Juan Carlos Scalzo
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Rafaela posee dos complejos de procesamiento por este método y su aporte al caudal de la red fue fundamental para terminar con los padecimientos que se observaban todos los veranos por la baja presión o directamente la falta de agua en las canillas en casi todos los sectores de casco urbano.

Los trabajos encarados actualmente por Aguas Santafesinas SA se efectúan en cuatro módulos montados en la primera planta instalada en la ciudad.

Entre ambas "fábricas" purificadoras de agua suman alrededor de un 33 % del volumen total que se insufla en las tuberías de distribución. El resto del agua que se consume es traída por el añoso acueducto (fue construido en la década del setenta del siglo pasado) con toma en el río Salado, en la ciudad de Esperanza.

La ósmosis inversa es el proceso que permite separar el exceso de sales propio de algunas aguas subterráneas, mediante el paso del líquido a alta presión a través de membranas ultrafiltrantes, que la convierten en apta para el consumo humano

Los trabajos consisten en el recambio de 192 membranas, que se completarán durante esta semana sin afectar la prestación del servicio.

Las tareas están a cargo de la empresa contratista Aguas y Procesos de Sunchales y demandan una inversión de 9 millones de pesos a cargo del Estado provincial.

Para ejecutar la renovación, se aprovecha esta época de menor demanda del suministro, apuntando a afrontar la próxima temporada estival y asegurar la calidad del servicio.

Estos trabajos se suman a otras tareas permanentes de cuidado y aseguramiento de la calidad, como lo son el recambio mensual de los cartuchos existentes previos al tratamiento de ósmosis inversa propiamente dicho y la renovación sistemática de los filtros bolsas que retienen las partículas provenientes de las perforaciones de captación de agua subterránea.

Vale mencionar que también se realizará la adquisición de nuevos motores para llevar a cabo estas perforaciones para la ejecución de una nueva en reemplazo de otra existente.

"No nos sobra nada"
La puesta en funcionamiento de las POI en Rafaela y la merma en la demanda, a partir de la medición del consumo, fueron determinantes para terminar con la insuficiente provisión de agua del viejo acueducto, aunque el servicio trabaja al límite en época estival y la solución definitiva llegará con el nuevo acueducto que está en ejecución.

"El acueducto de Esperanza ha aportado históricamente 1.100 m3 por hora a la red y tenemos dos plantas en la ciudad, una ubicada en la zona sur, que es la primera y más grande (montada en 2007), que es donde se está haciendo el recambio de las membranas. Esta planta con los diez módulos en marcha está procesando unos 450 m3/hora. En tanto, la POI situada en el norte del casco urbano (inaugurada en 2017) trabaja con dos módulos y está rindiendo aproximadamente unos 90 mt3/h más. De esta manera, el total alcanzando de producción es de unos 1.640 m3/h", le señaló a Mirador Provincial el responsable de la gerencia Rafaela de Assa, Luis Ambort.

El funcionario explicó a su vez que "el aumento de un tercio de agua que se inyecta en la cañería maestra a través de las POI se sumó otro factor clave como es la economía de este vital elemento como consecuencia de la instalación (en los años recientes) de micromedidores para bajar el consumo del agua potable al punto que en la actualidad tenemos el 85 % de las cuentas de la ciudad medidas".

De todas formas, Ambort dejó en claro que "no nos sobra nada, pero los veranos los pasamos relativamente bien, no tuvimos (en los últimos) mayores inconvenientes y podemos garantizar una presión de entre 6 y 7 metros de columna de agua durante todo el día".