Jardines maternales

El desafío de cómo educar a los más chicos con una pandemia entre medio

Las salitas, esos espacios maravillosos donde conviven las risas, las canciones, los dibujos, las galletitas, las peleas por un juguete y las lágrimas por un empujón, llevan más de 70 días sumidas en el más absoluto y entristecedor silencio. ¿Cómo hacen las maestras jardineras para mantener el vínculo con los más chiquitos del sistema educativo?
31-05-2020 | 19:24 |

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Las docentes se encuentran ante el desafío de proponer actividades que los chicos y sus familias puedan resolver desde sus casas, en situación de confinamiento.


Sabina Melchiori
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Adela Zamora es maestra jardinera de la salita de 1 año del jardín Solcito, de Suburbio Sur, en Gualeguaychú. De no ser por la cuarentena, probablemente ya hubiera sido la testigo privilegiada de una palabra nueva, de unos primeros pasos o de un garabato más colorido y detallado que los anteriores. Como los recursos económicos de las familias del jardín son escasos, Adela les manda fotos con actividades para realizar con materiales que se suelen encontrar en cualquier hogar. Sin embargo, las respuestas no llegan de inmediato, sino cuando se le puede cargar crédito al celular. “Cuando los llamo siento el agradecimiento por tenerlos presente, les aconsejo tener paciencia y amor y les pido que me llamen ante cualquier duda”, expresó Adela en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS.

Jésica Izaguirre, al igual que Adela, también trabaja en el jardín Solcito de Suburbio Sur, pero en salita de 2. Para ella, “pensar en continuar una planificación en tiempo de cuarentena es pensarnos como niñas y niños, en nuestro entorno familiar, con dos años de edad, para sentir con el corazón qué es lo que hubiésemos deseado en un momento así. Focalizamos en las tareas de la vida práctica, como aprender a preparar la mesa o la comida, a vestirse, a lavarse los dientes, a doblar su ropa, les hace partícipes activos de su realidad, reforzando su autoestima y construyendo su independencia, así como fuertes vínculos. Se intercalan estas tareas que son continuas, con actividades que alimentan los cinco sentidos y enfatizan en su creatividad”, profundizó Jésica.

Estrategias

María José Viollaz también trabaja en Jardines Maternales Municipales. Por la mañana está a cargo de la salita de 1 año en el jardín Pipo Pescador, destinado a hijos de trabajadores municipales, y por la tarde da clases en una sala integrada de 2 y 3 años en el jardín Monigote, en el barrio San Francisco. En diálogo con este semanario María José contó que “hemos buscado nuevas alternativas. Desde el trabajo domiciliario, intentamos ofrecer acompañamiento a nuestros niños y familias. Hemos implementado acciones como elevar propuestas y actividades a través de los grupos de WhatsApp, en trabajo coordinado con los Caps (Centros de Atención primaria de la Salud) se logró acercarles kits elaborados por las docentes con material, propuestas lúdicas y actividades para realizar en familia. Intentamos adaptar lo planificado y flexibilizarlo de manera tal que pueda llevarse a cabo en la realidad, las posibilidades y el contexto que cada familia vive hoy. Las propuestas que enviamos no tienen carácter obligatorio, sólo se trata de una forma de estar presentes y acompañarnos, con espíritu alentador y ganas de volver a vernos pronto”.

Lorena Martos, docente del jardín Monigote, señaló que “la pandemia nos obligó a repensar cómo poder seguir conectados y asumir el compromiso de poder hacerles llegar algún tipo de ayuda a aquellas familias que lo necesiten”. Respecto de lo que habían planificado, considera que si bien “lo pedagógico por supuesto que siempre está y es una referencia para cada docente, hoy la prioridad, mucho más que aprender números, letras o colores, es garantizar el vínculo con los niños y niñas del jardín. Somos la mano que sostiene. Un cuento elegido y bien narrado, puede ser profundamente educativo”.

María Almeida es la directora del jardín Rojo y Negro, perteneciente al Club Central Entrerriano. Los planes para este año estaban, en su mayoría, relacionados a festejar los 10 años del jardín. Se suponía que iban a ser meses festivos, llenos de sorpresas y de recuerdos. Empero, todo se truncó con la crisis sanitaria. “Al principio pensábamos que esta situación iba a durar poco tiempo y comenzamos a enviar a las familias propuestas de juegos, cuentos y actividades para realizar de manera recreativa, hasta que fuimos cayendo a la realidad de que este aislamiento obligatorio iba a llevar más tiempo, por lo tanto teníamos que continuar de una manera diferente. Tuvimos que aprender a hacernos presente de maneras diversas”, reconoció Almeida.

La mayoría de las herramientas quedaron en el jardín, de modo que las seños tuvieron que aprender e inventar otras, además de pensar propuestas que garanticen la continuidad pedagógica. “Las docentes planifican las propuestas por semanas o quincenas, depende de las salas. A través de secuencias didácticas, proponen experimentos, juegos matemáticos, actividades de expresión corporal, música, propuestas literarias, juegos con rimas y adivinanzas, recetas de cocina para hacer en familia, manualidades, propuestas de educación física e inglés”, resaltó la directora de Rojo y Negro.

