Ser madre, hoy

El lado B de la maternidad

Cada vez más mujeres se animan a romper con la imagen idílica de tener hijos. Libros, obras de teatro, charlas sobre este nuevo paradigma. Maternar sin culpa, mostrarnos como mujeres reales.
17-10-2021 | 11:04 |

Gisela Mesa [email protected]


¿Te sentís mala madre porque no pudiste tener el parto soñado?, ¿te hicieron cesárea y querías parto natural y respetado? Y a pesar de que hoy es tu día, parece que nadie se dio cuenta, porque en las redes hablan de cómo ser Pampita y de imposibles, y vos sentís que sos el lado B. Esta cronista decidió escribir sobre ese lado B que nos incomoda, que molesta a la sociedad, hablarles de mi lado B.

La maternidad es un mundo de emociones, de incertidumbres, de risas, llantos, culpas, pero sobre todo la maternidad es el caos amoroso y contradictorio que atraviesa a aquellas personas que decidieron ejercer este rol tan valioso: ser madres.

¿La maternidad es realmente como la muestran las revistas sobre familias? Hago este disparador porque como saben hoy es el Día de la Madre ¡y qué mejor momento para hablar del lado B de la maternidad! Pensé que sería correcto hablarles a ustedes lectores y lectoras de Mirador Provincial, mi lado B de la maternidad y eso significa relatarles mi experiencia.

El 4 de octubre fui mamá por tercera vez de un varón, un embarazo muy complicado, agotador y a la vez amoroso. Soy madre de tres hijos, una nena de ocho años que está entrando en la etapa donde todo es tablet, privacidad, mini adolescencia. Mi segundo hijo que tiene dos años y está en esa edad donde los caprichos y ataques de llantos florecen. Y por último, el bebé que solo se dedica a mirarme como si fuera un pollo al spiedo.

El lado B de ser mamá es un tema que se habla poco y nada en los medios de comunicación y generalmente se debe a que vivimos en una sociedad donde Pampita es el ejemplo de maternidad, de súper heroína. ¿Quién no admira a Pampita? Pero esa no es la realidad de las madres que salen del sanatorio. Si maternar en el día a día es complicado, la pandemia lo agrava más. Ser profesional y madre requiere de varios aristas que no se visualizan en la sociedad: el teletrabajo. Trabajar en casa se supone que es sinónimo de comodidad, de bienestar, de compartir con los hijos nuestra profesión. Créanme que no es lo único que se comparte con los hijos. El baño es un lugar donde los hijos suelen acompañar a las madres. Por otro lado, no nos olvidemos de las tareas de cuidado que incluye limpieza de hogar, cocinar, lavar ropa, colgar ropa, la crianza de los hijos, escuela, aseo de los niños, la contención del matrimonio y por último la mujer, porque por más que se nos venda la imagen de mami fitness es muy difícil encontrar un hueco en los horarios para cuidarnos. En mi caso, después de una semana de haber salido del hospital, deambulo en casa con jogging, y un pañal de adultos porque tuve parto natural. A eso súmenle los pechos siempre listos para pelar la teta y que nuestro bebe esté siempre feliz y satisfecho con la lactancia.

En mi caso, como se habrán dado cuenta, elegí ser madre, elegí esta profesión del periodismo y elijo cada decisión que tomo en mi vida, pero no elijo los prejuicios que hay sobre amamantar en la calle, sobre la cero tolerancia al cuerpo de la mujer que ejerce la sociedad sobre las madres. Vivimos en una sociedad donde la queja no se nos tiene permitida, quejarse de los hijos, del cansancio es visto como malas madres y eso a las madres nos genera angustia, culpa. Qué palabra la culpa, ¿no?, pero es para otro artículo. Sí me detendré en detallar todos los procesos donde la mujer empieza a ser madre. Como diría Jack el destripador, empecemos por partes.

El embarazo
El embarazo es un momento único, que dura nueve meses y es una etapa donde la mujer desarrolla muchos cambios hormonales. En mi caso, mi embarazo pasó por momentos de bipolaridad, transpiración excesiva y mucho deseo sexual que no fue saciado debido a que no hay más intimidad luego de dos criaturas. Sí lamento decirles lectores y lectoras que el sexo empieza a ser una palabra olvidada casi como un idioma ya no usable, como el arameo. El embarazo que nos venden en las revistas donde todo es plenitud, mentira. El embarazo es un momento de muchos cambios y de acompañamiento. Donde lo importante es la embarazada y el bebé. Es importante estar acompañada por una red de contención, sea familia, amigos, marido y el obstetra que debe respetar nuestras decisiones y generar siempre un parto respetado.

El parto respetado
Según la OMS, “todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados en salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación”. Sin embargo, aún gran parte de las mujeres siguen sufriendo violencia obstetricia.

