Entre el amor y el deporte

Hasta donde la pasión las llevó

El rugby las unió en Paraná y ellas, decidieron ir mucho más allá. Inés Delgado y Marianela Lell se casaron hace dos años y hoy, están radicadas en Irlanda. A raíz de su entusiasmo por el deporte, continúan vinculadas a la disciplina que las encontrara en Entre Ríos y relacionara tan estrechamente.
23-09-2020 | 22:07 |

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Inés y Marianela disfrutan de su vida en Irlanda, estrechamente ligada al rugby.


Gabriel Baldi

El deporte ofrece innumerables virtudes. Algunas de las tantas, además de los beneficios físicos y psíquicos, tienen que ver con la socialización, la amistad y la integración. El rugby aportó en la unión de Marianela Lell y a Inés Delgado, quienes profundizaron su vínculo gracias a la ovalada y se convirtieron en matrimonio. Este 21 de septiembre cumplen dos años desde que “dieron el sí” en San Benito y se encuentran legalmente casadas.

El destino las llevó a Galway, en Irlanda, a donde viven con otras costumbres, claro, aunque sin alejarse del vínculo que las encontrara: el rugby.

Hoy, ambas se encuentran ligadas a la disciplina que las relacionara. Como jugadoras y entrenadoras infantiles, las dos disfrutan al máximo. Del amor y la pasión.

Orígenes

Si bien Inés (32) nació en Buenos Aires, a los pocos meses de vida su familia se trasladó a La Paz, donde prácticamente vivió su infancia hasta llegar a capital entrerriana. Mientras que Marianela (30) arribó para estudiar la carrera de Programación en la Universidad Tecnológica Nacional, ya que nació en Crespo y se crió en zona rural de Seguí.

La práctica del rugby a través de la –hoy inexistente– Asociación Rugby Femenino Paraná impulsó su relación, que luego continuó en el desaparecido equipo femenino del Club Tilcara, siguió en el seleccionado provincial y tuvo un breve lapso por el Atlético Echagüe Club. Nunca abandonaron la práctica del deporte. Ni siquiera hoy, que la vida las llevó a Irlanda. Precisamente a Galway, capital del condado que lleva el mismo nombre, en la costa oeste de la isla, a 200 kilómetros de Dublín.

-Marianela, ¿cómo surgió la idea de partir hacia Irlanda?

-La idea de venir a Irlanda nos surge debido a la voluntad que teníamos de residir en otro país. De hecho, aplicamos para la visa Work & Holiday y no quedamos. Pero al mes de eso, recibo una oferta de trabajo desde Irlanda, donde me ofrecían además del puesto laboral, el permiso y el visado. Entonces empezamos a pensar con mayor énfasis esa posibilidad que podía darse. Eso fue en julio de 2018.

De todos modos, entre tantas cosas que sucedieron en el medio y el armado del viaje, terminando viajando en marzo del año pasado.

Básicamente, fue esa oferta de trabajo como QA tester en IBM que nos trajo y las relaciones acá en Irlanda, nos volvieron a involucrar con el rugby, a tan solo una semana de haber llegado.

-¿Cómo se vive el rugby femenino allá? Inés, ¿cómo es la experiencia de enseñar rugby infantil en otra lengua?

-La verdad es increíble. La ciudad respira rugby. Hay canchas por todas partes. Se asemeja, por decirlo de alguna manera, a la cantidad de canchas de fútbol que tenemos en Argentina. Los irlandeses son muy fanáticos y apasionados por el rugby.

Personalmente me metí en el Galway Bay RC acá en Irlanda a raíz de contactos laborales de Nela. Una compañera suya de trabajo le comentó que su marido era directivo del club y que estaban buscando entrenadores para divisiones infantiles. Ella me lo dijo y si bien yo no tenía un gran manejo del inglés, no tuve miedo en decir que sí y tomar la oportunidad.

Acá se trabaja muy fuerte en el rugby femenino desde divisiones infantiles. La Irish Rugby Football Union trabaja en un proyecto llamado “Give it a try”, que tiene como fin captar jugadores. Se lleva adelante en ocho semanas de duración, que este año por la pandemia fue la mitad. Así que fui parte del dictado de los entrenamientos previstos, en una gran experiencia. Me tocó entrenar a un grupo de 25 nenas entre 10 y 14 años. Fue una vivencia increíble. ¡Hasta las nenas me enseñaban el idioma y nos reíamos todas juntas!

Desde ese momento, nos dijeron incluso que podíamos empezar incluso a jugar nosotras también en las categorías superiores. Así que sin dudarlo lo hicimos. Con el paso de las prácticas y debido a que el plantel superior no llegaba a completarse en su totalidad, me terminó yendo a jugar a otro club, el Galwegians RFC. Actualmente somos entre 40 y 50 mujeres, así que el puesto en el partido hay que ganárselo, es una locura entrenar con tanta gente, una locura linda.

-¿Cuánto sienten que crecieron rugbísticamente en Irlanda?

-Mucho. Todo está muy organizado. En cuanto a lo estrictamente deportivo, tienen marcadas estructuras que ayudan a potenciar claramente el deporte desde las divisiones infantiles. Por ejemplo, en el rugby femenino tienen tres ligas: una para principiantes, con clubes o universidades en desarrollo que protagonizan encuentros regionales. Otra, exclusivamente de clubes disputada por jugadoras de muy buen nivel y la tercera, que es plenamente universitaria. El panorama y el calendario es muy completo.

Otra diferencia en relación a nuestro país, es que acá juegan rugby de quince. No juegan casi Sevens. Por lo que a nosotras, nos requiere cierta adaptación, dado que en Argentina no se juega de a quince.

El rugby femenino en Irlanda se estudia mucho y maneja con mucha información. Todos los movimientos y funciones están planeados en cada práctica. Nosotras, solo tenemos que llevar los botines y entrenar. En Argentina, por ahí nos pasaba en llegar a práctica y tener que volvernos por ser pocas en el entrenamiento.

Además del rugby

Trabajo

Además de rugby, trabajo con una jornada de siete horas en la cantina de una industria, Medtronic. “Es un trabajo tranquilo, que me permite también tener cierta comodidad económica y social”, indica Inés.

En tanto, Marianela tiene como QA tester en IBM un contrato por tiempo indeterminado, aunque cada dos años tiene que renovar el permiso. “Estamos muy bien. Eso no quita que extrañemos horrores a nuestra gente en Entre Ríos, pero estamos cómodas acá”, coinciden.

Como Marianela tiene una visa de alto rango laboral y está casada con Inés, eso la habilita a ella también a poder trabajar legalmente. Esa ley, se aplicó justamente el mismo día en que ellas llegaron.

De turistas

“Algo hemos paseado, sin dudas. El año pasado, bastante. Tenemos el Google Maps lleno de puntos rojos para seguir recorriendo. Irlanda tiene eso de que en cada rincón hay algo con mucha historia y lindo para ver. Se disfruta mucho”, contó Marianela.

El furor del Tag

Se trata del rugby sin contacto, en el que los protagonistas de un partido llevan cintas de velcro que deben ser tomadas por los rivales. “En verano hay ligas de Tag Rugby que son gigantes. Es muy sociable y entretenido. Se juega muchísimo acá en Irlanda”, dijo Inés.
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