Gabriel Baldi | [email protected] 


La partida argentina se dio probablemente antes de lo esperado. Pero lo cierto es que Los Pumas no fueron regulares a lo largo de los cuatro partidos que alcanzaron a disputar, con derrotas ante Francia e Inglaterra y triunfos sobre Tonga y Estados Unidos. El equipo nunca encontró un equilibrio ni la fluidez en el juego que necesitaba. Asimismo, el rendimiento de muchos jugadores fue muy bajo.


De esa manera, la despedida nacional de la Copa del Mundo Japón 2019 llegó tan solo en la primera fase. A la hora de trazar un balance, el mismo debe ser minucioso y seguramente tendrá detalles que quedarán guardados en los vestuarios.


Tratar de buscar en qué falló el plantel para encontrar el punto a corregir en vistas al futuro será la clave de los próximos meses, con el fin de empezar a trabajar el proceso rumbo a Francia 2023.
El concordiense Marcos Kremer, presente en todos los juegos argentinos, fue uno de los distinguidos de un plantel que en líneas generales careció de figuras sobresalientes. El paranaense Javier Ortega Desio, en tanto, cumplió cada vez que le tocó estar en el campo.


Tanto Kremer como Ortega Desio continúan rompiendo récords. Con 29 años, Javi sumó 57 caps con Los Pumas mientras que el oriundo de Concordia alcanzó las 28 presentaciones.


El debe y el haber


El flojo nivel que mostraron varios jugadores en esta Copa del Mundo puede ser atribuible a diversos factores. El cansancio y desgaste de una temporada intensa con Jaguares en el Súper Rugby, la presión que puede haber existido por alcanzar la clasificación a cuartos de final o bien, cuestiones anímicas de cada uno.


“Creo que las individualidades se destacan siempre y cuando el equipo esté bien. Si el equipo juega a lo que pretende, seguramente cada jugador podrá potenciarse. Tampoco podemos esperar que si jugamos mal, se resalte cada uno en su puesto. Creo que lo que pasó fue un mix de esto. A la culpa la tenemos todos”, le indicó a Mirador Entre Ríos el segunda línea Guido Petti, uno de los puntos más alto del seleccionado junto a Kremer.


Lo cierto es que varios jugadores admitieron haber tenido un Mundial chato. Principalmente, en los encuentros clave, como fueron Francia e Inglaterra. Se esperaba mucho más de los tucumanos Nicolás Sánchez y Ramiro Moyano, de los rosarinos Emiliano Boffelli y Jerónimo De la Fuente o de los experimentados Pablo Matera, Agustín Creevy o Tomás Lavanini, cuya expulsión ante Inglaterra fue un detonante para el quiebre del encuentro y la posterior caída libre del equipo.


Julián Montoya, Nahuel Tetaz Chaparro, Tomás Cubelli, Santiago Carreras y Bautista Delguy prevalecieron haciendo ni más ni menos que lo que se espera de cada uno en su rol.
La racha adversa de 10 derrotas consecutivas que los argentinos registraron al caer con sus pares franceses caló hondo en las estadísticas de un elenco que parecía haberse acostumbrado a perder.


En este torneo, de cuatro partidos jugados, Los Pumas marcaron 106 puntos, producto de 14 tries, 12 conversiones y cuatro penales. Los tries fueron obra de Montoya (4), Mallía (2), Joaquín Tuculet (2), Matías Moroni (1), Gonzálo Bertranou (1), Petti (1), De la Fuente (1), Carreras (1) y Nicolás Sánchez (1).


La efectividad en los tackles fue el punto débil argentino. Entre los cuatro partidos, Los Pumas sumaron 108 tackles errados de 518 totales.


Los rostros de los jugadores en este Mundial, no parecían reflejar el disfrute de decir presente en el tercer evento deportivo más convocante del planeta. Por supuesto, tuvieron su gran porcentaje de culpa en la pronta despedida ecuménica, más allá de que todos los cañones apunten en la actualidad contra el entrenador, Mario Ledesma.


Luego del partido frente a Francia, comenzaron a cobrar fuerza los rumores sobre una eventual mala relación entre el DT y algunos de sus dirigidos, que incluso podría pesar desde hace algunos años. Aunque cada técnico siempre tendrá su libreto y contará con sus preferidos, Ledesma utilizó en esta novena Copa del Mundo, determinaciones poco habituales como relegar a Sánchez de los 23 que enfrentaron a Inglaterra e improvisar un apertura en De la Fuente; borrar por completo a Moyano tras su floja actuación ante Francia; jugar con una pareja de medios que poco se conocía; marginar de la titularidad Creevy, entre otras.


Además, el equipo nunca contagió ni emocionó a la considerable cantidad de argentinos que llegaron hasta Japón para ver al equipo.


El seleccionado nacional se despidió sin sobresalir. Tan solo el line, el scrum y el maul funcionaron bien, a excepción del juego ante Estados Unidos, donde todo fluyó y todos parecieron soltarse a jugar.


Un nuevo camino


Consumado el tercer puesto en el Grupo C, Argentina clasificó automáticamente a Francia 2023 y ahora, será ahí adonde deben apuntar los próximos objetivos, capitalizando a su vez al máximo los cuatro años que habrá en el medio.


Después de cada Mundial, concluye un ciclo para varios jugadores. Se presupone que por edad, varios alcanzaron su último campeonato. Sin embargo, hay también un futuro promisorio en los 16 debutantes que tuvo este certamen.


El cordobés Juan Cruz Mallía, Delguy, Carreras, el rafaelino Mayco Vivas son algunas de las promeses que se acercan y seguramente tendrán a priori como cómplices a Los Pumitas, Santiago Chocobares, Mateo Carreras, Bautista Pedemonte y Juan Pablo Castro.


Los Pumas volverán a la competencia en julio próximo y en ese transcurso, será fundamental una humilde autocrítica. Barajar y dar de nuevo, por parte de jugadores, staff y dirigentes, de eso se trata.


Los cimientos del rugby argentino están sólidos. En esta temporada, se dejó escapar un Mundial. Uno más. Pero la meta deberá permanecer intacta.