Un equipo inolvidable

A 70 años de un logro supremo para el básquet argentino

Se cumplen siete décadas exactas del primer triunfo de Argentina en la Copa Mundial de Básquetbol. En 2020, quedan dos sobrevivientes de aquel plantel que se coronó campeón y fue injustamente impedido de jugar a partir de 1955.
23-10-2020 | 15:05 |

Los campeones mantuvieron una amistad muy fuerte después de aquel certamen de 1950.
Foto:Gentileza: Eduardo Lozano.
Hernán Alvarez
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Hace 70 años, el seleccionado argentino comenzó su andar en el primer Campeonato Mundial de Básquetbol organizado por la FIBA en el Luna Park de Buenos Aires como sede principal. La victoria por 56-40 ante Francia aquel 23 de octubre de 1950 en el estadio porteño marcó el inicio de un camino que culminó el 3 de noviembre con el triunfo en el último partido de la ronda final ante Estados Unidos.

Los albicelestes ganaron en sus seis presentaciones y se consagraron los primeros campeones del certamen más importante organizado por la federación internacional. Tras el éxito ante los franceses, el equipo local disputó la ronda final. El 29 de octubre derrotó a Brasil por 40-35, el 30 a Chile por 62-41, el 31 otra vez a los galos por 66-41, el 1º de noviembre a Egipto por un claro 68-33 y el 3 de noviembre a los estadounidenses por 64-50.

El Luna, con capacidad para más de 20.000 espectadores, estuvo colmado para ver las victorias de los argentinos. El récord de asistencia se dio en la última jornada ante EE.UU., encuentro que vieron 21.500 personas. Los jugadores de aquel plantel fueron estos: Pedro Bustos, Hugo Del Vecchio, Leopoldo Contarbio, Raúl Pérez Varela, Vito Liva, Oscar Furlong, Roberto Viau, Rubén Menini, Ricardo Primitivo González, Juan Carlos Uder, Omar Monza y Alberto López. El entrenador, Jorge Canavesi. Como reservas, quedaron estos basquetbolistas: Alberto Lozano, Ignacio Poletti, Osvaldo Venturi y Jorge Nuré. La participación santafesina estuvo asegurada con Del Vecchio (nacido en Rosario), Lozano (Rosario), Venturi (Rosario) y Poletti (Santa Fe).

Aquel fue el único título mundial alcanzado por el básquet argentino. Los albicelestes llegaron a otras dos finales en 2002 y el año pasado, pero fueron derrotados por Yugoslavia y España, respectivamente.

Dos sobrevivientes
Siete décadas después de aquella competencia son muy pocos los que siguen viviendo de aquel grupo histórico. Bustos con casi 93 años (los cumple el 10 de noviembre) y el Negro González con 95 pueden contar la historia en primera persona. Son leyendas vivientes del deporte nacional. “El básquet actual no es lo mismo que en aquel tiempo”, le comentó Ricardo González a El Litoral. En aquella época no había línea de tres puntos y las posesiones eran más largas. Por eso los partidos tenían menos goleo que en la actualidad. “Recuerdo que era una alegría muy grande -comentó Bustos a este medio-. Éramos muy disciplinados. Teníamos un gran director técnico. Se hizo mucha amistad entre nosotros”. Pedro repitió las palabras “amigos” y “disciplina”. Recalcó la unidad del grupo y la seriedad para alcanzar el gran objetivo.

Estados Unidos trajo una formación que tenía como base el equipo de Denver Chevrolet, apoyado por la compañía automotriz y subcampeón de la liga industrial de aquel país. La actuación de Hugo Del Vecchio, jugador de Newell's Old Boys como Lozano y fallecido hace muchos años, fue decisiva en el último cotejo. “Estábamos arriba seis, siete puntos, pero no se definía el partido, entonces Canavesi hizo un cambio y lo puso a Del Vecchio. Del Vecchio en cinco minutos hizo 14 puntos y definió el partido”, rememoró Ricardito González.

Los festejos de aquel 3 de noviembre fueron recordados. El público celebró en las afueras del Luna Park encendiendo papeles de diario. En especial, en la zona de la avenida Corrientes porteña. La prensa bautizó aquella jornada como La noche de las antorchas.

