Guillermina Ferraris
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Atravesada por los pedidos de justicia por Fátima Acevedo y de renuncia de magistrados y funcionarios judiciales y de de los gobiernos de la provincia y la Municipalidad de Paraná involucradas por su inacción en el femicidio, Paraná concretó el cuarto paro internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries.

Una vez producido el hallazgo del cadáver de Fátima, el análisis de la situación en sí, las declaraciones públicas de representantes de judiciales y municipales, el silencio de las autoridades provinciales y la colocación de vallas alrededor de la Casa de Gobierno, generó una serie de mensajes que no pasaron desapercibidos para las manifestantes.

En efecto, este 9 de marzo, el reclamo al Estado y a toda la sociedad por la igualdad de oportunidades y derechos laborales, cuya consigna iba a ser “la deuda es con nosotras”, estuvo atravesado por la bronca, el dolor y el reclamo de Justicia por el femicidio de Fátima Acevedo, quien estuvo desaparecida durante una semana y fue hallada el domingo pasado en un pozo ubicado en calle Hernandarias al final. También se destacó el pedido de renuncia de, entre otros funcionarios, la ministra de Justicia y Gobierno Rosario Romero, una responsable política directa de las negligencias del Estado, quien todavía no han salido a dar explicaciones.

La agenda en la semana previa al 9M estuvo marcada por el pedido de aparición de Fátima, desde el 7 de marzo y el punto de inflexión paradójicamente fue el 8, día en el que informaron del hallazgo de su cuerpo. Se generó una vigilia de forma espontánea en la puerta de Tribunales. Ese mismo día, los responsables del Poder Judicial encargados de la búsqueda de Fátima dieron una conferencia de prensa vacía de explicaciones y perspectiva de género, además de realizarla a puertas cerradas, a pesar de que cientos de paranaenses exigieron que se haga de manera pública.

Lo cierto es que el hallazgo del cuerpo de Fátima caló hondo en la comunidad paranaense. Un golpe duro que afectó de forma colectiva la susceptibilidad de miles de mujeres, lesbianas, personas no binarias, travestis y trans, que se congregaron a partir de las 17 hs en la Plaza 1° de Mayo para exigir entre otras cosas, la implementación de políticas públicas con financiamiento real, que garanticen el cumplimiento de la Ley 26.485 de Protección Integral de Mujeres. De hecho, en Entre Ríos no había antecedentes de masividad en una marcha desde la que se convocó por el femicidio de Micaela García, en abril de 2016.

Performativa

Una intervención realizada por un grupo de activistas frente a la columna de personas, que se preparaba para arrancar a paso firme, marcó el inicio de la marcha. Esta vez fue el rostro de Fátima el símbolo de unidad entre todos los sectores trans-feministas locales, que también reclamaron garantizar el acceso a la Justicia; implementación de la ley Brisa para aquellos niños, niñas, niñes que han quedado huérfanos porque sus madres fueron víctimas de femicidio; la declaración de la emergencia de género o el cumplimiento de la Ley Micaela, que obliga a los tres poderes del Estado a concretar una real formación en perspectiva de género, para que los funcionarios estatales cumplan su rol teniendo en cuenta el trasfondo socioeconómico machista y desigual por el que está atravesada la comunidad toda.

Los escalofriantes datos hablan por sí solos: dan cuenta de que existen más muertas que cantidad de días en el año 2020. Desde el 1 de enero al 29 de febrero hubo 63 víctimas de femicidios, 88 niños o niñas que quedaron sin sus madres y según las cifras publicadas este año por el Observatorio de las Violencias “Ahora que sí nos ven”, en Argentina cada 23 horas una mujer es víctima de femicidio. Sí, una por día. No obstante la magnitud de las cifras, durante el 9M se hizo notablemente la ausencia de funcionarias y funcionarios, a excepción de aquellas trabajadoras estatales que desde hace años forman parte del movimiento feminista y la Asamblea participativa de mujeres, lesbianas, travestis y trans de Paraná. Tal es el caso de la Subsecretaria de Mujer y Diversidad y responsable de la Casa de la Mujer, Cristina Ingleson, quien asistió a la movilización a pesar de haber sido cuestionada por un sector del movimiento transfeminista local, por no haber garantizado ciertos recaudos para Fátima Acevedo durante su estadía en la Casa de la Mujer, que según el intendente Adán Bahl, es en realidad un “albergue” para mujeres.