Patricio Dobal
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El aislamiento y la necesidad de generar mejor conectividad puso el problema sobre la mesa, y fue la propia administración de Perotti la que lo mostró datos: según el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) hay 78 localidades en Santa Fe que no tienen un servicio eficiente de internet. A la hora de hallar a los responsables de dicho panorama, no son pocos los que culpan a los privados, a quienes se los acusa de no poner el foco en las ciudades con menos densidad de población. Pero aunque parte del problema pueda ser la falta de inversión de las empresas, sobre todos los operadores pequeños exponen que las características del negocio hoy no les permiten desplegarse por el territorio.

Las dificultades que enfrentan los prestadores que no dependen de grandes estructuras corporativas son muchas. "Hay regiones donde directamente no hay carriers a quienes comprarle ancho de banda", indicó Federico Kearney, operador de internet al frente de WN, una pyme que cuenta con 2.500 abonados principalmente en Rosario, pero también con presencia en Venado Tuerto, Murphy y Carmen, en el departamento General López.

"Intentamos llevar el servicio a San Genaro y fue necesario establecer un enlace aéreo desde Rosario de cien kilómetros. La conectividad aérea es inestable, se pierde capacidad de transmisión y está sometida a las condiciones atmosféricas", justificó Kearney, en contacto con Mirador Provincial, sobre la inexistencia de un carrier -prestador mayorista- en San Genaro.

El presidente comunal de Gato Colorado -Rubén Acosta-, en el extremo norte santafesino, había reflejado en este medio y a manera de ejemplo que en su localidad solo está disponible la posibilidad de vincularse a la red de datos de una compañía de telefonía móvil. "Hay pueblos enteros donde no pasa fibra óptica", expuso el operador rosarino.

Cobros locales
Ahora bien, en las zonas donde es posible brindar servicios, los ISP, tal cual las siglas inglés como se conoce a los proveedores del servicio domiciliario (internet service provider), se encuentran al parecer con escollos que imponen las mismas autoridades locales. "Cuando buscás instalarte en una localidad hay intendentes que pretenden cobrar por las torres y a una emisora de FM barrial o a un servidor chico de internet pretenden cobrarle lo mismo que a una compañía de telefonía celular", se quejó el pequeño empresario, que reveló que "una intendencia nos quiso cobrar 300 mil pesos anuales por una torre donde instalar equipos y así dar internet a menos de cien abonados. Es imposible financiar el alquiler de una estructura con tan pocos clientes".

Lo que plantea Kearney busca exponer por qué en una localidad pequeña a veces se paga caro por un servicio limitado. "Uno no imprime plata. Si se provee un servicio de Internet que tiene limitaciones técnicas por la falta de alcance territorial de los prestadores mayoristas y para colmo es caro producto de los costos de alquiler de torres y postes en un pueblo, es inevitable trasladar esos gastos al importe, añadió el titular de la firma WN.

En ciudades más pobladas los costos que representa montar la infraestructura para dar internet por fibra óptica también son altos. "Hoy el servicio más estable es el que se brinda por fibra óptica. La empresa tiene que construir una red que por usuario es barata", explicó Kearney, aunque aclaró: "El proyecto global determina que un operador chico que se extiende hacia un barrio tiene que poner toda la plata junta para montar el cableado y eso a un ISP como el nuestro lo mata, ya que se monta la red sin siquiera saber si el cliente te va a contratar".

"Hay que negociar con los dueños de los postes y luego el permiso del municipio y no se entienden las causas de tanta burocracia", se quejó.

Costos en dólares
Como en otras actividades, los operadores locales se quejan de la dolarización de los costos, cuando las cuotas que cobran a los usuarios están en pesos y congeladas por la pandemia de coronavirus. "Si el debate es por qué no hay más internet y cobertura, la respuesta está en que el enemigo es el dólar y su incertidumbre. Carriers cobran en dólares, salvo la empresa estatal Arsat", manifestó Guillermo Schmid, al frente de Infinet, otra pequeña compañía que da conectividad en Suardi, en territorio santafesino, pero también en las ciudades correntinas de Paso de los Libres y Mercedes, y en Villaguay, Entre Ríos.

"Es difícil pensar en una perspectiva de inversión en el sector al tener un negocio donde el 80 por ciento de los costos son en dólares, pero luego hay que recuperar el desembolsos a partir de cobrar cuotas en pesos sabiendo que hay una hiperinflación a la vuelta de la esquina", amplió Schmid sobre las perspectivas sectoriales.

En una misma mesa
Sergio Bleynat, secretario de Tecnologías para la Gestión de Santa Fe, adelantó hace algunas semanas a Mirador Provincial el interés de la gestión de Omar Perotti de sentar en una misma mesa a jefes comunales de localidades con problemas de conectividad, operadores privados y referentes del Estado para intentar encontrar soluciones al aislamiento digital.

"Hablamos con el funcionario se mostró predispuesto y dijo conocer nuestras inquietudes como prestadores chicos. Nosotros queremos crecer y brindar servicio, pero nos topamos con limitaciones burocráticas", dijo Kearney.

"Esperamos la convocatoria de las autoridades santafesinas", puntualizó el empresario.