Una obra teatral expone el drama de los femicidios

Empatizar desde el dolor

“Calesita rusa” está basada en hechos reales. En escena, cuatro personajes relatan los últimos momentos de víctimas de femicidios. La premisa: interpelar al espectador y exponer la crudeza de la problemática. “Dejar de lado las metáforas para plantear lo que ocurre aquí y ahora”, explicó el director, Federico Corj.
15-10-2019 | 11:43 |

La obra es “un reclamo, una interpelación, un pedido de justicia que retumba en el cuerpo de cuatro actrices”.
Foto:Gentileza: producción.
Juan Ignacio Novak
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No es necesario ir mucho más allá de las crónicas policiales de los diarios argentinos para empezar a esbozar el complejo drama de los femicidios. En sólo un fin de semana de mediados de septiembre, cuatro mujeres fueron asesinadas en diferentes puntos del país, una de ellas en la ciudad de Santa Fe. Fue precisamente la onda expansiva de este flagelo la que movilizó a un grupo de artistas que, ya en 2018, configuraron la obra teatral “Calesita rusa... ¿a quién le toca ahora?”. Con el objetivo de tratar de aportar un granito de arena en la tan necesaria interpelación a la sociedad para intentar revertir este tipo de situaciones a partir del llamado a la reflexión y el pedido de justicia.

Esta obra -que tendrá nuevas funciones este mes en la Sala Foyer del Centro Cultural Provincial (Junín 2.457) los sábados 19 y 26 de octubre- está centrada en cuatro personajes que relatan los últimos momentos de víctimas de femicidios. La propuesta está basada en hechos reales, pero como señalan los propios realizadores, se apuntó a incorporar “una poética que permita traer en proximidad la crudeza que viven muchas”. Las actrices que intervienen son Alicia Garbagnoli, Brenda Jerichau, Sofía Menna y Virginia Ballal, mientras que la dramaturgia y dirección corren por cuenta de Federico Corj, quien dialogó con Mirador Provincial para dar cuenta de los objetivos que guiaron la obra y del proceso conjunto que atravesaron todos los integrantes del grupo hasta dar con el tono exacto.

“Soy profesor de teatro y trabajo en escuelas secundarias. Dentro de un proyecto, la idea era que los chicos pudieran hablar de cosas que les interesaran o preocuparan. Y un grupo de alumnas sacó el tema de los femicidios y sobre todo de la brutalidad con que se producían. Toda la maquinaria atroz que hay detrás. Entonces fuimos buscando casos que salían en los diarios y a partir de ahí se dieron los primeros pasos de la obra”, recordó. Admitió que cuando decidieron desandar ese camino, el abordaje de la temática resultó muy compleja. “Cuando el grupo de actrices empezó a trabajar se enfrentó a una realidad muy dura. ¿Cómo encarnar a esos personajes? Ahí decidimos empezar de alguna manera a jugar con los roles de la persona, la actriz y el personaje. Ese ida y vuelta descomprimió un poco la parte emotiva”, contó.

Sin metáforas
Cuando presentan “Calesita rusa” los propios realizadores ponen hincapié en dos aspectos: el compromiso social, que “evita la banalidad de la estética contemporánea” y la apuesta a trabajar en un sentido que suena paradójico: el “distanciamiento activo del espectador”. Consultado al respecto, Corj explicó que “notábamos que el teatro que estábamos acostumbrados a ver, era un teatro que hacía de lo más crudo algo bonito, como que las sensaciones eran frívolas, quedaban en la piel o en una emoción superflua.

Entonces nos planteamos la necesidad de hablar de esto sin ese lenguaje frívolo. Necesitábamos un lenguaje cotidiano que llegue y emocione. Que deje un poco las metáforas para referirse al aquí y ahora. Que es tierra seca entrando en los ojos, arena atragantándose en la garganta y pies dolidos de tanto caminar”.

Respecto de las características del trabajo con las actrices, el director apuntó que fue una construcción cotidiana. “Ensayo a ensayo, puesta a puesta. Es una forma nueva de experimentar y tratar de llegar lo más posible al centro de los personajes. Surgen nuevas sensaciones, cada ensayo y cada puesta se vive de forma diferente. Y eso nos permite ser más auténticos con lo que queremos plantear. Este pedido de justicia tiene que ver con el modo en que esas actrices, en cada función, dicen ‘nos están matando’. La idea es empatizar con el otro, pero desde el dolor, no solamente desde lo estético”.

Silencio
A lo largo de un año de presentaciones, “Calesita rusa” tuvo una muy buena recepción por parte del público. “Nos han pasado situaciones muy raras, como que termine la obra, la gente nos aplauda y después se genere un silencio donde la gente no se levanta, se queda sentada. Salen las chicas, vuelve a aplaudir pero se genera un silencio estático porque es una situación muy cruda la que se vive dentro de la sala, prácticamente visceral. Incluso hemos tenido muchas felicitaciones por parte de organizaciones que nos han dicho que la obra tiene que ir a todos lados, hasta las escuelas”, reveló el dramaturgo y director.

De acá en más, la idea del grupo es cerrar el año en la ciudad y después empezar a realizar una serie de recorridos llevando el mensaje. “La idea es que la gente empiece a experimentar las vivencias de estas pibas que están en un escenario, frente a las luces, tratando de contar historias que realmente sucedieron”, finalizó.



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