De la Sala Paoli a calle Corrientes

La exitosa obra teatral que concientiza sobre el Alzheimer

Con 70 funciones y más de 4 mil espectadores, la comedia “Una espina en el zapato”, dirigida y escrita por el entrerriano Nazareno Molina, refleja las miserias, hipocresía, ambición y por sobre todo la crisis en la familia contemporánea. El actor oriundo de Larroque dialogó con Mirador Entre Ríos y dejó en claro que “el humor está muy presente y se le propone al público una reflexión sobre nuestras conductas”.
14-10-2019 | 19:49 |

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“Siempre digo que en Entre Ríos hay muchos talentos”, expresó Molina.



José Prinsich
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La casa de Modesta está lista para recibir a sus familiares. Es Noche Buena y hasta el momento las cosas parecieran marchar según lo planeado. El clima navideño se percibe en todos los rincones de aquel dulce hogar: un arbolito repleto de luces, las botas de Papá Noel que cuelgan de las paredes y los manteles de colores rojo y blanco le dan color a la jornada veraniega. Pero la rutina de esta tradicional cena se verá alterada con la presencia de aquella señora mayor, quien padece de la enfermedad de Alzheimer.

Los momentos de lucidez de Modesta desestabilizarán por completo la armonía y la paz reinante en el lugar ya que cuando esta abuela se pronuncia hacia sus hermanos dejará escapar algunas verdades, muchas de las cuales resultarán incómodas y hasta comprometedoras. Asimismo quedarán en descubierto falsos sentimientos de cada uno de los integrantes de la familia.

Así transcurre “Una espina en el zapato”, la exitosa obra teatral escrita y dirigida por el entrerriano Nazareno Molina. Más allá de que se abordan cuestiones vinculadas al Alzheimer, la historia refleja las miserias, hipocresía, ambición y por sobre todo la crisis en la familia contemporánea. “Es una puesta movilizadora e intensa, que apela a la identificación del espectador en cada situación planteada. Un trabajo en donde el humor está muy presente y propone al público una reflexión sobre nuestras conductas, sin ser moralizantes”, expresó el oriundo de Larroque que interpreta a Nicolasa, la ayudante de la protagonista.

La obra surgió hace tres años a raíz del fallecimiento del padre de Nazareno, quien padecía esta enfermedad. Ese fue el motor para que el dramaturgo escribiera sobre este tema, el cual desconocía pero que cambió notablemente su mirada sobre la vida. “Tal vez esta pieza sea la más autobiográfica en mis 20 años de dramaturgo. Un motivo que nos sirvió para unirnos y para poner bajo la lupa el sentido de la vida, las prioridades y los verdaderos valores”, dejó en claro el actor mientras recordaba con gran cariño a su musa inspiradora, Rafael.

En detalle

—¿Cómo sale la gente cuando termina la función?

—El final es inesperado y el público sale shockeado porque si bien te reís mucho también te emocionas, y al culminar te deja un mensaje picando. Ese es el objetivo mío como dramaturgo, más allá de mi rol como director y actor. Cuando escribí la obra, siempre mi idea era que la gente se vaya pensando y que les deje algo que los modifique. Por eso tenemos el éxito que tenemos. Hace tres años que estamos con esta obra. Hoy en día es difícil tener una obra independiente y que dure tanto tiempo.

—¿Por qué elegiste ese nombre para la obra?

—“Una espina en el zapato” tiene que ver con que la hermana (Modesta) es la que pincha, la que lastima, la que jode, la que molesta porque dice verdades dentro de su enfermedad. Es la que más verdades dice. Entonces, para esta familia es una espina en el zapato más allá de que esté enferma y de que sea una especie de espina desde ese lugar. Pero sobre todo por las verdades que dice esa noche y todo lo que conlleva eso, la guerra familiar que se arma.

—¿Dónde se realizó el estreno?

