Payamédicos de Paraná

Una vida destinada al amor

La organización Payamédicos en Paraná nació en el año 2003, luego de una idea proveniente de Buenos Aires por parte de la Fundación Crisálida, que decide traer la idea de payamédicos y cursos a la capital entrerriana para la formación de nuevos integrantes.
31-01-2019 | 18:28 |

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La alegría de poder crear una sonrisa en el otro por medio del amor es el motor de los payamédicos. Foto: Ricardo Holle


Santiago Dalzotto
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Es una ONG sin fines de lucro, es un voluntariado que se realiza desde lo que cada uno siente. Payamédicos no es querer ayudar o por el solo hecho de querer vestirse de payasos e ir a los hospitales a alegrar a la gente. Si bien contribuye con la salud emocional del paciente hospitalizado, tiene muchos más recursos con los que se trabaja, principalmente sobre la alegría y el amor.

Carla Toso, llamada “la doctora Valerina Celulina”; Sofía Rudi, más conocida como “la doctora Carlitina”; y María del Carmen Berón, conocida como la doctora “Florentina”, contaron a MIRADOR ENTRE RÍOS parte de la historia y la actualidad de Payamédicos en Paraná.

“No tenemos un lugar físico como sede, pero trabajamos en los dispositivos hospitalarios, en los hospitales San Roque y San Martín. Además tenemos los dispositivos de “Payasol” que por lo general se hace en los momentos que se necesitan donaciones. El Payasol surgió el día de la donación de órganos, dibuja un sol y dalo, así como dar vida es dar amor, lo atribuimos a eso”, explicaron las voluntarias.

Aproximadamente son 50 los payamédicos que forman parte del grupo actualmente en Paraná. Estos integrantes son parte de los distintos dispositivos: payasol, payahospital, payaabuelos y payapaseo.

Cada uno

Payapaseo: Lo que hacen es salir caracterizados como payamédicos a dar un paseo por la ciudad; por lo general se hace cuando está por iniciar un curso nuevo para que empiecen a imaginarse lo que es un payamédico. Se los lleva al parque, al centro y se los hace pasear con su traje y la bandera de payamédico.

Payavisita: Su dedicatoria es ir a asistir a chicos a sus casas por pedido de los padres, son chicos con problemas oncológicos o pacientes que han sido trasplantados y que ya se les dio el alta en el hospital pero siguen con cuidados en su casa.

“Muchos padres piden que los payamédicos estén porque le hace muy bien y por lo general en eso tenemos un cuidado y un respeto muy grande por el tema de no invadir en la casa, la habitación del chico”, explicaron.

Para ser Payamédicos, además del curso teatral, hay que contemplar dos partes: la payamedicina y el payatraje. Son tres instancias que se deben seguir y deben estar aprobadas para recibirse de Payamédico.

En cuanto a cómo se financian estas iniciativas, indicaron que “todo se hace a pulmón, no se recibe ningún tipo de aportes ni subsidios, y cada voluntario pone de su bolsillo 50 pesos por mes para los hospitales a una persona que lleva toda la parte administrativa. La idea de la ONG es no meterse en la economía de nadie, pero se puso el mínimo de 50 pesos para solventar gastos que como tarjetas, salón, sonido, etcétera”.

Vocaciones

–¿Carla, porque sos payamédica?

–Para mí era una asignatura pendiente, nunca daba con los horarios, pero finalmente pude, y hace cinco años soy payamédica. Este año si bien no estoy en los dispositivos hospitalarios por una cuestión personal, estoy en los dispositivos por fuera, como es payasol, payaentrenamiento y payapaseo. Para mí, es inexplicable lo que se siente ser payamédico, hay que vivirlo. Cuando me transformo en “doctora Valerina Celulina” es un cambio total en mí, desde el payatraje hasta la manera de expresarme. La gente que me conoce me dice: ¡ustedes están re locos! (risas). Es algo que se va descubriendo día a día en cada intervención y también sin estar vestido de payamédico, es algo que se va descubriendo desde lo que es uno por dentro, es una filosofía para nosotros.

–¿Cuál es la respuesta de los pacientes?

–La contribución que nos llevamos es la alegría del paciente, la sonrisa, la mirada que muchos están atemorizados por chaquetas blancas y/o azules de los enfermeros y jeringas desde un lado y del otro. Entonces lo que aportamos nosotros con el color y con el disfraz del payamédico, es una alegría distinta, un cambo de humor en el paciente que al trabajar con un discurso potente y positivo, lo denominamos “produciente”. El paciente se encuentra en estado pasivo, entonces lo que se busca es que sea produciente y que pueda producir una sonrisa al vernos o que pueda producir con nosotros un juego o el solo hecho de encontrar miradas distintas”.

El cambio

–¿Cómo se compone el personaje?

–Al personaje lo va encontrando cada uno, los payamédicos actuales son jóvenes la gran mayoría; empleamos el cambio de la voz, nuevas maneras de jugar y se va adquiriendo con la práctica, con las vivencias, con lo que uno va escuchando, con el paciente que se nos presenta. Hemos intervenido con gente ciega, con gente sorda y cada uno busca la manera en su imaginación desde la creatividad, desde el juego, el amor, desde la ética, con recursos para poder llevar adelante una intervención y hacer que esa intervención sea lo mejor que nos podamos llevar a casa en ese día.

