Belén Fedullo
[email protected]

En el marco del Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), el hospital Felipe Heras de Concordia dio comienzo a la colocación de implantes subcutáneos anticonceptivos para mujeres de 13 a 19 años. Se trata de una varilla que se coloca en el brazo cuya función es la liberación de hormonas que impiden la ovulación. Este método anticonceptivo de larga duración reversible existe desde 2014 y es recomendado por su alta efectividad. Tanto es así que a nivel nacional comenzó a distribuirse y colocarse con aprobación de los médicos.

El método es sencillo. La paciente es anestesiada de manera parcial en la zona del bíceps y se coloca el chip. Según indican los profesionales no es una intervención dolorosa y en pocos días no se nota que el dispositivo está colocado, de hecho, la marca que queda en la piel es parecida a la de una vacuna.

El trabajo de un grupo de profesionales, que para cumplir con lo que indica el plan dieron charlas en los lugares cercanos al hospital, hizo que la demanda sorprendiera a los médicos y directivos del nosocomio. En el día del comienzo —14 de mayo— los pasillos estuvieron colmados de adolescentes junto con sus padres. Esa asistencia masiva es significativa, ya que el centro de salud se encuentra en una zona, que según entienden los médicos, necesita de la difusión de este tipo de métodos anticonceptivos.

Detalles de un plan con mucha demanda

En octubre de 2018 el gobierno provincial decidió encarar un plan de educación sexual entre los adolescentes, escolarizados y no escolarizados, en procura de bajar el índice de embarazo no intencional. Desde entonces en forma articulada entre el Ministerio de Salud, el Consejo General de Educación, el Ministerio de Desarrollo Social y el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf) se implementa el Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia.

El Plan ENIA plantea que cada adolescente tiene derecho a decidir cómo vivir su sexualidad en igualdad de oportunidades. Y lo hace con cuatro pasos: acceso gratuito a métodos anticonceptivos; educación sexual integral y asesorías en las escuelas; consejería en salud sexual y salud reproductiva; y actividades de promoción comunitarias.

Adolfo Libardoni, director del hospital Felipe Heras contó: “La acción que tiene es importante porque prácticamente asegura un 99% de acción por 3 años, lo que es relevante sobre todo en la adolescencia”.

—¿Comenzaron ahora por alguna razón en especial?

—Estaba en la agenda del Ministerio de Salud de la provincia y de hecho lo estaban haciendo en otras ciudades, pero tomó mucho conocimiento la ciudadanía cuando llegó al hospital Felipe Heras porque las licenciadas en obstetricia, que son cuatro, más una médica realmente están haciendo un trabajo que es digno de imitar. Ellas recorren las escuelas, van concienciando, sobre todo en los establecimientos que están dentro del perímetro del hospital y fue en esos lugares en donde se despertó mucho interés.

Tuvimos una concurrencia de casi 100 personas que hicieron consultas y, algunas, se realizaron el implante y sucede así porque el método es muy seguro y sobre todo por los años de duración.

—El efecto dura tres años pero ¿Se hace algún control cada tanto?

—El chip queda colocado en el cuerpo de la mujer que lo solicita y si la paciente decide controlarlo se hace cada 6 meses, pero se sabe que tiene una duración por 3 años, que eso es una garantía. Son dispositivos importados que envía Nación y que funcionan muy bien.

—¿Hay alguna charla previa a la colocación del chip?

—Sí, se hace una charla previa a todas las personas que concurren y se les habla de todos los métodos anticonceptivos, sobre salud sexual, sobre cómo cuidarse y la responsabilidad que se asume cuando se comienza a tener relaciones. Son charlas que enriquecen a la persona y si decidieran hacerse el chip se deriva a las mujeres con las obstetras para que sean controladas e ingresen en la lista de personas que luego van a colocarse este método.

—¿Es necesaria alguna prescripción médica previa a la solicitud y consulta en el hospital?

—No, porque allí la paciente que solicita la intervención primero va al obstetra y luego hace una interconsulta con el ginecólogo. Parece algo sencillo, como si se requiriera y se tuviera al instante, pero en realidad es un proceso médico.

Las jóvenes manifiestan su voluntad, son evaluadas, luego, si están en condiciones, pasan a integrar una lista junto con otras mujeres y son citadas un tiempo después para la colocación del implante.

—¿Cuántos implantes colocaron en esta primera etapa?

—En una semana hicimos 18 colocaciones, de 20 chips que llegaron. Seguramente el próximo mes llegarán otros 20 dispositivos y sucesivamente se irán colocando mes a mes a quienes así lo solicitaron. Se hace de esta manera porque al ser un plan nacional debemos rendir cuentas de lo que vamos haciendo. Hacemos una planilla, la enviamos a Buenos Aires y van enviando chips para la colocación que, como aclaré, siempre requiere un control médico previo con el personal del hospital y un control de las obstetras con estudios para ver si es factible colocar el chip a la paciente.

El conocimiento y las expectativas

El plan nacional incluye charlas e información, es por eso que la mayoría de las jóvenes que se acercan a los hospitales ya conocen cómo es el procedimiento y tienen la decisión tomada.

Entre Ríos decidió implementar el plan y en pocos meses los números resultaron llamativos. Según datos del gobierno provincial, en 2018 se implantaron 4.309 anticonceptivos subdérmicos a mujeres de 13 a 19 años. En el hospital San Roque, de la capital provincial, se colocan 50 por mes con previa consulta en la consejería de Alta Conjunta. Estos 50 hacen que en las otras ciudades se considere pedir un aumento en la cantidad de chips que son enviados (a la mayoría de los centros de salud llegan 20 por mes, en promedio).

El hospital de Concordia no fue la excepción a la regla. Con récord de consultas y atenciones, y con listas de espera para la colocación, en el centro de salud esperan que, además del aumento en la cantidad de chips, otros nosocomios puedan llevar a cabo de manera regular el plan y esto signifique una opción para las mujeres jóvenes de la zona.

—¿Se imaginaban que iba a haber tantas consultas?

—La verdad que no, fue una grata sorpresa. Vimos el interés de muchas chicas. Seguramente la simpleza del proceso, la seguridad que da y la posibilidad de que sea gratuito hizo que se interesaran en la propuesta.

La difusión y explicación del equipo médico no puede ser pasada por alto. Anunciamos el programa, explicaron en ciertos lugares de qué se trataba y cuando llegó el primer día vimos los pasillos del hospital colmados de gente que quiso escuchar la charla previa y luego colocarse el dispositivo.