—La obra nace en Larroque con el elenco entrerriano en la Sala Padre Alberto Paoli. Luego armé un grupo en Buenos Aires. Con el grupo de Entre Ríos hicimos varias presentaciones en Larroque, Gualeguaychú, Urdinarrain, entre otros lugares. Después me tuve que venir a Buenos Aires para estrenar en el Teatro Liberarte en Avenida Corrientes y en el Teatro Buenos Aires. Este año tuvimos viaje a Córdoba, también volvimos a Entre Ríos donde pasamos por Ibicuy. En Córdoba la obra explotó y tenemos varias promesas de visitar algunas ciudades más antes de fin de año.

—El guión de la obra cruzó la frontera y llegó a Panamá. ¿Cómo fue eso?

—Una productora de allá tiene veedores de obras en Argentina. Entonces se ve que leyeron sobre nuestra obra, se acercaron y la vieron. Les interesó mucho la temática y compraron los derechos de mi obra para hacerla con actores y producción panameña. Argentores se comunica conmigo, me plantea la situación y finalmente compran los derechos de la obra conjuntamente con la obra de José María Muscari “Falladas”. En mayo de este año se estrenó en el teatro El Círculo de Panamá con gran éxito y con actores conocidos en el ambiente.

—¿Te lo esperabas?

—La verdad que no. Fue una gran sorpresa. Siempre digo que fue mi padre desde el cielo que me iluminó e hizo que todo lo que haya invertido en la producción me volviera multiplicado. Fue una gran alegría y una caricia al alma que vean tu trabajo y que otros actores desde tan lejos hagan tu obra y lleven ese mensaje es muy gratificante.

—¿Cuánto sirvió esta presentación para concientizar sobre la enfermedad?

—Creo que sirvió mucho. Hasta el momento unos 4.500 espectadores la han visto. Teniendo en cuenta que es teatro independiente, la cifra es grande. Nosotros, desde la segunda función, contamos con el apoyo de Alma (Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer). Es de Buenos Aires pero tiene sede en todos lados. Eso nos ayudó y también tenemos el apoyo de Apsa (Asociación de Psiquiatras Argentinos), y de la Facultad de Medicina de la UBA, donde el año pasado estuvimos haciendo funciones para el alumnado y los docentes durante cuatro meses en el Aula Magna de la misma facultad. Tuvimos apoyos importantes que hicieron que la obra creciera y se diera a conocer. Gracias a Alma pudimos ir a Córdoba y también está la posibilidad de viajar a Tucumán y La Rioja. Hay posibilidad de llevar a la obra a otro país. Por eso estamos viendo que es lo que surge. Es una obra que, tranquilamente, puede seguir funcionando.

—Si tuvieras que elegir entre actuar, dirigir o escribir. ¿Cuál elegís?

—Son tres cosas totalmente diferentes y a las tres las disfruto. Casi siempre en mis obras las dirijo y a veces actúo. Pero cuando no actúo me quedo con esas ganas. Debo decir que disfruto de las tres cosas. Cuando estoy escribiendo una obra estoy apasionado y hasta que no le pongo final no puedo parar. Es esa adrenalina que te da todo esto. De hecho hace poquito terminé de escribir mi próximo proyecto “Cuerpos rotos” para el 2020. Hace un mes y medio que empezamos a trabajar. Estoy feliz y disfruto esto. De chico sabía que esto era una cosa que me apasionaba.

—¿Hiciste algo en televisión?

—He hecho algunas cosas en televisión con participación en novelas y cortometrajes. Soy más teatrero. Con Eleonora Wexler hemos creado un buen vínculo de amistad. Ella me ha llevado a alguna novela donde trabajaba, donde he tenido algunas participaciones. No sé si es lo que más me gusta la televisión. Igualmente, siempre que sale algo bienvenido sea porque es trabajo y yo vivo de eso.

