Salud Mental en Concepción del Uruguay

"El Despertar" de quienes necesitan que se les dé una oportunidad

En La Histórica funciona un centro de día que acompaña a personas con padecimientos mentales. Su creación, sus objetivos y lucha diaria en una entrevista con su directora e impulsora Liliana Blanco.
18-05-2020 | 23:25 |

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El centro de día El Despertar funciona desde 2011.


Eugenia Delorenzi
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El contexto de encierro que estamos atravesando desde principios de marzo ha producido en la sociedad toda, en mayor o menor medida, un quiebre respecto de repensarnos en los espacios que habitamos, en cómo afecta el encierro a nuestra salud física, mental y emocional. Esta misma sensación de encierro en estos contextos es, en parte, la misma que cotidianamente sienten quienes tienen padecimientos mentales y muchas de sus familias. La estadía en neuropsiquiátricos, el estigma social que provocan y la difícil reinserción social son las principales causas de estos motivos.

Por ello, es que en Concepción del Uruguay nació por el 2010 la idea de "El Despertar" que desde que abrió sus puertas en 2011 es un centro de día que se dedica a trabajar en esta reinserción social a través de terapias grupales e individuales, talleres y un acompañamiento para el desarrollo de las personas en sociedad.

Fue un largo camino recorrido, donde se fueron presentando anteproyectos y proyectos hasta llegar al 2014, año en que El Despertar fue aprobado como institución por el Iprodi (Instituto Provincial de Discapacidad). No sólo entonces es interesante el trabajo que desarrollan, sino cómo su directora, Liliana Blanco, dedica su vida a este sueño que tenía y se volvió realidad. En una entrevista con Mirador Entre Ríos explica lo que significa este centro, la lucha diaria y cómo están atravesando el contexto de cuarentena.

Primero, lo primero

Liliana Blanco es una mujer luchadora, que incesantemente trabajó para poder lograr el bienestar de otras personas y que su historia genera inspiración para lograr cambios sociales verdaderos. "Yo vengo de mis orígenes de ser empleada municipal. En realidad toda mi vida siempre he hecho algo. He hecho desde militancia a todo, siempre buscando cosas nuevas para crecer", contó.

"En un momento de mi vida me planteé que me quería formar en la universidad porque también era ser coherente con lo que en ese momento proponía", relató y profundizó: "En el 2000 con Néstor Tellis, que trabajaba conmigo, empezamos a pensar que nos teníamos que capacitar y capacitar a nuestros compañeros. Ya antes habíamos empezado todo el recorrido de hacer cursos para dar una formación y eso me hacía ruido a mí, porque estábamos hablando de que mis compañeros se tenían que formar y por ende yo también tenía que formarme, y tuve esa inquietud de empezar a estudiar, y me puse a buscar qué era lo que podía ponerme a estudiar y ahí encontré lo que en principio creí que era una carrera que a mí no me decía nada".

En relación al inicio, contó: "Empecé, era la única mujer grande. Me acuerdo de mi ingreso, que éramos 70 y la única persona 'mayor' era yo, así que lo tomé con todo el compromiso. Realmente me recibí dentro del tiempo establecido. Yo me anoté en 2007, me recibí en 2010, es decir que fui haciendo todo el día. De mi camada nos recibimos 3. Y a partir de ahí ya fui a hacer todos los trámites para la matrícula y en mayo de 2011 ya tenía mi primer trabajo. Y a partir de ahí empecé a pensarme en esto porque mi primer trabajo fue un caso fuerte y yo me pensaba: no me voy a pasar toda la vida en eso. Yo tenía que hacer otra cosa", agregó.

-¿Así nace El Despertar?

-Sí, cuando me recibí comencé a trabajar en esta idea. Comencé a trabajar con pacientes en el área con padecimientos mentales y empecé a observar que no había en la zona que si bien había centros de día o centros terapéuticos- pero que no trabajaban estos padecimientos específicos. Sí funcionaba el centro de salud Giacomotti que fue en realidad el precursor acá en todo lo que respecta a la salud mental. Se me ocurrió empezar a ver que no había nada para las personas con estos padecimientos mentales como psicosis, esquizofrenia, bipolaridad, depresión.

