Héctor Ariel Nardi

Una vida con la música

El patriarca fundador de numerosos proyectos corales, sinfónicos y camarísticos se despidió de Santa Fe, para radicarse en España junto a sus hijos. Antes, el Concejo Municipal lo nombró Santafesino Ilustre. Antes de la partida, El Litoral habló con el artista para repasar más de siete décadas de actividad.
10-11-2020 | 10:24 |

+1

Nardi recibiendo el diploma de manos de Leandro González (presidente del Concejo) y Valeria López Delzar (propulsora de la iniciativa), junto a su esposa Hilda Remonda (sentada). Foto: Gentileza: prensa Concejo Deliberante de Santa Fe.


Ignacio Andrés Amarillo
[email protected]


El pasado 20 de octubre, el Concejo Municipal de Santa Fe otorgó la distinción de Santafesino Ilustre a Héctor Ariel Nardi, figura de la música coral, camarística y orquestal de la ciudad y la región. Así, el municipio se despidió del artista que, junto a su esposa Hilda Remonda (colaboradora decisiva en todos sus proyectos artísticos), dejó definitivamente la ciudad diez días después, para radicarse en Valencia, España, donde viven sus hijos mayores y planea reencontrarse la familia.

"Realmente constituyó una muy grata sorpresa esta comunicación de la concejala (Valeria López Delzar) que me llamó una semana antes y me informó que tenían resuelto, por decisión unánime del concejo el otorgamiento de esta distinción", contó Nardi a El Litoral mientras armaba valijas y decidía qué llevarse consigo, de entre decenas de recuerdos que dan cuenta de "una larguísima labor, ejercida a través de casi 80 años (voy a cumplir 90 en agosto del año que viene), desde que mi niñez que empecé a estudiar piano a los seis años: No fui un precoz como Wolfgang Amadeus (Mozart), pero me sirvió para estructurar mi futura disposición a la música" y "tocarlo un poco con aquellas agrupaciones infantiles que hicimos por aquellos tiempos: todavía vive Rodolfo Forni, papá de la pianista Diana, con quien íbamos a tocar a los bailes repertorio popular".

La última dirección
Afirma el maestro sobre el reconocimiento del Concejo: "He recibido muchas distinciones, a nivel provincial, municipal, privado, de instituciones, en estos últimos años: el Camus en el Teatro Colón; el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional; el Premio Máscara de Santa Fe; el Instituto Sarmientino con el Premio Maestro. Imposible llevarme tantos trofeos, cartas y cuadros de personajes como Ariel Ramírez, que lo traje dos veces; Astor Piazzolla, con quien compartimos episodios que me llevarán a escribir un libro (compartimos un asado, invitados por Felipe Cherep); Joaquín Rodrigo, al que fui a visitar en el 72; Washington Castro, a quien le estrené la 'Obertura Jubilosa'. Empecé a escribir un libro que no sé si terminaré, que tiene como título provisional 'Mis vivencias con músicos destacados'. Fueron un estímulo para toda una vida volcada a esto, pero esto tuvo una impresionante importancia: aquel refrán de que nadie es profeta en su tierra quedó un poquito vulnerado, felizmente. Nada es mejor que sentir que el medio donde uno ha vivido siempre, y volcado gran parte de toda su actividad, termina reconociendo esa actitud de vida".

El acto le reservó una sorpresa: "Termino de agradecer y siento en la barra un sonido coral cantando una fuga coral que me dedicó Guastavino, sobre el "Arroz con leche"; un tema trivial en sí mismo, pero Guastavino con su mágica pluma la convirtió en una obra maestra del contrapunto clásico. Yo tengo el original, me la mandó con la tinta fresca antes de que la editara Ricordi con una dedicatoria 'a Héctor Ariel Nardi'. Bueno, escuché eso y me puse a dirigirlos desde abajo: esa fue mi última dirección. Después cantaron otra obra: las voces magníficas del último grupo que tuve (Camerata Vocal Euterpe), 18 voces, todos integrantes del Coro Polifónico Provincial, entre ellas mi nieta Agostina, una excelente soprano".

Derecho al arte

No fue la música la primera actividad profesional de Héctor, sino el ejercicio de la abogacía: "Fue un episodio felizmente superado en mi juventud, cosa que me provocó la ira de más de un colega. La ejercí unos años, compartida con las carreras que hacía con mis coros a otros países; cerraba el estudio que tenía en San Jerónimo 2577; compartí mi profesión con el doctor Mario Raúl Iparraguirre, mi profesor de Derecho Procesal y padre de Carlos; hasta que me independicé".

