Diego Montejo
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El coronavirus nos asienta frente a un mundo de sensaciones inciertas, variables y cambiantes bajo la premisa del desconcierto y la incertidumbre. Sin vacunas para la cura, la cuarentena se convirtió en el mejor antídoto. En el aislamiento como marco, debieron replantearse algunas nuevas formas de socializar, entre ellas la educación. En ese sentido se potencia en escenario de la virtualidad como eje novedoso de nuestras vidas y prácticas cotidianas. La educación, que ya experimentaba en este campo, debió tomar dicho lenguaje como el modelo a seguir, que seguramente, tendrá gran incidencia pasado este mal trago de la humanidad.

Dentro de estos mundos educativos está la educación artística, más precisamente la música, el teatro y la danza. Tres expresiones donde lo presencial es la herramienta fundamental de creación y comunicación. En este contexto, diversas instituciones educativas de la ciudad de Rosario respondieron con un plan de contingencia para sostener el intercambio pedagógico a pesar del aislamiento. Ante esto se generan preguntas y debates sobre lo presencial y lo virtual. En este campo de límites difusos, algunos sostienen que la educación a distancia nunca será como la presencial. Aunque es importante destacar y no confundir las posibilidades de lo virtual con nuestras posibilidades en lo virtual.

El teatro
Miguel Ángel Palma, a cargo de la dirección de la escuela de teatro N° 3.013 Ambrosio Morante de la ciudad de Rosario, señaló que, desde una perspectiva de experiencia personal, la actividad teatral es esencialmente presencial, ya que las emociones y la vivencia directa son inherentes a la teatralidad.

"El arte audiovisual, en términos de cine, teleteatro, etc., a mi humilde entender es otra cosa. Tiene otras muchísimas cualidades y calidades, pero hay una que solo el teatro por el aquí y ahora proporciona, que es la vivencia simultánea del sentimiento, lo que hace que de inmediato se incorpore a esa acción por mínima que sea la acción resultante del espectador que la está presenciando, con lo cual se establece un diálogo vivencial, en ese mismísimo instante, entre actor y espectador que da lugar a un arte único e irrepetible. Toda vez que el actor siempre va cambiando y el espectador también, eso que está ocurriendo en términos absolutos es la primera y última vez que va a ocurrir", agregó.

Con respecto a la actividad pedagógica sostuvo que es un plano vinculado pero no exactamente igual. Ya que se trata de lograr que los estudiantes de teatro "puedan tener continuidad en una coyuntura absolutamente inédita, y para lo cual no tenían a priori ninguna respuesta ensayada". Entonces ante la disyuntiva de una actividad para casi todos de carácter presencial, y una realidad obligada de posibilidad sólo virtual, explicó: "Nos propusimos un marco posible, no ideal, sino algo que se pueda, que logre los objetivos posibles, y distanciado de los objetivos que signan cada recorrido académico. Poder dar algo, interesante y convocante, aunque no consiga en su totalidad abarcar los contenidos que se prevén para cada etapa de cursado".

"De acuerdo a esta premisa misturamos la plataforma general, que propone una serie de herramientas, con un enfoque particular, con una plataforma propia que posibilite no irnos de un mínimo de contacto para abastecer a la discusión de los contenidos de un marco dialéctico y vivencial. Descartamos entonces la posibilidad de verter praxis en forma teórica, y armamos un dispositivo donde abordar primero el material teórico, reservando la praxis para cuando podamos trabajar presencialmente", continuó Palma.

Para lograr el fin planificado por el equipo educativo dividieron aquellas materias cuyos contenidos son más teóricos que prácticos. "Durante esta cuarentena, tomamos un día de clases, un equipo articula y en vivo y en directo, con todos los alumnos conectados en simultáneo, abarcamos los contenidos de la materia teórica, desde la mirada que cada docente de ese día puede aportar", expuso el directivo para concluir.

La danza
Danzar es compartir, el movimiento requiere del contacto de los cuerpos, cuando el consejo de los sanitaristas es hoy mantener la distancia, la danza contradice estas premisas. Entonces, cómo es llevar adelante el acto de la danza ante esta nueva forma de mirar el mundo. Además, teniendo en cuenta los ballets como formaciones colectivas y de trabajo mutuo, ya sea en el folclore como en las danzas clásicas o contemporáneas.

En el Instituto Superior Provincial de Danzas Isabel Taboga, en la ciudad de Rosario se imparte un Profesorado de Danza con cuatro orientaciones: Danza Clásica, Danza Contemporánea, Danza Folclórica y Expresión Corporal, y a su vez una serie de actividades artísticas y académicas en relación con este arte.

Según comentaron Marcelo Díaz, Griselda Montenegro y Pablo Ruiz Díaz, integrantes del equipo directivo de la institución, la adaptación curricular "es un gran misterio, y ese gran misterio a resolver es enorme y lleva mucho tiempo de pensar, imaginar, idear mapas y contextos posibles". En ese sentido revelaron que una de las primeras acciones fue leer el estado de situación y las características de la institución y de cómo a través de un hecho social inédito para todos "poder sostener las relaciones institucionales".