—Algún consejo para quienes deseen seguir el camino de las tablas

—Si uno le pone pasión y verdad, todo llega. Pero, obviamente, hay mucho sacrificio detrás. Está bueno trabajar de lo que a uno le gusta, con humildad y siempre teniendo los pies sobre la tierra. No creyéndosela o, mejor dicho, creyéndosela lo justo y correcto. Esto tiene que ver con la perseverancia, en insistir, en luchar por los sueños para conseguir lo que uno se propone. Siempre digo que en Entre Ríos hay muchos talentos. Hoy estoy en Avenida Corrientes con una marquesina con mi nombre ahí. Mis compañeros y familiares nunca pensaron que iba a llegar a concretar ese sueño. La carrera que elegí es una profesión muy jodida porque decir “voy a estudiar teatro” es medio fuerte. Uno piensa me voy a morir de hambre. Hoy miro hacia atrás y pienso en la cantidad de cosas que logré. Estuve en el Teatro Oficial, trabaje con Eleonora Wexler, nada más y nada menos. He tenido grandes oportunidades y estoy agradecido con lo que he logrado.

Sobre el autor

Nazareno Molina es dramaturgista (dramaturgo, actor y director de teatro). Nació el 5 de agosto de 1976 en la ciudad de Larroque, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Con tan solo 10 años su formación como actor comenzó en la Escuela Parroquial de Arte Escénico dirigida por el Presbítero Alberto Paoli Lovera, quien le inculcó los primeros conocimientos sobre dicho arte y con quien logró ser perito en Arte Escénico en 1991, después de cinco años de estudio.

Desde entonces, el entrerriano mezcló sus dotes escénicos con la escritura y la dirección. En sexto grado de primaria comenzó a representar sus primeras obras de teatro en los actos patrios de la escuela José Manuel Estrada de Larroque. En 1996 creó el grupo de teatro independiente “Friwox”, para el que escribe, dirige y en el que también actúa, y que mantiene en actividad ininterrumpida con dos elencos hasta la fecha con diferentes proyectos.

“Tuve la ventaja de saber desde chico qué era lo que me gustaba. Sabía que la carrera de actuación la tenía en Capital Federal. Pero la verdad que me daba un poco de miedo y no daba para ir a estudiar. No tenía a nadie en Buenos Aires como para que me ayudaran. Entonces decido irme a Gualeguaychú a estudiar Letras, que era cercano a lo que a mí me gustaba. Pero con un año de Letras me di cuenta de que no era lo mío y me había equivocado en ese sentido. Tenía que seguir a mi corazón para ver qué me decía”, comentó el multifacético en diálogo con Mirador Entre Ríos.

El joven Molina estuvo en el Departamento Gualeguaychú hasta los 23 años, momento en el que decidió radicarse en Capital Federal con la finalidad de hacer la carrera de Arte Dramático, logrando el título de Actor Nacional en el Colegio Superior de la comunicación y Artes del Teatro, dirigido por Alejandra Boero. Otros de sus formadores artísticos argentinos fueron: Guillermo Parodi, Rubens Correa y Luciano Suardi, entre otros.

Una obra para concientizar

Desde sus comienzos, “Una espina en el zapato” cuenta con el apoyo de la Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer y Alteraciones semejantes de Argentina. La asociación voluntaria sin fines de lucro fue fundada el 25 de abril de 1989 y tiene como objetivo promover la mejor calidad de vida posible para las personas enfermas y familiares.

El 21 se septiembre se conmemoró el Día Mundial del Alzheimer. El establecimiento de esta fecha tiene como finalidad concientizar y trabajar sobre la prevención y la eliminación del estigma que pesa sobre las personas que padecen la enfermedad, que se caracteriza por una afectación de las funciones mentales superiores o funciones cognitivas. Por eso, es considerado como uno de los trastornos más temidos por las consecuencias de gran deterioro que produce en aquel que lo padece, especialmente en su memoria.

Datos a tener en cuenta:

—Provoca dificultades en el lenguaje.
—Aproximadamente el 70% de las demencias son Alzheimer.
—No existe un test diagnóstico para confirmar con total certeza que una persona lo padece.
—La edad es el principal factor de riesgo para padecerlo.
—Los factores ambientales y hábitos de vida son los que se pueden modificar para disminuir el riesgo de desarrollarla.
—Es la causa más frecuente de demencia.
—Se estima que en 2030 cerca de 74 millones de personas tendrán la enfermedad.

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