José Prinsich
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El reloj marca las doce y eso indica que llegó el día más esperado por todos los nogoyaenses. Es martes 16 de julio y la comunidad entera se moviliza para celebrar el 237º Aniversario de la ciudad pero de modo en particular de la patrona, Nuestra Señora del Carmen. Los colores de la bandera Argentina junto con el blanco y el amarillo de la Bandera Papal adornan las calles céntricas, desde los días previos al acontecimiento. La virgencita cobra protagonismo en cada una de las vidrieras de los comercios. Hay clima de fiesta y, desde temprano, se puede percibir.

Los festejos cívico-religioso comenzaron a la medianoche en la Basílica, ubicada en calle 25 de Mayo, esquina Quiroga y Taboada, nombre del sacerdote que fundara allá por 1782 esta ciudad entrerriana. Niños, jóvenes y adultos se congregaron para celebrar un nuevo año de vida y los hicieron cantando el tradicional “feliz cumpleaños”, interpretado por la Banda Municipal de Música. El repique de campanas, los toques de sirena y la gigantesca torta no estuvieron ausentes. 
“Durante nueve días la gente se va preparando muy bien para las celebraciones, que congrega a muchas personas participando de la Eucaristía y de las confesiones. Esto va preparando el corazón para que, desde el interior, podamos alabar y dar gracias a Dios. Nosotros en María vemos esa confianza de estar al pie de la cruz. Por eso, hace 2000 años, los cristianos la vemos como ejemplo. Cuando está el Misterio de la Fe, nos unimos todos. Estamos todos tratando de ser niños y de ponernos en manos de aquel que es el único grande y es el Señor”, expresó el Padre Bonin en diálogo con Mirador Entre Ríos.

La primera actividad se desarrolló bien temprano. A las seis de la mañana tuvo lugar la misa heroica de la aurora para hombres y jóvenes. En la oportunidad, el párroco de la iglesia Jorge Bonin reemplazó la corona diocesana por la corona pontificia y se la colocó a la Virgen. La corona pontificia fue confeccionada con alianzas de matrimonios cristianos y durante todo el año se mantiene resguardada en la Jefatura de Policía de Nogoyá. En esta celebración también participaron los peregrinos que llegaron caminando desde Paraná.

En el transcurso de la mañana se celebraron otras tres misas más y la más importante se concretó a las 10.30, en la cual se convocaron a las autoridades locales y provinciales, y estuvo presidida por el arzobispo Monseñor Juan Alberto Puiggari y la intervención del Coro Polifónico Municipal. Sobre la plaza Libertad, el presidente municipal Rafael Cavagna llevó adelante el izamiento de la bandera Nacional.

¡Viva la Virgen del Carmen!

Con el transcurrir de los minutos, las inmediaciones a la Basílica fueron ocupadas por personas llegadas desde diversos puntos no sólo de la localidad sino también de otras regiones. Miles de fieles arribaron para agradecer, pedir o simplemente contemplar aquellas festividades, de las que todos hablan. Las puertas de la Basílica cerradas daban cuenta que la patrona están a punto de salir a la calle e iba a ser recibida por sus hijos, quienes la esperaban con pañuelos blancos, globos, papelitos y muchas alabanzas.

“Habrán sido sencillas campanas las primeras campanadas que Quiroga y Taboada hiciera sonar para que se perdieran en la extensión del monte. Habrán sido sencillas campanas las que habrán alborotado a la fauna de aquella época. Habrán sido sencillas campanas pero que iluminaban el corazón de los habitantes de esos rancheríos”, fueron las primeras palabras de Jhonny Villarroel, el conductor que hace 26 años aporta su voz para darle la bienvenida y despedida a la Virgen.

Con un sentido aplauso y alguna que otra lágrima en los rostros, la patrona salió a escena, escoltada por la Policía de Entre Ríos, para recorrer las calles nogoyaense, mientras se cantaba y se rezaba el Santo Rosario. Los abanderados y escoltadas lideraban la procesión. Al finalizar la misma, se concretó el desfile de agrupaciones tradicionalistas con la imagen de la Virgen en la puerta de ingreso a la Basílica.

El arzobispo Puiggari dejó en claro que “la Virgen también es nuestra estrella, la que nos hace llegar al Puerto de la Salvación, que es el cielo, nuestra meta”. Y añadió que “la indiferencia, el ‘no te metas', el individualismo y la falta de compromiso no es digno de hijos de María”. A su término, Cavagna manifestó que “el camino debe ser transitado juntos. Sabemos que hay muchas necesidades en los vecinos pero tenemos que trabajar todos juntos, afianzándonos en nuestra madre patrona pero sobre todo a través del diálogo”.