"Por otro lado, teníamos que poner en perspectiva un aspecto problemático central para la adaptación curricular: el eje de la formación es la danza. Un arte que sucede en vivo. Es decir, en presencia, en contacto cercano y directo con los otros. Es un arte de lo vivencial y que provoca los vínculos. La danza es un arte que requiere para su existencia de habitar un espacio y un tiempo en común donde lo que ocurre produce un entre nosotros. También entendemos de la misma manera la experiencia y la tarea de ser docentes. Por lo cual hablamos de la escena pedagógica. La clase es también un hecho presencial que nos reúne, nos congrega, nos acerca", manifestaron quienes llevan adelante la prestigiosa institución que convoca a alumnos de toda la provincia y de provincias limítrofes.

Por lo tanto, la idea que llevaron adelante, a partir de esta primera lectura, fue generar un marco que los encuadre, los reúna virtualmente y permitiese crear un ambiente en el que el contexto posibilitara el encuentro. "Lo hicimos a través de readaptar un campus virtual con el que ya contábamos alojado en la plataforma del Infod (Instituto Nacional de Formación Docente). Ya que se trata de una plataforma provista por el Estado y que muchos profesores y estudiantes ya utilizaban".

Según precisaron, en el instituto Isabel Taboga se crearon 140 aulas virtuales para contener todas las materias de los cuatro años de las cuatro orientaciones en la cual trabajan un plantel de más de 100 docentes y 600 estudiantes, incluyendo los proyectos de Elencos de Prácticas Escénicas y Danza en la Escuela. "Cada aula virtual permite el uso de muchas herramientas por lo cual decidimos proponerlas como base y núcleo de trabajo más allá de las plataformas de comunicación que comenzaban a circular en aquellos días", refirieron los directivos.

"Es muy importante insistir en que pensamos que el modo virtual no reemplaza la experiencia en vivo, pero que sin embargo nos vemos en el desafío como docentes de poder crear traducciones, adaptaciones, novedades y hasta incluso invenciones que puedan mantener activo el entorno educativo, tratándose además de una actividad que nos permitiera a todos sostenernos en el aislamiento y en todo lo que trae en relación con los cuerpos en acción y en movimiento", manifestaron quienes están a cargo de la institución artística.

"El trabajo de adaptación curricular continúa y continuará", manifestaron. "Creemos, incluso, cuando lo presencial sea posible nuevamente ya que no tenemos certezas de cómo ocurrirá. Es un desafío grande que involucra por supuesto antes que nada la tarea diaria de cada profesor/a y de cada estudiante que interactúa y nos devuelve impresiones y necesidades".

Músicos en cuarentena
Lisandro Laura es el rector del profesorado de música de Rosario, Carlos Guastavino. Según su mirada, en el contexto del coronavirus la acción pedagógica "es muy vertiginosa y va cambiando todo el tiempo" ya que la urgencia con que se dio la pandemia "no permitió" la planificación de los contenidos. "No hubo posibilidad de sentarse a pensar, o mejor dicho, mientras pensábamos iban pasando las cosas", aunque contó que, en el caso de los institutos terciarios, hubo algo más de tiempo porque las clases comenzaron a mediados de abril.

"El cambio es impresionante", apuntó Laura que además dijo que lo presencial "nada tiene que ver" con lo virtual. "Son diferentes, ni mejores ni peores, hay que repensar todo desde otro lugar. Lo que se ha hecho habitualmente es trasladar la clase presencial a lo virtual y los lenguajes y tiempos son diferentes. Uno entra a un aula presencial y sabe quién está. En el caso de lo virtual uno no sabe quién está ni cuando lo van a leer", sostuvo el docente.

La virtualidad tiene como concepto la ruptura de la linealidad que puede darse dentro de un aula convencional. Ante este panorama, los docentes se hallaron en otro concepto donde sus tiempos transgreden el espacio de clase. "En este aspecto existe un uno importante que va más allá de lo artístico", explicó Laura, pero consideró que la urgencia de los tiempos son las causantes de estas complicaciones. "Se demoró, pero de apoco vamos moderando estas situaciones. Como dije antes, lo que sucedió fue que los docentes intentaron trasladar la clase presencial a la virtualidad y eso no funciona".

Uno de los espacios donde hubo que poner en juego el ingenio fueron las clases de instrumentos individuales. Según el rector para lograr la comunicación se utilizan las video llamadas, pero con el problema que muchos estudiantes no cuentan con esa tecnología. En esos términos contó que para lograr la acción pedagógica se buscó economizar los tiempos de este recurso enviado videos con las prácticas de los alumnos que después son evaluados por el docente quien pude hacer algunas sugerencias y devolver con otro video. "No es lo mismo que lo presencial", aclaró, pero que en su caso particular, como docente de flauta traversa, es muy difícil lograrlo debido a los movimientos muy pequeños que deben hacerse para tocar el instrumento. "Necesito muchas veces alguien que me filme", apuntó luego al respecto.

Por último, habló sobre uno de los cuellos de botella de la enseñanza musical a distancia. Se trata de los ensambles vocales e instrumentales, ya sea los coros o las orquestas que integran los alumnos de la institución. "Es muy difícil", arrancó diciendo Laura que indicó que es una situación donde todavía no se pudo encontrar una estrategia que funcione. "En canto vocal colectivo se intenta trabajar las partes, pero todavía no hemos encontrado una herramienta que nos deje satisfechos".