El abandono vino de la mano de la carrera musical y la participación en un concurso en la Municipalidad, en los tiempos de José María "Cocho" Paolantonio ("y Corte, su secretario"). Ante un jurado ilustre Nardi presentó un proyecto de creación de un Departamento Niños, imbuido de las ideas aprendidas de los fundadores del Collegium Musicum de Buenos Aires, aunque el concurso fue ganado por el maestro catalán Joan Suñé i Sintes.

El fallecimiento de este último en julio de 1965 permitió que, como segundo del escalafón, Nardi ingrese al cargo y al Municipio, donde fue director del Liceo Municipal por tres años, consiguiendo el edificio del ex Banco Municipal (frente a la Comisaría 1a.). Sus propios hijos fueron alumnos del Departamento Niños junto a otros 200 niños, en lo que más tarde se convertiría en la Escuela de Enseñanza Estético-Infantil.

La Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe lo tuvo entre sus fundadores casi una década antes, en los turbulentos tiempos posteriores al derrocamiento del primer peronismo. En ese entonces se armó una Federación Popular de Cultura, propulsada por figuras como José Luis Vittori (escritor y directivo de El Litoral), y una comisión promotora de la Orquesta Sinfónica de Santa Fe. "La preside por entonces el doctor Arturo Borruat, que luego sería secretario de Cultura y me llamó a mí para ocupar la Dirección de Cultura de la Municipalidad". "Las reuniones eran en la Bolsa de Comercio, yo funcionaba como secretario, y como redactor del reglamento de la Orquesta, junto al violinista (Juan Carlos) García Puente; lo hicimos en la zapatería Primor de calle San Martín, que era de su suegro; fue la base de lo que después sería reelaborado como estatuto definitivo por la Provincia". Finalmente se sumó en la fila de las violas, misma posición que años después ocuparía también en la Sinfónica de Entre Ríos.

Canto compartido
La vida coral de Nardi comenzó como integrante de la Agrupación Juvenil de Santa Fe, que crearon los hermanos Virtú y Francisco Maragno, "junto con otros distinguidos colegas míos, como Rubén Guarnaschelli, Solís, Molina, Hugo Maggi. Finalmente tuve una discusión áspera con Francisco, que todavía no era el director del Polifónico, por unas disidencias de carácter político: no me gustaba que se involucrara al coro en cualquier tendencia, debía estar al margen. Había entrado a los 15 años, me retiré a los 20, y un año después por incitación de mi primo hermano, el escritor Arturo Lomello. Con Miguel Zanelli, otro escritor y amigo, ambos vinculados a la Biblioteca Moreno, me preguntaron si no me animaría a formar un coro de la misma: así nace la Agrupación Coral Palestrina. Ese fue mi comienzo como director coral".

De la mano de Paolantonio, Francisco "Paco" Urondo (por entonces director de Cultura provincial) lo convocó para crear promociones culturales en toda la provincia: "No sólo era la música, sino las artes plásticas, el teatro. Intelectuales de aquel tiempo, como Chiri Rodríguez, Miguel Flores en teatro, los plásticos de mayor predicamento, en folclore Alcides Hugo Ifrán. Se crea el Coro Polifónico de Gálvez, lo fundé y lo dirigí 42 años, con viajes por Europa y América. Gálvez fue declarada Capital Cultural, y Capital Nacional del Canto Coral por ley del Congreso. También me aguantaron 42 años en el Coro de Las Rosas hasta que me jubilé".

Saltando en el tiempo, cuenta: "Mi hija Laura fundó el Coro Municipal de Nogoyá, Entre Ríos, en 1980, y estuvo dos o tres años. La sucedieron dos directores por entonces jóvenes, Mirta Leiss y Abel Schaller (que sigue en actividad), hasta que me hice cargo en el 86: estuve 20 años dirigiéndolo. Fundé por esos tiempos el Coro de la Universidad Católica: era una actividad casi monstruosa, corriendo de un lado al otro. En el Instituto de Música dicté cátedra, llamado por el maestro Emilio Dublanc, profesor mío de Armonía y Contrapunto. Llegó un punto en el que pude acceder a una jubilación: varios músicos pudimos juntar los distintos quiosquitos para formar un ingreso unitario que representan una digna jubilación".

"Esta historia terminó en 2017, cuando fue mi última actividad importante, invitado especialmente por la Federación Mundial de Coros, que realizaba el 12 Encuentro en de Dirección Coral Barcelona. Argentina participa a través de la Asociación de Directores de Coros Argentinos (Adicora), que creamos allá por 2001 con Marcelo Valva y otros colegas; aún formo parte del consejo honorario consultivo. Adicora envió a Barcelona en 2017 un coro formado por directores de coros argentinos, como cantantes. Comenzaron los ensayos, y con otros tres colegas nos designaron para dirigir en el evento catalán. Fui liberado de la matrícula por la Federación Mundial, y me dieron ocho días de alojamiento. Hice parte de la Misa Criolla de Ariel Ramírez y otros compositores. Después dirigí ocasionalmente. Estoy como Mirtha Legrand o Los Chalchaleros (risas): me venía despidiendo de la actividad y no me dejaban".

