Gabriel Obelar

Cualquier hincha o periodista que recuerda la primera gran hazaña de Patronato en este siglo, no solo menciona a Gabriel Graciani, Sebastián Bértoli, Walter Andrade, Cristian Díaz, entre otros, sino también a quién batalló y raspó mucho en la mitad de cancha, Augusto Prono.

“Batata”, más conocido en los pasillos del Grella y en los alrededores del predio La Capillita, donde hace ya un tiempo que se lo puede ver constantemente, antes cómo entrenador del equipo liguista, después cómo asistente de Ariel Giacinti en la cuarta división de AFA. El presente, le dio una nueva posibilidad y desafío, ser el DT de la novena división.

-¿Por qué DT?

-Siempre me gustó la parte de ser entrenador. Traté de estar metido en la parte táctica, en el manejo de grupo y siempre sentí una gran intriga y expectativa por esta profesión.

-¿Es muy diferente el Prono jugador al entrenador?

-La etapa de jugador ya pasó hace casi 10 años. Al principio costó un poco, pero los años te van dando tranquilidad y capacidad para entender que hay que dejar los cortos de un lado y transitar otro rol, que me apasiona y amo.

-¿Cambia al ser formador?

-No solo tenés que adaptar la forma de jugar, sino también la forma de vivir. La idea mía y de Leo Luna (ayudante de campo) es, a través del futbol, transmitir valores y eso es lo que los jugadores deben entender. El futbol es un medio, pero la idea es que crezcan de una forma correcta.

-¿Qué valores?

-Ser futbolista no es solo entrar a la cancha y jugar bien, sino también en el cuidado, el respeto, el aprendizaje constante. No sirve de nada que un jugador crezca desde lo futbolístico y físico, si no crece desde lo humano. Si tengo que elegir, prefiero el crecimiento desde lo humano.

Transición

En sus inicios, Augusto llegó desde Santa Fe para dirigir la Liga y luego acompañar a Giacinti en la cuarta, cambios similares y totalmente diferentes desde lo conceptual, aunque no lo complicó: “Aprendí mucho de la mano de Ariel y este deporte es un aprender constante. Todo lo que fui de asistente me sirvió. Ahora, por suerte, me tocó un grupo ordenado, donde uno tiene que saber hablarlo y acompañarlo”.

-¿Qué es ser entrenador de AFA?

-Es la misma responsabilidad y la misma seriedad que cuando era asistente o entrenador de Liga. Hay que entender que el esfuerzo que uno hace, cómo también el jugador y los padres, es mucho y uno tiene que tratar de retribuirlo en la manera de entrenar y reflejarse.

-¿Es muy diferente pasar de cuarta división a novena?

-La cuarta es un lugar donde los jugadores saben que les queda poco tiempo y queman todos los cartuchos, juegan al mango y saben que no se puede regalar nada. Novena es iniciación, donde los jugadores tienen que aprender a dejar de entender que no es solo jugar a la pelota.

-Y con los padres de los chicos, ¿cómo la llevas?

- En lo personal no tengo relación con ningún padre. Prefiero siempre que el jugador me plantee la duda. Si se que al momento de jugar un padre se excede más que otro, pero son cuestiones ligadas al corazón, pero habría que entender que no deja de ser un juego.

Ideología

En su etapa como futbolista de Patronato, Prono integró planteles donde el denominador común era el sentido de pertenencia, a pesar de los jugadores que se incorporaron. En inferiores, son varios los que se vistieron de gloria en la cancha y tratar de inculcar lo mismo en los chicos, aunque “Batata”, lo mira desde otro lado: “En lo personal estoy totalmente en desacuerdo con el concepto de sentido de pertenencia”, expresó.

-¿Por qué?

-Porque yo trato de que mis jugadores se enamoren del juego, de la pasión, del entrenamiento, de todo. Eso lleva consigo mismo lograr que quieran al club, pero a mí me importa que ellos amen el deporte más allá del club. Los jugadores deben entender que este es su lugar de trabajo y tienen que amarlo, pero el amor sobre el futbol es más que todo. Que estén Graciani, “La Pulga” Díaz, Candia, entre otros, ayuda y es importante, pero no lo es todo.

Rojinegro

“Lo que viví cómo jugador fue muy fuerte y me tocó, por suerte, estar en buenos momentos, sabiendo que después quería ser entrenador. Hoy tengo la fortuna de hacerlo”, comentó acerca de su arribo a la institución de calle Grella, luego de quedar en las fotografías en la pared de la sala de conferencias.

-¿Qué es Patronato para vos?

-Me dio una posibilidad enorme de trabajar cuando ya no pude jugar. Siempre voy a tener un cariño especial por este club y principalmente por la gente que trabaja acá, que transmiten amor, más allá del sueldo o el horario del trabajo.

-¿Te hubiera gustado jugar la B Nacional acá?

-Son cosas del fútbol y se da así. Yo creo que si no me hubiese lesionado joven hubiese jugado B Nacional.

-¿Qué entrenador te marcó más?

-De todos uno saca algo. Por ahí lo que sentí con Darío Tempesta, fue que me hizo querer un poco más el fútbol y eso es lo que busco cómo entrenador, que el jugador se enamore de este deporte. Después, pienso que lo importante es el grupo, cómo me pasó a mí acá, que se juntó gente noble y que iba al frente en todas las canchas.

-Hoy, ¿qué tenés de Tempesta?

-La comprensión al jugador. Tratar de entenderlo siempre, es decir, saber que no siempre va el reto, sino que a veces toca la palmada o el beso.

-¿Y el futuro? ¿Cómo lo imaginas o qué buscas?

-Entiendo que hay que ser lo suficientemente loco para soñar lejos y lo suficientemente cuerdo para entender que esto es un esfuerzo diario. Lo demás, no tiene límites y te puede llevar a caminos inimaginables.