Luis Gómez

En poco más de una década, el beach tennis (tenis de playa) ha ganado espacio en las principales playas de distintos puntos del orbe y su desembarco en territorio entrerriano se está produciendo este verano.

En balnearios de la costa del Uruguay, reúne a practicantes de distintas edades y su rápida evolución logró la realización del primer espectáculo público y se anuncian más hasta el final de la estación estival.

Los pocos elementos necesarios para practicarla y la atracción a realizar movimientos espectaculares llaman la atención, inicialmente, a tenistas, pero también a todos los seguidores de otras disciplinas con variante playera.

Después de practicarse en la ribera concordiense, hizo su gran irrupción en escena a principios de año en Federación, en la 37ª Fiesta Nacional del Lago, donde una demostración atrajo a unos 70 participantes.

De Europa a Entre Ríos

El beach tennis es furor en los principales centros de veraneo, principalmente de Europa, y hace unos años atrapó a Juan Pablo Maciel. El profesor de tenis concordiense quedó encantado con videos de los torneos que se realizan en Italia y mucho más cuando, hace unos años, pudo jugarlo en México con un jugador profesional.

“Esta modalidad le da una finalidad, un concepto, al paleteo en la playa. Es fácil de jugarlo y muy divertido”, le confió a MIRADOR ENTRE RÍOS, al caracterizarlo.

Próximo a convertirse en deporte, pues ya tiene la aprobación de la Federación Internacional de Tenis (ITF, según sus siglas en inglés), Maciel no dudó en implementarlo en la provincia. Mientras desarrollaba la Escuelita de Beach Tennis, con respaldo del Ente Costanera en mi Ciudad, tejió lazos con autoridades deportivas de localidades cercanas y logró un auspicioso debut en la demostración abierta para residentes y turistas.

“La aceptación es increíble, dado que es más sencillo que otros deportes de arena, muy activo y contagiante. Además, no genera impacto sobre las articulaciones”, resaltó, entusiasmado por la confirmación de dos fechas.

Por estas horas se concreta el primer torneo, nuevamente en la playa Grande federaense, y en Concordia (28 de febrero al 1 de marzo) será el segundo. Ambos son gratuitos, gracias al apoyo de firmas públicas y privadas, y aumentan la posibilidad de sumar realizaciones en Santa Ana y Concepción del Uruguay.

Prometedor

Apelando a la facilidad para montar los campos de juego, Maciel augura que el bech tennis irrumpirá pronto en otros escenarios.

“Es muy fácil armar una cancha, incluso en el fondo de una casa o en un campo. Hasta es apto para practicarlo en invierno”, argumentó, pensando en que la actividad no tiene techo.

“Por otro lado, los deportes de playa son el futuro y nosotros tenemos ámbito para desarrollarlos”, se entusiasmó respecto a las condiciones en Entre Ríos.

“Confío que otros colegas harán lo mismo desde distintos puntos hasta conformar una entidad matriz que organice torneos, tenga sus rankings e impulse más escuelitas de beach tennis”, cerró, al despedirse.

Cómo se juega

Tal lo anticipado, el beach tennis demanda poco equipamiento. Sólo las raquetas (específicas, aunque también pueden usarse las de pádel) y una red.

Las dimensiones de juego son las mismas del beach volley, de 16 x 8 metros, aunque el ancho se reduce a 6 metros cuando se juega en singles.

Las similitudes con el tenis están dadas por la pelota (con presión más baja), la red divisoria (aunque colocada a una altura de 1,70 metros) y la puntuación. Las variantes son, lógicamente, que no hay posibilidad de pique, por lo que se busca impedir que esto ocurra.

El saque, en tanto, es de un servicio por punto y es libre en la posición y dirección. Se puede servir por arriba o abajo (esto último, obligatorio en dobles).

Volviendo a la puntuación, es igual al tenis convencional, excepto cuando se llega a iguales, donde un único punto (llamado de oro), define el game. Los sets se juegan a 6, 7 ó 9 juegos, con tie-breaks en los puntos previos al desenlace; en los torneos internacionales, se disputan partidos al mejor de tres sets.