El presidente de aquella época, Juan Domingo Perón, impulsor del deporte, los premió con un auto a cada uno de los 16 integrantes del plantel. “Ellos eran amateurs y cuando ganaron el mundial, Perón les regaló una orden de compra de un auto para que cada uno hiciera lo que quisiera”, aseguró Eduardo Lozano, hijo de Alberto. “Papá de hecho lo vendió y puso una parrilla, El Viejo Churrasco, en calle Juan Manuel de Rosas y Pellegrini (en Rosario)”, dijo Eduardo.

Más logros
Aquel grupo se mantuvo en la elite mundial por algunos años más. En los primeros Juegos Panamericanos de 1951 disputados también en la Capital Federal, logró la medalla de plata; en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 fueron cuartos y primeros en la competencia de los Juegos Universitarios del ’53 en Dortmund (Alemania Occidental). El ciclo exitoso quedó trunco con la llamada Revolución Libertadora de 1955. Aquel golpe de Estado desplazó a Perón del poder e inició una caza de brujas sobre la simbología peronista.

Los campeones mundiales del ’50 pagaron sin ser culpables por aquel viraje político. Se los acusó de ser profesionales por haber aceptado aquel regalo del primer mandatario nacional. “Subieron los militares, todo política, pero lo prohibieron de por vida a todo el grupo. Mi viejo tenía la posibilidad de ir a jugar a Racing (de Avellaneda) y no pudo ir. Papá y el grupo lo sintieron muchísimo, lo lamentó muchísimo”, comentó Eduardo Lozano. “Nosotros estábamos afuera de eso. Mi idea política era socialista -afirmó Ricardo González-. Mi padre no era dirigente, pero coincidía en aquel tiempo (con el socialismo)”. Pedro Bustos jugaba en aquella época en la Asociación Deportiva Atenas, en Córdoba. “Yo no cobraba nada. A mí Atenas no me pagó jamás. Yo trabajaba en Trabajo y Previsión, y también fui celador en el colegio Dean Funes. Yo nunca le pedí que me pagasen en Atenas. Este cambio de política. Jamás cobré. Una lástima terminar las cosas de esa forma”, aclaró Bustos.

Las carreras deportivas de los 16 sancionados quedó trunca. Lo que no se perdió fue el lazo fraternal entre todos. Todos los años posteriores se reunían en noviembre en el Club Atlético Palermo de Buenos Aires, la entidad en donde González es presidente honorario, o en otro lugar. En los últimos años, al quedar muy pocos, los encuentros se suspendieron.

En los últimos 20 años, aquellos campeones recibieron toda clase de homenajes como compensación por aquellas proscripciones injustas. En 2000, medio siglo después, el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires los premió con un Olimpia.

Todos siguieron ligados al deporte de la pelota naranja de una u otra manera. Ricardito González, por ejemplo, fue entrenador; Bustos tuvo tres hijos varones que jugaron en Atenas y Lozano se convirtió en un gran entrenador. Dirigió en Provincial entre 1957 y 1963, en Sportivo Constitución y Policial.

Alberto Lozano falleció el 18 de mayo de 2001. “Él siempre decía que se iba a morir con el buzo puesto. La noche anterior él estaba viendo a Chicago Bulls. Lo saludé, le dije: ‘Mañana nos vemos, viejo. Chau’. A la mañana se fue hasta el instituto de educación física, dio clase, se sentó a tomar un café y ahí cayó redondo. Así fue, con el buzo puesto quedó. Él hizo toda la refacción en el hipódromo para hacer el instituto allá. La sala magna tiene el nombre de papá y no llegó a verlo”, aseguró su hijo Eduardo.

Ricardo González dejó un saludo a los amantes del básquet de la provincia: “Un beso muy grande para toda la gente de Santa Fe”. 70 años después, el recuerdo de aquel grupo que entrenaba en triple turno en las instalaciones de River Plate de Buenos Aires sigue vivo.

Rosario sede
Los partidos del 7º al 10º puesto se disputaron en el ya demolido estadio Norte, del barrio de Arroyito en Rosario. Los seleccionados intervinientes fueron: Yugoslavia, Ecuador, España y Perú.

Newell's arrasador
Del Vecchio y Lozano integraron el plantel de los rojinegros que ganó el certamen de la Asocación Rosarina durante 12 años consecutivos entre 1943 y 1954.




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