Alejandro Grandinetti

"Santa Fe es una opción para el turismo"

Promociones cruzadas para que viajeros de la provincia recorran su propio territorio, y el desafío de traducir “recursos y pujanza” en resultados económicos y de poner a la región en modo receptivo.
17-02-2020 | 11:56 |

Foto:Guillermo Di Salvatore.
Nancy Balza
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Alejandro Grandinetti tiene muchos kilómetros recorridos en auto y más millas en avión. Por su actividad actual, y los espacios profesionales y políticos que ocupó hasta diciembre de 2019 viajó dentro y fuera de los límites de Santa Fe y el país. Con tanto camino transitado -y el apoyo de fotos y videos- asegura que “las cosas que hay acá son increíbles”. Y por “acá” se refiere a la provincia y la calidad de hoteles, estancias, actividades como pesca deportiva y hasta de la chance de segmentar el turismo y apropiarse del concepto slow (lento, tranquilo) que cada vez gana más adeptos en el mundo.

De esta manera el secretario de Turismo, que inició su gestión el 11 de diciembre con el gobierno de Omar Perotti, transmite verdadero entusiasmo cuando describe paisajes y servicios que dan cuenta de “muchos recursos y pujanza” en un sector que tiene un fuerte impacto en la economía mundial pero que, por estas tierras, todavía no termina de despegar. Y con el mismo entusiasmo, indispensable porque “si no, esto no funciona”, celebra que el mandatario provincial haya otorgado protagonismo al área que lidera desde el edificio de Amenábar y San Martín, en pleno casco histórico de la capital, donde dialogó en extenso con este diario.

Periodista, Lic. en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, ex diputado nacional y, como tal, secretario de la comisión de Relaciones Exteriores y Culto, Grandinetti afirma que “Santa Fe es una opción para el descanso y el turismo”. Pero señala que “hay una apreciación limitada sobre la potencialidad que tenemos”. Y lo explica: “Esta es una provincia que históricamente fue rica, excedentaria en lo que producía y, en comparación con el resto, tenía recursos muy importantes: fuimos el granero del granero del mundo, con las cuencas lecheras más importantes de Sudamérica, y el arraigo de las carnes que se necesitaban en el siglo pasado. En ese contexto de riqueza, la provincia era un centro emisor de turismo”.

El panorama actual revela que “a nivel mundial el turismo crece por encima de la media de la economía, casi en un punto o punto y medio. En la Argentina, el año pasado la actividad creció mientras el PBI cayó el 2.9 %”. Pero cuando esa tendencia a nivel global se traslada a la provincia de Santa Fe, “vemos que estamos muy lejos con respecto a las provincias vecinas y ni hablar de las zonas históricamente turísticas, como Córdoba, Salta, Mendoza y la Patagonia, donde la actividad representa casi el 10 % del total de su PBI que -aclara- se denomina producto geográfico bruto”. Para el funcionario, “si lográramos llegar a la mitad de lo que tiene Córdoba en turismo estaríamos inyectando mil millones de dólares al circuito económico para que derrame a más actividad en el comercio, gastronomía y hoteles”.

- ¿Santa Fe está lejos o cerca de alcanzar ese objetivo?
- Estamos en la mitad de la mitad. Inexorablemente esto va a tener que crecer, va a tener que haber un cambio de percepción en la forma de hacer el turismo, en la idiosincrasia de aquellos que están en la actividad. Esta “industria sin chimenea” es un complejo económico que abarca muchos empleos y actividades conexas.

Estar lejos o no de ese objetivo depende mucho de aspectos culturales de los propios santafesinos. Somos un mosaico heterodoxo de realidades, con dos ciudades (Santa Fe y Rosario) que tienen una gran presencia, y otras muy pujantes como Rafaela, Reconquista, Venado Tuerto, que tienen su propia idiosincrasia y su historia. No tenemos un producto solo ni una identidad que nos abarque a todos. Entonces, la primera cuestión a capitalizar es coordinar la riqueza que tenemos: a los que viven en la ciudad de Santa Fe, se les pueden presentar alternativas para conocer el Jaaukanigás en Villa Ocampo, o la ruta del queso en Rafaela y Sunchales, o Rosario y Melincué. O que la gente de Rosario venga a conocer Cayastá y antes pasen por Gaboto para observar el fuerte Sancti Spiritu, o que vayan al Jaaukanigás, y así sucesivamente.