Al ser grande se me juntaba con la experiencia de vida, así que bueno, empecé a pensar en este modelo y me enamoré de eso. Néstor es quien me ayuda con el proyecto y lo acosé realmente, porque sin descanso, intensa como soy, le insistí con eso. Además, teníamos el proyecto pero no tenía ni un peso partido por la mitad para iniciarlo, así que toda la plata que gané con mis primeros trabajos fue ahí. Así que ahí salió, y me costó muchísimo pero es mi vida, lo que vivo y respiro.

Y cuando me pregunté qué era lo que quería hacer con esto y se me ocurrió que acompañar, enseñar, ayudar y dar herramientas es un despertar, sobre todo en casos más agudos. Así que fue El Despertar el nombre que elegí, es muy simbólico.

La actualidad

-¿Cómo se encuentra hoy el centro de día?

-No tenemos aún una gran infraestructura, y tenemos la cantidad de usuarios que corresponde según metros cuadrados. Actualmente son 15 los usuarios. Ahora justo me enganchó la cuarentena en el proceso de cambio a otro espacio que es enorme, que tiene 30 metros cuadrados de mayor espacio, en un momento que El Despertar se ha transformado y propone actividades diferentes.

-¿Cómo funciona?

-Si bien somos un centro terapéutico de día que trabajamos con un funcionamiento de interacción social para darle autonomía, trabajamos con esta mirada del caso a caso. Tomamos esta interacción social no como un conjunto de personas que trabajamos sino que nos interesa y vamos trabajando paulatinamente la evolución de cada uno. De hecho hoy en Entre Ríos somos nosotros en El Despertar los que trabajamos en esa modalidad solamente.

En cuanto a las actividades nosotros tenemos diversos talleres: un día es arte, al otro ritmo saludable, otro de música, al otro de cocina con una nutricionista que les enseña a comer saludablemente y cómo hacerlo. Otro taller de bordado, tejido, pintura, entre otros, todos orientados al arte; después hay una terapista ocupacional que desarrolla actividades. Contamos con una psicóloga pero que no hace sesiones individuales sino lo que hace es abordar las conductas de los usuarios en el funcionamiento del Despertar, que ahí es donde más se notan las dificultades de la persona, más que llevarlo a hacer su terapia ocupacional. Ella está monitoreando y no sólo a los usuarios sino a quienes dan los talleres también.

Nosotros tenemos dos momentos en cada taller: uno es colectivo en el que trabajamos todos, cantamos todos y en otro momento trabajos individuales con cada uno de los usuarios. Ahora iremos por una nueva transformación

-¿Y en qué consiste esa transformación?

-Es que ahora estamos en un momento en que necesitamos estar todo el día porque El Despertar por la mañana funciona con acompañantes, cuidadores domiciliarios que vienen y hacen su trabajo y de tarde funciona como Despertar, y nos dimos cuenta que están con nosotros todo el día. Entonces vamos a utilizar el espacio como centro de día y tarde vamos a hacer actividades para que aquellos que ya han podido cumplir con todos los objetivos planteados en los talleres, puedan continuar con talleres laborales, y nos hemos dividido porque nos dimos cuenta también que a todos no les gusta lo mismo, así que les dimos a elegir en qué taller se siente más cómodo. Así que por ejemplo tenemos un grupo que va a trabajar con carpintería y serán dos temáticas: Mesa y portatermos, hasta que puedan incorporarlo y trabajar de ello. Con ello podrán trabajar y obtener su dinero. Nosotros no queremos recaudar, el dinero será para ellos. Entonces se van a tener que esforzar, trabajar y aprenderlo.

-¿Cuál es la experiencia de atravesar todo este proceso?

-Es una experiencia maravillosa. Esto de que los ves cuando llegan que generalmente cuando lo hacen están desestabilizados, no tienen límites, en base a la estructura de vida que tiene por su padecimiento y acompañándolos en cada proceso es maravilloso después ver los resultados. Hemos tenido usuarios que han terminado sus estudios secundarios porque los hemos acompañado y animado a terminar el secundario, porque para ellos es una frustración no haber podido terminar los estudios, haberse tenido que retirar antes.

