Panza verde por adopción

De competir en Master Chef a enamorarse de Entre Ríos

Hace cinco años, Francisco Taverna saltaba a la fama tras participar en el reconocido programa televisivo, donde con sus platos llegó a emocionar a Donato de Santis, Germán Martitegui y Christophe Krywonis. Hoy, radicado en General Ramírez, el chef disfruta de los sabores y el paisaje de nuestra provincia. En un mano a mano con Mirador Entre Ríos, el creador de la pizza a la parrilla más grande, contó detalles del exitoso reality show, su nueva vida después de haber bajado más de 100 kilos y los proyectos ligados a la gastronomía.
03-06-2020 | 22:56 |

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El chef formó parte como jurado del certamen "Sabor a Ramírez" Foto: Facebook Agenda Ramírez


José Prinsich
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Parece que fue ayer pero en realidad pasaron cinco años de la participación en Master Chef de Francisco Taverna, el hombre que logró ganarse no sólo el cariño de la gente sino también de los integrantes del jurado de este prestigioso reality show de la gastronomía. Más allá de las cámaras, las luces y la mirada de miles de televidentes, durante ese lustro pasaron muchas cosas en la vida del carpintero de Lanús (Buenos Aires).

El reconocido segmento televisivo, que se emitió por la pantalla de Telefe, lo catapultó hacia diversos eventos y viajes ligados a la gastronomía, además de ser invitado a programas como La Peña del Morfi, Infama e Intrusos. Pero el logro más importante, a nivel personal, lo obtuvo unos meses después: el cocinero pudo dar un giro de 180 grados gracias a una operación bariátrica que le permitió bajar considerablemente de peso.

Sin pensarlo, las vueltas de la vida lo condujeron hacia Entre Ríos. Gracias a un Tour de Gourmet realizado en Chaco, el chef pudo conocer a dos personas que estaban radicadas en Paraná y que buscaban el sabor de la pizza para poder competir en el Mundial de Italia. Poco a poco, el trío comenzó a encarar proyectos juntos en la capital provincial. Así fue como llegaron a General Ramírez, luego de enterarse de que en la Capital Provincial de la Juventud se hacía un concurso de pizza a la parrilla organizado por el Grupo Peña Solidaria.

"Nos invitaron para estar de jueces del evento y cuando uno es bien recibido y estás cómodo, volvés. Entre Ríos es una provincia que tiene mucha herencia europea tanto española, italiana como alemana. Lo que me llama la atención es la comida con la que yo me crié, esa comida abundante, con sabor y carácter. De los entrerrianos me sorprende la calidez humana que tienen. Siempre hay un mate a mano y un amigo al que hay que ir a visitar. No importa el día ni el horario siempre sos bienvenido en cualquier lugar. La esencia y el amor que le ponen a la comida es una característica típica. Tuve la posibilidad de viajar por varias provincias, pero la que más me cautivó fue Entre Ríos", aseguró Taverna en diálogo con Mirador Entre Ríos.

La amistad de Francisco con el equipo de la Peña fue tal que terminó sumándose al staff en las siguientes ediciones y hasta llegaron a elaborar la pizza a la parrilla más grande (con tres metros de diámetros). Además, junto con la Municipalidad de General Ramírez, encararon desde el año pasado una nueva iniciativa denominada "Sabor a Ramírez", que pretende encontrar ese plato que identifique a la comunidad. Actualmente, como hace cinco años pero sin la estricta observación del jurado, está a cargo de un ciclo de cocina que se emite por la Asociación Entrerriana de Telecomunicaciones.

Conociendo al chef

-¿Cuándo arranca esta pasión por la gastronomía?

-Desde chico como un hobbie. Era muy revoltoso y mi vieja siempre me tenía arrinconado en la cocina. Ahí agarré un poco el amor a la cocina, luego se transformó en juntadas con amigos o reuniones familiares, donde siempre cocinaba yo. Hasta ese entonces, la cocina siempre estaba a la par mío pero nunca llegué a oficializarla.

-¿Cómo llegas a participar de Master Chef?

-En el 2014, aproximadamente, comenzó el boom televisivo con la onda gastronómica. Ahí fue cuando arrancó la primera edición de Master Chef. En esa oportunidad no estuve presente pero mis amigos estaban enchufados con el programa y me decían que participe. Sinceramente, con el programa no me enganché mientras estuvo al aire. Después lo empecé a ver por YouTube y vi que no era tanto como imaginaba. Pensé que era más estricto y pedían cosas más gourmet. Así que me decidí, grabé un video y me anoté para participar. Algo habrán visto en mí porque inmediatamente vieron el video y me llamaron. Eso fue en el 2015.

-¿Cómo fue el paso por el programa?

-Fue fantástico, increíble. Me abrió la cabeza en un montón de aspectos. Estaba alucinado por las cámaras porque era algo muy nuevo para mí. Fueron tres meses muy arduos de grabación. Estábamos tan enfocados en la competencia que no nos dábamos cuenta de lo que estábamos generando. Todo era full time, de ocho de la mañana a ocho de la noche. Llegamos a viajar a otras provincias con el programa, hacíamos exteriores y estuvo muy bueno.

-¿Hubo influencia de la familia para que compitieras?