La provincia está en el centro poblacional de la República Argentina, es de fácil acceso, con buena conectividad internacional por los vuelos desde Rosario, y aeropuertos en Sauce Viejo y Reconquista. Tenemos un gran desafío por delante, pero también una ventaja y es que, por primera vez, desde la recuperación de la democracia, un gobernador considera esta área como estratégica de desarrollo y política de Estado. Y eso nos permite vincularnos con el resto de los partidos políticos, las ONG y el sector privado para transmitir la misma convicción.

Además, podemos instalar rápidamente a Santa Fe como destino turístico con herramientas modernas. Hoy, este aparatito (dice, mientras toma el celular), puede determinar dónde ir y cómo llegar. El atraso relativo con respecto a nuestros competidores tiene que ser suplido con mucha tecnología, mucha posibilidad de avanzar sobre sectores que hoy pueden ayudar para consolidar la oferta turística.

- La decisión política está, ¿tienen el acompañamiento del sector privado?
- Sí, principalmente de los privados. Cuando empezamos a estudiar alternativas con hoteleros, agencias, fuerzas vivas en general, se hablaba de turismo en un sentido emisivo, es decir, para quienes se van. Cosa que está muy bien porque si alguien no viaja es porque no tiene tiempo o plata, no porque no tenga el deseo de hacerlo. Pero cuando empezamos a redescubrir las vivencias, sensaciones y cultura con los propios referentes locales, el panorama cambió. Santa Fe es la provincia más argentina de la Argentina: aquí nació y se reformó la Constitución, es el lugar donde peleó San Martín en su bautismo de fuego, tenemos Punta Quebracho, el Monumento a la Bandera, el legado de los jesuitas, Cayastá y la fundación de Juan de Garay, el primer asentamiento europeo en Gaboto, el Museo del Deporte, el nacimiento del Che Guevara en el sur, la producción en Rafaela con su empuje a la industria, el mutualismo en Sunchales, Melincué y su laguna con cisnes rosados que es bellísima, la colectividad croata más grande de Sudamérica, Moisés Ville, Esperanza y otras colonias que hicieron de Santa Fe “la tierra prometida” para la inmigración. Todos son atributos para explotar. Desde el Estado es necesario incentivar al sector privado y generar las condiciones de inversión productiva en un contexto de país que está “en pausa”. Estoy seguro de que ni bien a nivel nacional se encamine el tema de la deuda se van a tener certezas y habrá un despegue en el rubro de turismo.

- ¿Se contempla el tema de los empleos verdes en este sector?
- Sí. No solamente en aquel vinculado a la protección del medio ambiente, sino también de las pequeñas y medianas comunidades que tienen corredores turísticos como única salida. En Villa Ocampo, con el Jaaukanigás, se desarrolló un plan estratégico a partir de la crisis de la caña de azúcar. En conservacionismo y empleo verde tenemos una gran historia; somos la única provincia con tres humedales considerados sitios Ramsar. Vamos a trabajar con el Parque Nacional Islas de Santa Fe (frente a Gaboto) y estamos explorando la posibilidad de ampliarlo para convertirnos en una “provincia verde”.

"Por mi actividad me tocó recorrer el mundo en los últimos cuatro años y a la gente de Santa Fe y de Rosario le cuento que las cosas que hay acá son increíbles: paisajes y servicios de primer nivel en estancias, en pesca deportiva, en algunos hoteles y en la posibilidad de segmentar el turismo”.

“No se puede representar lo que no se conoce en profundidad; para eso se necesita tiempo y la función para desarrollar esa tarea. Lo que Omar Perotti me pidió fue poner en funcionamiento este motor, que va a tener efectos colaterales positivos si se hace de forma exitosa”.



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