Proyecto familiar
La actividad musical compartida entre padres e hijos se concretó en el grupo Familia Nardi, "Los Von Trapp santafesinos", como alguna vez fueron llamados (en referencia a la familia de la que nació la historia de "La novicia rebelde"), en una experiencia que duró una década, del 70 al 80.

"Los chicos, a partir de su práctica en el Liceo, manejaban diestramente varios instrumentos: al principio las flautas dulces en sus diferentes registros. Cantaban con voces notablemente afinadas y límpidas. En el grupo familiar comenzamos a canturrear, de una habitación a la otra, en la casa: a dos voces, a tres, armonizando las melodías. Este juego poco a poco se volvió un sistema: comenzamos a ensayar repertorio navideño, obras que conocía por mis coros. Formamos un grupo coral, donde mis dos niños varoncitos (Héctor, conocido como Keto, y Gustavo), que tendrían ocho y diez años, cantaban con voces límpidas, como sopranos. Laura, de nueve, cantaba como contralto. Mi señora, que siempre tuvo una afinación increíble y un oído formidable (además de buena preparación en el Liceo Municipal, antes de que yo fuera el director), cantaba como tenor. Y yo era el bajo de la familia: estaba el cuarteto vocal completo, alternado con los instrumentos".

En diciembre del 70 debutaron musicalizando los relatos de "un grupo de amigos, donde estaba la 'Negrita' Catania (María Azucena) y Clelio Villaverde (un poeta amiguísimo nuestro). Bajo el nombre de Los Cuentacuentos eran ocho o nueve actores y poetas, contaban cuentos navideños para los niños escenificados; y nos pidieron una ambientación musical. Con el órgano que mi señora y yo tocábamos, los instrumentos de percusión, las flautas dulces y las voces armamos un repertorio de villancicos alternado con el relato. El estreno y la continuidad a sala llena por varias semanas fue en la pomposamente llamada Sala Brahms, aquel galpón infame donde ensayaba la Banda Municipal y la Orquesta Sinfónica (risas); un ámbito muy precario pero que sirvió para conciertos".

El grupo recorrió varias ciudades de la Argentina, hasta que llegaron al Camping Musical de Bariloche, donde los vio en el salón del Hotel Llao Llao Agostino Rocca: el fundador de Techint y Dálmine Siderca era por entonces vicepresidente del Mozarteum Argentino (liderado por Jeannette Arata de Erize) y presidente del Círculo Italiano de Buenos Aires.

A los dos meses los llamó un tal Robledo, secretario del industrial: "El ingeniero Rocca ha quedado maravillado con su grupo, y quisiera auspiciarlos en giras de conciertos". "Papita pa'l loro (risas), era increíble: otros tiempos", recuerda hoy Nardi. "Empezamos con los conciertos en Campana, donde estaba la planta de Dálmine Siderca: en una iglesia Tudor hicimos el concierto. Ahí nos pagó los pasajes parar ir a Mar del Plata (al Festival del Mar); a Buenos Aires como tres veces: una al Círculo Italiano, otra al ciclo de los miércoles del Gran Rex, con 3.000 personas: se nos caían las medias del pánico; eran los Conciertos al Mediodía con entrada libre. Jorge D'Urbano, un famoso crítico musical de Buenos Aires, era el que hacía las presentaciones. Luego de su discurso inicial salimos temblando al escenario, porque nunca habíamos actuado con tanto público (en Mar del Plata había 40.000 personas, pero era la Fiesta del Mar)".

Por América
Un buen día, Gerardo Uhlfelder (un empresario de conciertos vinculado a la Orquesta Sinfónica de Santa Fe), que traía a los más grandes artistas extranjeros, los contactó y los escuchó: "Nos instalamos en el local del Círculo Italiano de Santa Fe, en calle San Martín, frente a donde está ahora Alicia Libros. Arriba, en el salón, había un piano de cola: ahí escuchó Guastavino el estreno que compuso para dos pianos, que le estrenamos en el Ocean. Un día me llama y me dice: 'Estoy en Córdoba, vengo de Estados Unidos y el Caribe, tengo noticias para usted. ¿No se anima a llegar a Rosario? Tenemos una hora de espera aquí, si sale ahora llega a tiempo'. Salté al coche, llegué al aeropuerto y acababa de aterrizar. Lo veo a Uhlfelder sentado, y me dice: 'Tengo para ustedes 20 conciertos asegurados, y posibilidad de otros cuatro o cinco, en una gira de dos meses por Sudamérica, el Caribe y parte de Estados Unidos. Ustedes van a tener que conseguir los pasajes (él sabía del auspicio de Rocca), allá les van a procurar estadía y en cada lugar un cachet'".