–¿Cómo buscan el lugar o el momento a donde ir?

–Eso es un trabajo previo, ya estamos instalados en los dos hospitales, a cada director en su momento se le hizo una nota y se le pidió los sectores en donde poder intervenir. La gente ya sabe que jueves y viernes se va al San Roque y los sábados al San Martín y la gente nos está esperando. Los mismos enfermeros ya le avisan a los pacientes “hoy vienen los paya” y si no vas, es para ellos una tristeza terrible. Algunos no quieren que nos vayamos de la intervención y siempre tenemos una parte previa que se llama el “payapase”, que consiste en consultar a los enfermeros sobre qué pacientes se puede visitar y cuáles no. También se averigua qué patologías tienen y ante eso se va trabajando cómo realizar la intervención. Se han hecho intervenciones con barbijos, en grupo, etc. También están los pacientes que no quieren la visita del payamédico y son respetados, ya que desde la organización, por ética, lo fundamental es no invadir el espacio de nadie.

Los nombres

Cada payamédico es particular, tiene su nombre y su apellido que está conformado por un binomio perfecto, previo a una autorización de Buenos Aires. Cada payamédico entrerriano depende de los dispositivos de Buenos Aires, allá está “Payanombre”, que es quien autoriza el nombre de cada payamédico, que están distribuidos por todo el país.

Payamédicos se organiza en distintos dispositivos, y cuando surge algún curso también se da aviso. Los formadores que están actualmente son Cristian Yeri y Eduardo Schneider; por lo general por medio de cartas se pide algún lugar para poder dictar el curso. En Paraná, casi siempre las sedes son la Escuela Del Centenario y últimamente también en Amcirse (La Rioja y Andrés Pazos). Si bien en estos momentos todavía no hay fecha definida para nuevos cursos, la fecha habitual es marzo o abril. El curso inicial es de payateatralidad.

El curso de formación tiene una duración de tres meses, comenzando por el curso de payateatralidad, en donde se enseñan los recursos éticos, los juegos, la música, etc. Luego viene uno intensivo de payamedicina que es otra cosa aparte que la dan formadores exclusivos, entre ellos José Pelucci, creador de Payamédicos. Son tres o cuatro días muy intensos ya que es el lugar en donde se habla de la filosofía del payamédico y la ética, entre otros temas.

Por último, el payatraje, que va en conjunto con el taller de payateatralidad, porque nadie puede salir del curso de teatralidad sin tener el traje aprobado.

El traje tiene su reglamento, su ética y su cuidado. Los colores deben ser llamativos, hay muchos colores que han cambiando, el violeta ya no se usa más, los colores negro y rojo imposible usarlos. Son distintas reglas que deben seguir.

Casos

–¿Cómo se describe cada una como payamédica?

–Carla Toso: Como payamédica me describo como “la doctora Valerina Celulina”. Es algo totalmente distinto a lo que soy en la vida cotidiana.

–María del Carmen Berón: Soy “la doctora Florentina” y empecé con querer ser payamédica por el hecho de querer ayudar, de estar con la gente que necesita, en los hospitales, estar ahí, pasar el rato. Hace un año que estoy en la ONG y la adaptación fue muy buena, me gusta mucho.

–Sofía Rudi: La “doctora Carlitina” contó: Comencé el año pasado; la idea de ser payamédica me surge con la intención de ayudar y sobre todo de dar amor porque realmente a partir de eso se pueden transformar y crear momentos mágicos. Cuando me preguntan qué se siente ser payamédica, realmente me cuesta mucho ponerlo en palabras, decir que es una actividad hermosa es poco, cada vez que voy al hospital, vuelvo siento una satisfacción enorme porque realmente uno va con muchísima buena intención de dar amor, de divertirse con las personas que están allí internadas y sin embargo son ellos quienes te dan el doble de amor, de felicidad. Particularmente todos quienes somos payamédicos recibimos una formación vinculada al teatro, por lo tanto son tres meses en donde se puede ir construyendo la doctora o los doctores que somos hoy en día. Con cada experiencia uno se va perfeccionando y va adquiriendo herramientas para ser cada vez mejor. Una vez que te colocás la nariz automáticamente ya te convertís en la doctora o en el doctor. En mi caso no es complicado, lleva un trabajo de conciencia para poder hacerlo de la mejor manera. Lo hago con mucha pasión y me gusta muchísimo hacerlo. La definición en una palabra de ser payamédico es amor”.

Requisitos

No es necesario tener una especialidad previa, los únicos requisitos son: ser mayor de 18 años y tener la secundaria completa. Muchos piensan que para ser Payamédico se debe ser médico o profesional de la salud. Incluso el formador es un profesor de educación física, no tiene que haber ningún tipo de profesión de base. Lo que sí tiene que tener es compromiso y responsabilidad.

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