-Mi hermano era el que me arengaba a participar. Me acuerdo que arrancamos un miércoles temprano y terminamos el jueves muy tarde de grabar el video, editarlo y subirlo a YouTube. El video se subió a las seis de la mañana y a las ocho ya me estaban llamando desde la producción. Había hecho osobuco a la milanesa con un risotto. Todavía pensaba que eran mis amigos que me estaban haciendo una broma y le corté dos veces al productor de Master Chef pero me ganó por cansancio, me despertó y lo terminé atendiendo. Se ve que gustó lo que preparé porque terminé quedando en el programa y eso fue lo que me impulsó estar hoy dedicado completamente a la gastronomía.

-¿Cómo fue la anécdota de la cancelación del vuelo?

-Había hecho el casting en Cuatro Cabezas y estaba esperando la confirmación para ver si entraba en el programa. Paralelamente a la cocina practicaba tiro deportivo con escopeta. Estaba por irme a participar a España e Italia porque estaba teniendo un buen nivel. Tenía la plata guardada y una tarde me siento buscando vuelos. Cuando estaba por confirmar al paquete que había encontrado me llega un mail de Telefe confirmándome que iba a participar de Master Chef. Era uno de los 50 elegidos para la preselección. Automáticamente tuve que cancelar todos los pasajes.

La emoción por su comida

-¿Qué menú hizo emocionar al jurado?

-Tenía que ofrecer dos recetas. La producción elegía una y ese plato era el que tenía que deslumbrar a los jueces. En una discusión entre mi hermana, mi vieja y mi viejo empezamos a debatir el plato. "¿Por qué no haces pasta e fagioli?", me preguntó mi mamá. A lo cual le respondí eso es un guiso común. El otro plato era sorrentinos de verdura con molleja. La elegida por la producción fue la más inesperada: pasta e fagioli (pasta con porotos). Desde la producción me habían avisado que tenía que presentarme a las 13.30. El día anterior empecé a preparar todo. Puse los porotos en remojo y preparé la masa. De los nervios me acostaba dos horas y me levantaba, a cada rato. Así estuve hasta las ocho de la mañana. A las ocho y cinco me llamaron preguntando dónde estaba porque hubo cambios en el horarios. Corriendo preparé todo y marché en el auto. Para servirlo se me ocurrió presentarlo en un pan de campo ahuecado.

-¿Cuáles fueron las sensaciones de esa experiencia?

-Cuando llego todo era raro: luces, cámaras, productores preguntándome a cada rato y la incertidumbre que me carcomía. La receta la había traído mi abuela desde Italia. Tuve 40 minutos para preparar el guiso. Marché con el carrito y todas las cosas para emplatar. Los 20 metros del salón de preparación hasta donde estaba el jurado fueron eternos. No llegaba nunca. La voz se me corta por el cagazo que tenía porque se te pasan miles de cosas. Había mucha gente en el lugar pero yo solo veía a tres. Al momento que probaron el plato los jurados todo quedó en silencio. Volví llorando pero de la alegría. Lo que había pasado era más allá de mis expectativas. Había quedado entre los 23 participantes de Master Chef y terminé la competencia en la sexta ubicación (cuartos de final).

-¿Qué hablaste con el jurado?

-Al margen de lo que pasó con Donato, me ocurrió algo particular. La primera vez que me cruzo con ellos fue en el Palacio San Miguel, donde les cocino el guiso (pasta e fagioli). Ahí pude ver la mirada de cada uno e interpretar cómo eran porque cuando uno prueba comidas que le gustan te pones a flor de piel y no podés caretear nada. Con Christophe en la segunda instancia que voy a cocinar, que fue en Tecnópolis e hice las milanesas de berenjena, me lo cruzo en el baño y le digo: "Gracias por todo lo que me dijeron". A lo que él me responde: "Francisco, no pares porque tenés un potencial enorme. Acá arranca tu nueva carrera".

-¿Seguí en contacto con ellos?

-Christophe está muy pendiente de lo que hago. Estuvo pendiente con el tema de mi salud. Después, cuando él también quiso tratarse, me llamó para que le dé consejos. Él es como mi padrino, de hecho ha manifestado que va juntando hijos postizos. Con Donato compartimos historias de raíces. Yo vengo de una familia italiana, él es italiano puro y estamos criados de la misma manera.

Un éxito que valió más de 100 kilos

-¿Te costó hacer el programa con tu sobrepeso?

-Para ese entonces pesaba el doble de ahora con 200 kilos. Me costó muchísimo hacer el programa desde la parte física y lamentablemente siempre me mandaban a cocinar al fondo. Me cansaba mucho porque tenía que correr todo un estudio para ir al mercado, por ejemplo. Además estaba mucho tiempo parado esperando.

-¿Cómo se dio lo de la operación bariátrica?

-La operación fue en el 2015, después de salir del programa. Me estaba yendo para Concordia por un evento por el Día del Niño. Entonces, me llama un reconocido cirujano ofreciéndome un tratamiento. En definitiva me querían conocer porque miraban el programa. Se puso en contacto conmigo Mariano Palermo ofreciéndome todos los servicios para la operación. El 30 de agosto comenzó un nuevo desafío que lo pude resolver mucho más rápido de lo que pensé. En noviembre de ese año me sometí a una operación bariátrica para bajar de peso. Tardé un año y medio en bajar la mitad del peso. Inmediatamente empecé a hacer actividad física y eso ayudó a que el descenso fuera más equilibrado. Ganas de comer siempre tenía pero ahí me pude dar cuenta cuándo era realmente ganas de comer o ansiedad. Hoy tengo 87 kilos.

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