Belén Fedullo
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La cuarentena en algunas zonas de China comenzó a fines de diciembre. Un aviso del gobierno alertó a los ciudadanos sobre la aparición de un nuevo virus extraño que causaba contagios masivos y muertes y para el que todavía no encontraban una cura. Con controles exigentes y avisos en los que remarcaban la necesidad de lavarse las manos y usar barbijos, las calles estuvieron vacías durante más de 60 días y todo cambió.

Luego de dos meses de encierro y de trabajo sin descanso por parte del personal médico, el gobierno chino informó a la población que podrían ir saliendo de manera paulatina. La noticia llegó tras una disminución en la cantidad de personas contagiadas y fallecidas que llevó incluso a cerrar los hospitales de campaña que habían montado en tiempo récord. El comienzo de la primavera significó un aporte positivo, con el aumento de la temperatura la transmisión de enfermedades respiratorias se redujo y permitió que se pierda la sensación de pánico que se adueñaba de algunos ciudadanos. De a poco, las personas que estuvieron confinadas empezaron a salir, con algunos límites de tiempo y espacio en primera instancia, y luego con libertad total.

Algunas cosas cambiaron. En los primeros días cada persona que salía depositaba su confianza en el otro. La distancia se respetaba a rajatabla incluso en las escuelas, en las que tomaron algunas medidas para conservar y respetar el espacio individual de cada alumno e incluso se dieron a conocer imágenes de pequeños estudiantes con máscaras, barbijos y biombos por cada banco. El trabajo parece dar resultado y actualmente solo una región se encuentra aislada, Harbin, zona en la que debieron retroceder porque una estudiante que llegó desde Estados Unidos ocasionó un contagio masivo.

La vuelta, tras dos meses de aislamiento obligatorio, también significó un sinceramiento económico. Si bien la mayoría de las profesiones pudo continuar con el trabajo a distancia, al igual que en la mayoría de los países que decretaron cuarentena, la economía china se vio afectada. Entre las estrategias, luego de varios días de vuelta a la actividad, el gobierno decidió decretar feriados para que los comercios pudieran aprovechar la salida de la gente que descansa y vender en mayor cantidad. La puesta en marcha de ese plan parece dar resultado y, de a poco, los ciudadanos parecen ir perdiendo el miedo.

"Vida normal"

Shangai es la ciudad más grande de China. Con más de 24 millones de habitantes, esa zona logró mantenerse en un número bajo de casos en relación con su población. La vuelta al día a día normal significaba una preocupación, porque es uno de los lugares más visitados, pero todo parece marchar sobre rieles.

Guillermo Ferrari nació en Concordia, pero vive allí con su esposa y desde la gran ciudad china contó cómo es la vida después de la cuarentena. "Las personas volvieron a la vida normal, estamos haciendo lo que hacíamos antes de que el gobierno decretara cuarentena, lo único distinto es que todavía no abrieron los cines. Los restaurantes abrieron sus puertas y estuvieron llenos el fin de semana porque había feriados, entonces la gente aprovechó a salir, de hecho llegaron muchas personas de visita desde otras ciudades, porque se puede viajar", señaló a Mirador Entre Ríos y describió: "De los que salen, la mayoría tiene puesto barbijo, algunos lo usan todo el tiempo y otros se lo van bajando o corriendo según la zona en la que estén, pero cuando tienen que entrar a algún lugar tienen la obligación de mantenerlo puesto, salvo en los restaurantes, claro, en el momento de comer".

Sobre la situación económica, tras el encierro y la paralización casi total de actividades, comentó: "Existe una preocupación por lo que va a suceder y está sucediendo con la economía, por eso se agregaron dos días más al feriado que hubo durante el fin de semana, para incentivar a la gente a salir y comprar, ya que eran como minivacaciones. Los shoppings pusieron combos de ofertas, descuentos de todo tipo, porque como las personas gastaron sus ahorros durante la cuarentena, no quieren salir a comprar o gastar en exceso, quieren recuperar lo que fueron perdiendo, así que como los comercios también necesitan recuperarse hacen ofertas y la gente se siente un poco más motivada y va eligiendo lo más conveniente. El gobierno está trabajando también para eso, quieren reactivar la economía en China después de todo el tiempo que estuvo todo parado".

La vuelta a las actividades, luego de la rigurosidad con que el gobierno advirtió a los ciudadanos chinos, se dio de manera paulatina, pero ahora parece haber tanta confianza que incluso las personas comienzan a dejar de pensar constantemente en las distancias y se relajan. "El comportamiento de las personas es parecido al que tenían antes de que sucediera todo esto, están tranquilas, no tienen miedo. En general hemos visto que se podía salir y que si seguimos tomando recaudos todo va bien. En estos días se rompió un poco el distanciamiento social incluso, porque en las ciudades grandes es difícil mantenerlo cuando la gente sale de paseo y aunque cada uno observa en dónde se para y cuál es la cercanía con el otro, ya no se respeta tanto. Se siente que volvió todo a la normalidad, al menos cuando hubo días feriados así se sintió por el movimiento que había", indicó el entrerriano.

Protocolo de actuación y posible vacuna

Sobre el protocolo de actuación en casos de coronavirus, explicó: "Si una ciudad encuentra un infectado, rápidamente es considerada zona de riesgo y de manera automática se cierra todo. No se puede salir o entrar en esos lugares y cuidan todo de manera extrema. Ese es el protocolo que tienen cuando vuelven a encontrar casos positivos, pero no es común que suceda, al menos no ahora que empezó la primavera".

Finalmente, desde el país asiático, el entrerriano habló de lo que conocen sobre la posible vacuna. "Acá se habla de una vacuna, se habla de un trabajo que están haciendo ya con humanos, pero lo irónico es que casi no hay casos en toda China entonces es difícil probarla, tal vez trabajen con los pacientes de Harbin, pero sabemos que tenemos que seguir esperando que se produzca, todo lleva un tiempo por la cantidad de ensayos que se hacen y luego la distribución también tiene sus plazos, así que hay que ser cautos y mantenerse a la espera", concluyó.