Y agrega: "La Fundación Rocca imprimió programas en colores y folletería, y nos pagaron 30 vuelos por 16 países. Hicimos América del Sur, auspiciados por las embajadas: Perú, Brasil, Ecuador, Chile; subimos a México, Miami (para un grupo de residentes argentinos); ahí aprovechamos para ir a Disneyworld: estábamos dos o tres días en cada lugar, bien atendidos y alimentados. En México nos recibió el que había sido director de la Alianza Francesa de Santa Fe, Crémer, y me entregó una llave: 'Señor Nardi: los cuatro días que va a estar acá dispone del auto de mi señora'. En Haití llegamos sin visa, nos retuvieron los pasaportes por dos días. Duvalier (Jean-Claude, Baby Doc; el hijo de François, alias Papa Doc) no nos puso en el paredón de casualidad. Andábamos por el centro, mis hijos rubios, coloraditos: éramos una agresión a una clase muy pobre y sojuzgada. Caminábamos unas cuadras y pegábamos la vuelta: nos miraban como los caníbales cuando estás adentro de la olla".

"Seguimos por Puerto Rico, Aruba, Jamaica, pasamos de nuevo por Lima y volvimos, con unos buenos pesitos legítimamente ganados, que me permitieron hacer el estudio en mi casa. Todavía tengo la libreta donde tenía las liquidaciones a nuestro guitarrista acompañante Enrique Núñez, gran músico. Yo como promotor, organizador, cantante y encargado de relaciones públicas, tenía un porcentaje mayor (risas). Después venía mi señora; y mis hijos que tenían distintas asignaciones".

Las andanzas terminaron en el 80, en Córdoba, en un festival en el Teatro Rivera Indarte (actualmente Libertador General San Martín). "Como público estaba el director de la Sinfónica y mucha gente del ámbito cultural cordobés. Los chicos, diez años después, ya eran profesionales de la música: mis dos hijos ya estaban en la sinfónica de Córdoba y Laura estaba en Buenos Aires, haciendo su carrera y a punto de casarse. Así terminó nuestra epopeya familiar".



Temas: EDICION IMPRESA 
Mirador Provincial en


+ Noticias

Central se relajó y Newell’s se quedó sin nafta

 “Canallas” y “leprosos” jugaron el primer torneo local del año con diferentes expectativas. Los de Russo venían de salir campeones y eso les quitó presión, además de que se concentraron en la Libertadores. Los de Larriera tenían la obligación de pelear arriba y solo pudieron hacerlo en la primera parte del certamen

 



Dejanos tu Comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
En Portada / Santa Fe
Déficit previsional: debatir "antes que el sistema explote"

Maximiliano Pullaro aclaró que su gobierno "no irá contra el 82% móvil" que garantiza el actual sistema jubilatorio en Santa Fe. Sin embargo, ratificó la necesidad de someter el régimen a discusión para evitar una situación extrema como el colapso del sistema. "Es un tema que más temprano que tarde la provincia lo va abordar porque de lo contrario, explota", graficó.

Jubilaciones en Santa Fe Déficit previsional: debatir "antes que el sistema explote"

A medida que avanza la trilla, la soja muestra muchos problemas de calidad

En el centro santafesino los rindes no son malos, pero hubieran sido mucho mayores si los cultivos no hubieran padecido la ola de calor de fines de enero y principios de febrero. Además de restar kilos, generó mucho grano verde. Ahora, en plena trilla, las persistentes lluvias también restan calidad a los granos. “Hay muchas sojas que están viniendo con defectos”, dijeron desde el Laboratorio de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.

Que no te quiero verde A medida que avanza la trilla, la soja muestra muchos problemas de calidad

En Portada / Entre Ríos
Adepa mostró su "preocupación" por una denuncia penal contra un periodista

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) manifestó su “honda preocupación” por la denuncia formulada por Sergio Urribarri, exgobernador de Entre Ríos, quien, con el patrocinio del abogado Fernando Burlando, le atribuye al periodista Daniel Enz la comisión de delitos federales por haber publicado información proveniente de fuentes oficiales del Poder Judicial de Entre Ríos.

Justicia Adepa mostró su "preocupación" por una denuncia penal contra un periodista