Una crisis sobre otra

Andrea, directora del jardín Santa Bernardita indicó que “la situación de pandemia ha afectado a la economía de muchas familias que no pudieron continuar cumpliendo con el pago de arancel mensual de la institución”. Esto produjo una baja en el número de matrícula, lo cual complica el mantenimiento de gastos de servicios y sueldos de personal docente que dependen de la institución. Respecto de la continuidad pedagógica, informó que “ha sido adaptada para que con ayuda de las familias las propuestas que enmarcan diferentes contenidos lleguen a nuestros alumnos. Se utilizan medios de comunicación como grupo de WhatsApp para que el docente puede interactuar con su grupo de alumnos a través de audios, videollamadas, videos explicativos e incentivadores y poder hacer un seguimiento sobre el desarrollo de contenidos mediante juego y/o actividades con materiales que tengan en sus casas”.

Para el caso de los Jardines Municipales, el aislamiento ha representado “un problema en la función asistencial, ya que desde nuestros jardines se ofrecen desayuno y almuerzo, o merienda en el turno tarde”, señaló Viollaz, de los jardines Pipo Pescador y Monigote, y agregó que “como respuesta se implementaron dispositivos para que las familias continuaran recibiendo ayuda”.

Proactivos

Sobre el acompañamiento de las familias en este proceso, observó que “en algunos casos es muy positivo y en otros no tanto. Lo cierto es que la idea es mantener el contacto, darnos ánimo entre todos, entendiendo que cada familia transcurre éste tiempo incierto bajo diferentes circunstancias”.
En ese sentido, explicó que “el aprendizaje en edades tan tempranas está muy ligado a lo concreto y en muchos casos las familias no cuentan con este tipo de recursos. Por eso, acercarles material a las familias fue un gran acierto. Por otro lado, en este período se han encontrado con que no todos tienen acceso a la conectividad de forma permanente por lo que no hay fluidez en la interacción a través de internet. Creo que el hecho del aislamiento de nuestros niños afecta en alguna medida un aspecto fundamental del aprendizaje que es el aprender con otros, lo enriquecedor del intercambio con pares, las experiencias compartidas, la mirada y la sonrisa del otro”.

“Nos encontramos frente a muchas y difíciles realidades”, aseguró Lorena, del jardín Monigote, ubicado en el barrio San Francisco, y sostuvo: “La mayor dificultad fue pensar cómo llegar desde lo tecnológico, a través de internet, con un teléfono o por las redes sociales a todas las familias, ya que algunas no cuentan con ese acceso. Adaptarnos a esta nueva modalidad es un trabajo diario”.
Jésica Izaguirre, del jardín Solcito, de Suburbio Sur, siente que lo que más les afecta a sus aprendices en esta situación es su necesidad de contacto y vinculación con sus pares, “principalmente a quienes son hijos únicos”. También, “la necesidad de salir a espacios verdes, de libertad, de reconocimiento con la madre tierra, de exploración libre que se ve en muchos casos afectada por la dificultad que implica explicarles que es necesario quedarse en casa, porque su cerebro se encuentra en una etapa de desarrollo del pensamiento inconsciente, no racional-consciente como el de un persona adulta”.

Entre todos

Por su parte, la directora del jardín Rojo y Negro, que es arancelado, contó que la principal dificultad pasa por la interacción: “Los niños aprenden en interacción con el otro y esto nos está faltando. El poder estar cara a cara durante toda la tarde en un mismo contexto de juego, aprendizaje y contención”. Otra de las dificultades que observa María tiene que ver con las emociones: “Creo que nos ha pasado a todos estar como en una montaña rusa con nuestras emociones. Y a los chicos también les sucede. Por eso nos parece muy importante estar comunicados con las familias para acompañarnos, escucharnos y darnos ánimo sabiendo que esto también pasará”. También señaló la falta de tiempo de parte de las madres y padres quienes han seguido trabajando o han vuelto a trabajar, lo cual dificulta la disponibilidad. Finalmente, agregó que “la situación económica ha sido motivo de bajas de los niños al jardín”.

Andrea, directora de Santa Bernardita consideró que “el continuar más tiempo aislados, sin duda afecta mucho su parte emocional. Además, también se ve afectada la parte de socialización con los pares, que es una de las principales funciones del Nivel Inicial”.

Los desafíos

María José Viollaz (Pipo Pescador y Monigote) analizó: “Creo que nuestro gran desafío es que éste lapso no implique una interrupción de los vínculos entre jardín-niños-familia y también fomentar aquello, un tanto perdido, que es el jugar y aprender en familia”.

Lorena Martos (Monigote) se refirió a los desafíos y dijo: “El principal desafío es poder seguir manteniendo la relación entre el jardín y las familias. Poder seguir generando un vínculo amoroso y cotidiano, sin perder de vista que estos niños y niñas, todavía no tienen la autonomía para hace solos ciertas actividades y dependen de un adulto para poder acceder a juegos, o trabajitos que se envían”.

María Almeida (Rojo y Negro): “El principal desafío es llegar a todos los niños, involucrando a la familia, ya que sin su apoyo no se podría lograr esta continuidad a la distancia”.

Andrea Aguilar (Santa Bernardita): “El principal desafío es el seguir sosteniendo a las familias para que continúen ayudándonos como mediadores entre escuela-familia”.

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