Cien kilómetros de fe

“La Virgen te saca todo el cansancio”, expresó contento el Padre Jorge Fontana, uno de los organizadores de la peregrinación Paraná—Nogoyá. Los 100 kilómetros recorridos no fueron en vano para los más de 170 peregrinos que, durante tres días, caminaron por la ruta nacional Nº12 para llegar a destino: la Basílica Nuestra Señora del Carmen. “La peregrinación anduvo como el día, o sea de diez”, agregó el presbítero.

Los orígenes de esta manifestación de fe se remontan al 2009 cuando un grupo de 11 personas encaró esta aventura. “Desde sus inicios, hay una intención en común que es rezar por toda la Diócesis de Paraná. A su vez, este año le pedimos a la Virgen que a todos los cristianos les renueve el corazón de discípulos y misioneros de Cristo. Obviamente, cada persona que participa también agrega su intención personal. Fue una alegría inmensa, que se manifiesta en la llegada a la Basílica”, agregó.

La actividad comenzó el sábado 13 a las 8.30 de la mañana y tuvo como punto de partido el acceso a la capital entrerriana, por San Benito. La delegación tuvo tres paradas: Crespo, Hernández y finalmente Nogoyá.

Tiempo de Nogoyá

Como muchos de los pueblos de origen español, Nogoyá surge alrededor de la capilla, que comenzó a construirse en julio de 1782 por el sacerdote español Fernando Andrés de Quiroga y Taboada. El predio fue cedido al efecto por don Leandro Duré. Los libros parroquiales de fábrica, que datan de 1826, se refiere al lugar como Villa de Nuestra Señora del Carmen de Nogoyá. Por decreto del General Justo José de Urquiza, la comuna es ascendida al rango de ciudad en 1851.

La aprobación de Nuestra Señora del Carmen como Patrona de Nogoyá fue solicitada por el presbítero Acebedo en su calidad de Delegado Eclesiástico al Papa Pío IX, quien atendiendo la solicitud concedió el Patronazgo por Bula el 5 de noviembre de 1851. Así se refleja en el libro “Tiempo de Nogoyá”, escrito por la maestra rural y ferviente investigadora, Enriqueta Defilippe. 

Después de una serie de trámites iniciados por el presbítero Juan de la Canala y Echevarría en 1884, el escribano Ricardo Álvarez, cumpliendo una disposición del Presidente Municipal, procede a escriturar el predio cuatro años más tarde.

El templo, rancho de paredes de adobe y techo de paja, fue puesto bajo la advocación de la Virgen del Carmen. La imagen de vestir, que es la que actualmente se halla en la Basílica, fue obra de Quiroga y Taboada con la madera que otorgó Don Alonso Enríquez. Gracias a la colaboración desinteresada de vecinos, profesionales, autoridades municipales y provinciales, la capilla logró crecer no sólo a nivel edilicio sino también en el número de feligreses que se acercaban. El 16 de julio de 1967, el Papa Paulo VI declara Basílica a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Actualmente, dicho edificio ha sido considerado dentro del Patrimonio Arquitectónico Nacional. 

La voz de la patronal

Hace 26 años que Jhonny Villarruel es el encargado de conducir los festejos por la Virgen del Carmen, todos los 16 de julio. Es el que se para frente al micrófono y le da la bienvenida cuando sale de la Basílica, pero también es el que le da la despedida cuando ingresa a la misma. Las sensaciones no cambiaron para nada en tantos años y él lo describe con estos términos: “El primer año fue con muchos nervios y ansiedad. Este año también es con nervios y ansiedad. Es exactamente igual porque no es lo mismo conducir un espectáculo, donde uno va preparado para presentar a los artistas. Aquí no hay artistas. Aquí hay emociones de la gente y también de uno mismo porque soy papá de cuatro hijos, tengo una familia y, por lo tanto me cuesta parar la olla como a cualquiera”.

“Antes no me emocionaba, hoy sí. Tengo 54 años y hace varias noches que me despierto sobresaltado. Es esa ansiedad de decir ‘cómo será este año' porque ni yo sé lo que va a pasar dentro de media hora. Es una sorpresa para todos y para mí también. Hay veces que digo cosas que ni yo sé de donde las saqué, cuándo lo preparé. Eso es el Espíritu Santo”, concluyó Jhonny quien estuvo también acompañado por Nicolás Acevedo en la locución.

100 kilómetros

fue lo que caminaron los peregrinos que partieron de Paraná rumbo a Nogoyá