El nacimiento y la contención del esposo
Es muy importante entender que el momento del nacimiento del bebe es trascendental que la madre se sienta protegida, contenida y sobre todo asistida por el equipo de internación, la pareja y la familia. Una red de contención. En mi caso, lamentablemente no fue así. Mi marido estaba en casa con mis dos hijos y yo me encontraba en una habitación sola, con contracciones que iban desencadenando el dolor más insoportable que una mujer aguanta durante horas. Mi parto fue natural, pero el sanatorio no respetó algo que mencioné arriba, y es el parto respetado. Como les decía, estaba en la sala cuando de repente sentí una sensación que las mujeres que hemos tenido hijos antes sabemos que esa sensación es la que nos dice “acá va llegando el bebé”. Empecé a gritar estilo Wilson como en la isla: “Hola, alguien por favor, ayuda”. De repente, estilo hollywoodense entraron dos médicos, tres enfermeras, dos camilleros, y me decían que no pujara, que me iban a llevar al quirófano. Grité, lloré hasta que llegó ese momento tan bello: el nacimiento.

El retorno al dulce hogar
La llegada al hogar supone un momento de tranquilidad, pero no siempre es así. Sabemos que nos esperan nuestros otros hijos, el marido, la casa, la limpieza, el teletrabajo, la escuela, las responsabilidades y otra vez la culpa invade nuestro cerebro. El marido regresa al trabajo, donde es venerado por ser papá nuevamente, y la mujer en casa con dolores post parto.

Es cierto que no es lo mismo ser primeriza que tener varios hijos. La experiencia va dejándonos enseñanzas, pero en todos los partos la mujer es la que padece los cambios nuevamente y en esta etapa debe encargarse de todo. Y es que en esta sociedad la mujer es vista como la madre maravilla que lo puede y que debe hacer todo perfecto. No existe la posibilidad de que exista una madre frágil, cansada, sin ganas, sin querer estar un segundo con los hijos, porque eso sería ser mala madre y porque tener hijos es una bendición (de aquí viene el apodo a veces cariñoso y a veces sarcástico de “bendi”).

Se preguntarán porque hablo así de la maternidad y es que vale preguntarse, ¿existe la madre perfecta? Creo que no y ese ideal nos hace que nos sintamos culpables de no poder cumplir con todo y menos con las expectativas de la sociedad.

Y mientras escribo este artículo pienso en la escuela que me piden que nos organicemos para que los otros hijos lleven las tareas hechas y no se olviden de llevar los garbanzos para la germinación. Mi marido sostiene al bebé en brazos con una remera mía que tiene mi olor, para que “la bendi” no me extrañe y, sobre todo, nuestro momento íntimo o de encuentro se da cuando vamos al baño a cambiar un pañal e intercambiamos saludos. ¡Qué romántico! ¿No?

Todo es un caos y estoy entregadísima al caos, porque así es la maternidad. ¿Lo es? ¿Acaso la maternidad no debería ser un momento de respeto, donde las licencias por paternidad sean más de dos días? ¿Qué pasaría si fuera posible dar la teta sin sentirnos incómodas y con espacios adecuados para extraer leche en nuestros lugares de trabajo? ¿Qué sería de las madres si en los trabajos se nos permitiera conciliar la vida profesional con la maternidad? ¿Qué sería de la maternidad si la conciliación no dependiera sólo de las abuelas y las escuelas? Hoy hay más hombres que se involucran en la crianza, pero aún falta para que esa corresponsabilidad sea real. ¿Qué sería de las mujeres si no se toparan con el techo de cristal, esa barrera invisible y pesada, que no permite avanzar en la carrera profesional por dedicarse a maternar? ¿Qué sería de nosotros, como sociedad, sin las madres? Hay que reconocer que en nuestro país está bajando la cantidad de nacimientos (incluso antes de la pandemia) y a nivel mundial cayó un 22%.

Seguramente lean esta nota y piensen que este artículo es más un método anticonceptivo que una nota sobre el Día de la Madre. Este es mi lado B de la maternidad, lo que no se habla, lo que no visibiliza. Por eso, en este Día de la Madre, jugate y pagate un asado porque de electrodomésticos y vouchers de belleza estamos hasta el hartazgo. Y aclaro que más allá del lado B de maternar, siempre pido a dios que no sea sordo y que siempre mis hijos sean felices. Así que hoy, este 17 de octubre, acompañá hoy y todos los días a tu mamá o a tu mujer que fue mamá y respetala en sus tiempos, dale espacio, dale contención y sé ese sostén que ella necesita. ¡Feliz día, madres!



Temas: EN RESUMEN 
Mirador Provincial en

Además tenés que saber:


+ Noticias



Dejanos tu Comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
En Portada / Santa Fe
En Portada / Entre Ríos