Otros sueñan con ir a la universidad, y los hemos acompañado a que conozcan cómo es. Nosotros no decimos no podés, jamás trabajamos desde ese lugar. Trabajamos que puedan entender que en determinados espacios en el contexto que hoy atraviesan no pueden desarrollarse allí hoy, pero sí en otros lugares. Y ahí los anotamos en nuevos cursos y lugares. Por eso los acompañamos en la reinserción, en un colegio, en un curso. Acompañamos.

No creemos que El Despertar sea lo único, sino que creemos que deben complementarse con todo lo que hagan para mejorar y crecer.

La vida es El Despertar

Para Liliana significa esto El Despertar: su vida. Ella vive en ese sentido luchando por la mejoría de los usuarios del centro de día y sus familias. Respecto de esta relación para con su vida diaria, Liliana contó: "El Despertar es mi vida. No funcionamos de 14 a 18, nosotros funcionamos todo el día en función del Despertar y cada uno de ellos, porque cada uno tiene sus características. Algunos tienen familia que los acompañan y son muy contenedoras en este proceso de tratamiento y otros no, están solos y nosotros acompañamos a ellos".

-¿Cómo los encontró la cuarentena?

-Nosotros cuando vimos lo que ya ocurría en China, veníamos preparándonos. Veníamos desde el año pasado trabajando con la higiene, el lavado de manos, cómo hacerlo, los cuidados, etcétera. Y cuando comenzó a acercarse en el tiempo la posibilidad que nos tocara de más cerca el tema lo abordamos de manera más seria si se quiere.

Como no los aislamos de las noticias, y ellos saben todo lo que pasa, empezamos a prepararnos cada vez más sobre lo que podía pasar, hasta que empezamos a trabajar y tener por ejemplo ya a principio de año un mate cada uno, un termo cada uno porque ahí nosotros estamos atravesados por el mate como buenos entrerrianos.

Después cuando llegó la cuarentena lo abordamos, lo trabajamos, lo entendieron bárbaro y eso es genial porque estábamos realmente preocupados teniendo en cuenta que es muy complejo el encierro para los padecimientos que ellos tienen, y bueno, así fuimos trabajando esto, y hoy vamos con el día a día. Nosotros nos conectamos a través de un grupo que tenemos el equipo con ellos y seguimos trabajando cotidianamente. No con talleres pero sí con diversas actividades que se envían y ellas las realizan. Nunca cortamos el trabajo.

-¿Seguís asistiendo a los usuarios?

-Cuando hay situaciones que abordar de emergencia voy yo. Tenemos usuarios que se desestabilizan muy seguido y voy a sus casas e intervengo. Hay otros casos en los que tengo que acompañar todos los días. En los casos más complejos también pedimos las autorizaciones necesarias para poder a sacarlos a caminar porque no pueden estar encerrados.

-Es básicamente una gran familia

-Sí, casi que vivimos juntos. Y desde ya te digo que nuestro centro trabaja en desestigmatizar el encierro, sacarlos de ese paradigma de cómo lo ven y viven en psiquiátricos que los ponen en un lugar estigmatizante. Por eso no les decimos pacientes, son usuarios, por eso trabajamos con la Ley de Salud Mental.

-¿Cómo es para ellos todo esto?

-Las familias cambian también. Sufren. Otras familias acompañan en todo momento y espacio, y otras que no saben que no pueden acompañar, no tienen las herramientas y tampoco hay que juzgar, todos funcionamos de diferentes maneras.

A todas las personas que tienen ese estigma de haber pasado por un neuropsiquiátrico lo sienten, esa sensación de hablar de una locura súper estigmatizante las afectas, pero nosotros insistimos en sacarlos de eso. Y sacarles el pensar desde todas las limitaciones

-¿Podríamos decir que no tienen limitaciones?

-Claro, porque no somos nosotros, son ellos los que determinan a través de su voluntad y esfuerzo hasta dónde pueden llegar. A veces es difícil hasta que acepten las sugerencias, pero uno tiene que trabajar y trabajar hasta que ve por qué uno le da sugerencias y cómo puede mejorar con eso.

Una usuaria hoy es docente, la acompañamos en un largo proceso que tuvo sus resultados más que positivo. Esas cosas dan felicidad. Su superación, su voluntad y esfuerzo.

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