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10-01-2019
Representación de la provincia en el gran festival cordobés

Un sueño rosarino llega al Festival de Cosquín

Un sueño rosarino llega al Festival de Cosquín
La Trova Rosarina representará en el escenario Atahualpa Yupanqui como delegación oficial de la provincia a todos los santafesinos. Desde el año 2009 que se lleva adelante esta política pública. En esta ocasión, será para celebrar los 35 años del regreso a la democracia.

Diego Montejo
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A lo largo de esta década, llegaron a la plaza Próspero Molina, diversos artistas de los cuatro puntos cardinales del territorio santafesino, desde los consagrados con sus homenajes a quienes tuvieron, por primera vez, la oportunidad de pisar el suelo del Atahualpa Yupanqui, sueño de todo cantor popular o bailarín, dejar su huella en ese escenario.

Todas esas expresiones forman parte de la idiosincrasia cultural de los habitantes de esta provincia, el río con su andar, y después, la inmensa llanura como manto infinito. La milonga, el tango, la chamarrita, el rock y la cumbia son parte de ese acervo que construyó la historia musical de Santa Fe: La combinación entre lo urbano y lo rural, entre la tierra y el agua, elementos esenciales para la vida.

Y en esta ocasión, como un claro y sentido festejo a los 35 años del regreso a la democracia, será La Trova Rosarina quien represente a todos los santafesinos. Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Fabián Gallardo, Rubén Goldin. Jorge Fandermole y Adrián Abonizio entrarán a escena la noche del 26 de enero en la primera luna del festival.

Después de los años oscuros
Es una apuesta sumamente considerable, ya que fue la Trova Rosarina la que trajo un halo de luz a aquellos años ochenta, después de una cruenta dictadura que quiso acabar con los sueños de muchos jóvenes.

En sus canciones estaban los sentimientos de una generación que buscaba paz, por sobre todas las cosas, y quería romper con el oscurantismo de los oxidados dictadores, que además de ser parte de un plan sistemático de desapariciones, fueron los organizadores de una guerra absurda contra el imperio británico por la recuperación de las islas Malvinas donde cientos de pibes perdieron su vida.

En ese contexto se gesta la trova, desde un andar colectivo, como una entidad única en la que cada uno de sus integrantes era un aporte a la idea de un todo, en una ciudad, industrial, oscura, que no miraba hacia sus costados, con un río escondido a espaldas de sus habitantes. Lo que sucede en estas urbes, donde las fusiones son parte de la historia de su orfandad, un poco de todo y a veces nada, se hizo carne con un sonido propio que persiste hasta nuestros días.

No es algo guardado en un arcón, ni músicos que se quedaron en esa hazaña, sino todo lo contrario, es la apertura de una puerta que generó que muchos artistas rosarinos y santafesinos fueran reconocidos en la gran ciudad de Buenos Aires.

Ante esto, hoy no es necesario desempolvar los temas de la Trova Rosarina, están más vigentes que nunca y sus integrantes también. Sus carreras continuaron de forma prolífica en creaciones que se sumaron a esta experiencia.

"Ellos son parte de este artefacto único e irrepetible llamado rock nacional", dijo la ministra de Innovación y Cultura de la provincia, María de los Ángeles González sobre lo significativo de La Trova. La funcionaria formó parte de la presentación ante la prensa de la delegación santafesina para Cosquín en la mañana de este miércoles en las instalaciones de Plataforma Lavardén de la ciudad de Rosario. "En su sonido estaban muchas expresiones, lo auténtico es que hasta ese momento nadie lo había dicho como ellos", agregó.

"No sabíamos lo que hacíamos"
En ese mismo acontecimiento estuvieron todos los integrantes de La Trova Rosarina que a finales de este mes partirán rumbo a Cosquín. Quien arrancó respondiendo las preguntas de los periodistas, como uno de los pioneros que es, fue Juan Carlos Baglietto.

"No sabíamos lo que hacíamos", dijo de manera contundente sobre los orígenes de La Trova. Y Continuó: "Nos tomó a todos por sorpresa, hasta tal punto que cuando se nos dio la oportunidad de participar del primer festival, donde yo creo que arrancó la historia, teníamos un nivel de miedo y de desorientación absoluta, lo que sí, éramos y somos muy apasionados, amábamos profundamente lo que hacíamos".

Sobre qué representa para ellos llegar al Cosquín de manera colectiva, Jorge Fandermole respondió que les "generó una idea de mucho compromiso" al ser invitados como representantes de Santa Fe. En ese sentido argumentó que "se gratifica mucho el hecho de juntarse" ya que no es la formación habitual. "Están los proyectos de cada uno que se hacen por dúos, por tríos. Además, vale la pena remarcar que uno no se ha quedado en una circunstancia afortunada e histórica, sino que pudo evolucionar a partir de que ha renovado su repertorio", explicó.

Por su parte Silvina Garre contó que para ella será una experiencia única e inolvidable. En cuanto a sus compañeros expresó: "Es un placer, yo los admiro y creo que el hecho de que estemos en Cosquín tiene que ver con dos cosas fundamentales. Primero, el reconocimiento que nos hacen como artistas y como grupo. Y segundo, la permanencia, porque esto no consiste en el recuerdo ya que todos seguimos en plena actividad, además hemos crecido muchísimo como músicos, hemos hecho caminos con un enorme compromiso y con coherencia".

Al momento de narrar sus sensaciones y expectativas, Adrián Abonizio apeló a su gran sentido del humor y dijo: "Quiero aclarar que es la primera vez en mi vida que ensayo tanto, llego a horario y me porto bien". Después contó una anécdota sobre Jorge Luis Borges donde el escritor hablaba de la ficción, lo que relacionó con su obra. Por otra parte, dijo que "si no formara parte de este grupo los iría a ver", ya que no hay nada de sus compañeros que no les guste desde el punto de
vista artístico.

A continuación, Rubén Goldín tomó la palabra y hablo sobre su historia: "Yo debuté con Pablo el enterrador en el año 73 y sigo cantando y subiéndome a un escenario con ganas y es lindo ver que todos seguimos bien, cantando bárbaro. Yo pensaba que desde ese debut a esta parte hay una imagen que es el burro con la zanahoria adelante que representa lo próximo, eso nos mantiene vivos, tratar de conseguir una buena canción de la misma manera que cuando teníamos 15 años".

Al final, fue el turno de Fabián Gallardo, quien relató que se sumó al grupo con el tren andando. "Yo hacía pop con un grupo en la década de los ochenta y fue en un espectáculo en Buenos Aires donde tocamos la canción La música me ayuda, entre tantas, como también, Silbándole a la luna, que grabó Lalo de los Santos", recordó el músico y compositor, y surgió entre los presentes, un aplauso en homenaje a Lalo, quien fue miembro fundador de este colectivo y falleciera en marzo de 2001. También agradeció a Baglietto, que también grabó uno de sus temas. Sobre sus otros compañeros, igualmente tuvo palabras cálidas y contó que trabajó de manera individual con cada uno de ellos.




 



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