene que ver con maximización de ingresos o reducción de costos u ahorrar en la dieta, tiene que ver con otras cosas, además es una cuestión generacional de gran parte de los jóvenes que tienen inquietudes intelectuales y personales que van a afectar el consumo. Por lo tanto, creo que eso va a tener implicancia en la producción.

Agroquímicos
—Otro de los temas de los que se discute es los agroquímicos. ¿Usted cree que falta información sobre el tema?
—Más que faltar, hay distorsión de la información, porque decir que no hay evidencia científica de que los agroquímicos bien usados sean inocuos, no quiere decir que no hagan nada y no quiere decir que no se usen mal. Hay que tener mucha prudencia con este tema. Por ejemplo, hay una línea de investigación de la Universidad de Stanford que está trabajando sobre cómo los agroquímicos pueden afectar los microbiomas; hay que seguirla muy de cerca, ya que es la única línea seria contra los agroquímicos a la cual le creo. Después, todo lo otro que circula no es creíble.

“El agujero fiscal que tenemos no se soluciona sólo con producir granos e industrializar toda la producción, hay que sacarle esa mochila al sector agropecuario, y la verdad es que necesitaríamos tres Pampas Húmedas para solucionar el problema de dólares que tiene Argentina”.


 



miradorprovincial.com - Copyright 2024