La vida del “tanque” de Patrón

Germán Rivero, el goleador que persigue sus sueños

El nuevo delantero de Patronato busca su sueño luego de no tener una oportunidad en Tigre. Resurgió en Plaza Colonia, fue pintor y albañil. De los tiempos de entrenar en bicicleta, a estar sin club un año. Luego de su paso trunco por Grecia, volverá a jugar en Primera División. “No me siento un luchador, la clave fue nunca bajar los brazos”, confesó.
25-10-2020 | 19:45 |

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A sus 28 años, Rivero jugará por primera vez en Primera División.


Gabriel Obelar

Con las salidas de Cristian Tarragona, Gabriel Ávalos y Hugo Silveira, Patronato y Gustavo Álvarez se vieron obligados a buscar delanteros dentro del mercado de pases. La idea era un futbolista con hambre, ambición y con un pasado inmediato.

Todas las características llevaron a Germán Rivero, ex Alvarado de Mar del Plata que tras volver a Argentina, tuvo un gran papel en la Primera Nacional, que lo lleva en el presente a cumplir un sueño más, de los tantos que se propuso a lo largo de su vida:

“Uno siempre quiso de chico jugar en Primera. Esta es una linda oportunidad, la quiero aprovechar al máximo pero también disfrutarla”, le confesó el ‘Tanque’ a MIRADOR ENTRE RIOS en un mano a mano, a días del arranque de la Liga Profesional y de tener su primera experiencia en la máxima categoría.

El camino recorrido

La vida le presentó varios escollos a Germán, nacido en Garín, partido de Escobar, que no perdió la sonrisa y su sueño de vivir del fútbol y también, jugar en Primera: “Desde que arranque en las inferiores de Argentinos Juniors y después en Tigre, quería jugar en Primera”.

“En Argentinos era difícil porque era muy chico, pero en Tigre deseaba esa oportunidad, jugaba en Reserva, pero no se dio en ese momento. Tardó en llegar la oportunidad, pero estoy feliz de que se dé en este presente”, reconoció.

Si bien su carrera comenzó en el ascenso, jugando en Flandria y luego en Fénix, tuvo un freno brusco, que hizo tambalear la idea de continuar jugando al fútbol: “Estuve parado 10 meses y decidí trabajar con mi papá como pintor y albañil”.

“Siempre tuve el pensamiento de que se había terminado el fútbol, pero uno siempre trató de pensar en el esfuerzo de la familia y lo que hacen por uno. En ese sentido decidí no bajar los brazos nunca, hasta que llegó la chance de Plaza Colonia”.

Asimismo, reconoce parte del presente a ese esfuerzo en aquel duro momento en el 2014: “Mi viejo siempre me ayudó, toda la vida y más en ese momento. Junto con mi señora me apoyaron siempre y no me dejaron bajar los brazos”.

Goleador en dos ruedas

Como el mismo confesó, luego de ese parate personal, Rivero cruzó el charco para jugar en Plaza Colonia de Uruguay, donde iba a entrenar en bicicleta: “Era medio raro ir a entrenar en bicicleta. De chico uno siempre se acostumbra a la bicicleta, pero en Colonia estaba bueno, porque era común y más fácil moverse”, indicó.

Sobre aquel momento, recordó: “Siempre lo tomé de buena manera. Las cosas hay que pelearlas, no todo llega servido y hay que trabajar para tener lo propio. Paso a paso se van dando las cosas y nunca me desesperé”.

“Cuando iba a entrenar en bicicleta a Plaza Colonia tenía a mi hijo chiquito y pensaba en el momento. Trabajé e hice las cosas bien para tener un futuro y poder vivir de lo que quería, de este hermoso deporte”, subrayó.

Historia con plaza colonia

Dentro del palmarés de Germán Rivero, se encuentra una estrella que jamás se borrará y fue lo hecho con el club uruguayo, donde luego de pelear el descenso, se consagró campeón en lo que significó un hito en la historia del fútbol charrúa.

“Fue hermoso ese momento con Plaza, porque me tocó integrar el equipo que salió campeón en Uruguay y en la cancha de Peñarol, justo cuando se inauguró el ‘Campeón del Siglo’ (Estadio)”.
“Veníamos peleando el descenso, que era ese el objetivo principal y apuntamos alto hasta lograr lo que fue historia para el club y para Uruguay mismo”, admitió.

Ese recuerdo, lo revive de una manera extraña: “Cuando salimos campeones, fue raro, porque me costó caer, porque fechas atrás estabas trabajando y no jugando al fútbol y se sintió raro, pero ver que nunca bajé los brazos y seguí, valió mucho más que ese título, el más importante de la historia del club”.

Volver a empezar

Tras la vuelta olímpica, el fútbol tuvo una nueva pausa para Germán, que debió cambiar de país para ilusionar nuevamente con su primer amor: “Después de Plaza me tocó estar parado un año y me tocó jugar en Unión La Calera donde salimos campeones en un momento y torneo difícil, mucho más complicado que en Uruguay”.

Asimismo, recuerda un buen paso por Defensor Sporting de Uruguay, no así su traspaso al fútbol griego, cuyo tema pasó rápido: “En Grecia fui con gente que me prometió una cosa y fue otra cuando llegué allá, por lo que volví a Alvarado donde tuve un momento bueno”, confesó quién terminó siendo uno de los máximo artilleros con el Torito de La Feliz.

¿Luchador?

Ante la consulta de Mirador, el ‘Gringo’, como también se lo conoce, expresó: “No sé si luchador, sí que nunca bajé los brazos. Ese es el motivo, además de la familia que te apoya y es lo más importante”.

“Siempre el apoyo de la familia y las personas que te aprecian y quieren te sacan adelante. Siempre quiero lo mejor para mis hijos. Trabajo para ellos y para que en el día de mañana estén tranquilos y ver que uno hizo las cosas bien”, sentenció.

¿Qué sigue?

Rivero cumplió el sueño de vivir del fútbol, de salir campeón, de lograr llegar a Primera División. A sus 28 años de edad, quiere más: “Ahora me gustaría dejar un nombre en Patronato, un visto bueno”.

“Uno siempre quiere salir campeón o luchar por algo muy importante para el club donde está. Me toca estar por primera vez en Primera y quiero apuntar a lo más alto sin perder la cabeza donde uno está”, reconoció y agregó cuándo caerá que ya es futbolista de Primera: “Cuando vea que voy a enfrentar al equipo que dirige Diego Maradona, voy a caer que estoy jugando en Primera”.
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