Kevin Rivero

El trabajo arduo y perseverante, tarde o temprano, da sus frutos. En los últimos meses, el correntino Franco Alorda ha transitado uno de los momentos más esperados de su carrera, y su goce se percibe a cientos de kilómetros a través de su alborozada voz.

Desde su génesis deportiva en el Club Juventud de Feliciano – en el norte entrerriano -, dónde señaló que vivió uno de los mejores periquetes de su existencia, trazó su camino con sudor y lágrimas, para incursionar en las divisiones formativas de la Selección Argentina y de San Martín, de Corrientes.

Nunca bajó los brazos con la ilusión de desplegarse a un nivel mayor y se lo entronizó como una de las promesas de la región, hasta que esta temporadase subió al barco de Atenas de Patagones para hacer sus primeras armas en el segundo escalón del basquetbol nacional.

En diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, el pivot sauceño – momentáneamente en su tierra natal por la contingencia sanitaria - elucubró y dio cuentas de su itinerario.

Inicios

“Arranqué a jugar a los doce años por una insistencia de mi tío, ya que me decía que tenía la altura y el porte físico para jugar al básquet. Con esta edad, ya superaba los 180 centímetros de altura y me llevaron a la ciudad de San José de Feliciano que se ubica a cuarenta y cinco kilómetros de Sauce. Mi papá realizaba un sacrificio enorme para trasladarme tres veces por semana”, indicó el jugador de 20 años sobre sus comienzos. Luego agregó: “Jugué un año y medio, y aprendí las condiciones básicas del juego. Fue una etapa muy linda, porque me llené de amigos y conocí muchos lugares de Entre Ríos. Disfruté y aprendí muchísimo en este período, y tengo un cariño enorme hacia la provincia”.

El pasaje crucial

En este sentido, Franco se refirió a su mudanza a la capital correntina: “Se produjo por el ‘Plan altura’ – proyecto enfocado para los chicos de gran talla -. Reunía los parámetros para inscribirme, entonces, no lo dudé. Me convocaron y estuve una semana, en la cual me vieron y se fue dando todo muy rápido porque empecé a tener llamados. Surgió la propuesta de San Martín y tomé la iniciativa de emigrar porque me quedaba relativamente cerca de mi casa. Era muy chico, pero no me costó afianzarme y no sentí el desarraigo que me imaginaba en el principio”.

Por su parte, expresó su perspectiva sobre el ciclo su formación en el club: “Sin lugar a dudas, es una etapa especial de mi vida. Pasé de entrenar tres veces por semana a practicar diariamente con tres categorías diferentes. Fue un proceso dónde tuve que incorporar una gran cantidad de información en poco tiempo y me ayudó para mi desarrollo deportivo y humano”. En este contexto, añadió: “Fueron seis años hermosos, y pulí muchas cualidades desde un montón de aspectos y estaré agradecido eternamente por impulsarme a crecer en todos los sentidos de la vida”.

La celeste y blanca

Con la Selección Argentina disputó el Sudamericano U15 en Venezuela 2014; realizó una gira por Europa; jugó el Premundial U16 de Bahía Blanca 2016; y fue participe del preseleccionado U19. En tanto, Alorda rememoró: “Me emocioné cuando me convocaron por primera vez al representativo nacional. Desde esta instancia, se abrieron muchas puertas, obtuve muchos conocimientos y experiencias en distintos lugares del Mundo. Conocí otras escuelas de esta disciplina, que me impresionaron como trabajan en el desarrollo de los chicos. Realmente, me abrieron los ojos”.

Misión griega

El pivot, de 204 centímetros de altura, se mudó en condición de préstamo a Atenas de Patagones en enero del corriente calendario, para suplir a Nicolás Kalalo, quien fue baja por varios meses tras sufrir una lesión. Haciendo alusión a esto, el oriundo del sur correntino declaró: “Jugué la Liga de Desarrollo en los últimos dos años y me fue muy bien. Estaba enfocado en mejorar todo lo que podía para aprovechar si se generaba una oportunidad para competir en la Liga Argentina o un Torneo Federal, con el propósito de tener roces y medirme con jugadores más experimentados. En el receso del cambio anual, me llegó la chance y no titubeé un segundo en aceptar”.

Asimismo, detalló cómo fueron sus primeros pasos en territorio bonaerense: “Estuve nervioso por el cambio. Salí de mi zona de confort tras integrar varios años el plantel de San Martín y me costó el despegue. Pero, no me puedo quejar de absolutamente nada porque en Atenas me trataron de la mejor manera desde el primer momento que pisé las instalaciones del club. En estos meses, la pasé maravillosamente, porque mis compañeros, la dirigencia y la gente me brindaron cariño y no me pesó la mudanza. Me dieron la confianza y se vio reflejado en los partidos. Fue un reto diferente en mi carrera”.

Objetivos

“Ahora solamente quiero entrenar y acomodarme bien físicamente porque es complicado en este lapso. Aspiro sumar masa muscular y ponerme a punto para el campeonato que tenga que afrontar. Cuando exista una posibilidad de volver a San Martín, lo haré para no estar tan estancado”, afirmó el joven.

“Anhelo afianzarme en la competencia que sea posible y lograr buenas temporadas. Uno de mis proyectos, es competir en la Liga Nacional pero, sino trataré de mejorar desde el lugar que me toque para despegar hacia la élite del básquet argentino”, sentenció.

Una mirada instrospectiva

“Soy un ala pivot muy ágil, dinámico y muy rápido teniendo en cuenta la contextura física que tengo. Puedo jugar en los dos puestos y mis atributos principales son explotar el poste bajo y las caídas de ‘pick and roll’. Generalmente, hago diferencia con estas cualidades”, sostuvo el interno. No obstante, subrayó los puntos que le gustaría evolucionar: “Deseo mejorar mi tiro a pie firme desde el perímetro. Trabajé constantemente en estos meses, haciendo hincapié en estos aspectos para exprimirlo y progresar, que es mi meta mayúscula”.