16-11-2020 / La realidad de Rosario Central y Newell's
Daniel Domínguez
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Sin público. Sin descensos. Con poco para ganar. La Copa de la Liga Profesional ofrece algunas ventajas con respecto a los últimos campeonatos del fútbol argentino, aunque sigue siendo un compendio de desaciertos.
En medio de una pandemia que obligó a parar todas las actividades durante ocho meses, el deporte que despierta pasión en multitudes volvió a la cancha, no se sabe muy bien para qué ni cómo, pero está muy claro el porqué. La presión de la televisión y los distintos sponsors para poner de nuevo el "show" en el campo de juego, llevó a que la AFA y la Liga Profesional inventaran un torneo en formato de copa que da una plaza para la Copa Libertadores 2022 y una para la Sudamericana 2021.
Así, con un par de amistosos en el "lomo", los equipos saltaron a la cancha y lo que se vio hasta acá no sorprende. Jugadas tres fechas para la mayoría de los equipos (la primera rueda de cada zona) se vieron demasiados errores no forzados, lesiones musculares, llegadas a destiempo y algún que otro lindo gol.
Eso sí, la presión por "ganar como sea" no desapareció y de eso pueden dar fe los equipos rosarinos. Una vez más, Central y Newell's navegan en sus contradicciones, esas que en los últimos años los hizo pensar en campeonar, pero terminaron peleando el descenso.
Newell's apostó por darle continuidad al proyecto de Frank Kudelka que tan buenos resultados le dio la temporada pasada, mientras que Central borró a Diego Cocca de un plumazo y apareció en escena el Kily Cristian González para conducir un plantel plagado de pibes con el apoyo de varios jugadores de experiencia.
Ambos arrancaron torcidos, sin demasiadas luces y con muchas cosas por mejorar. A ambos se les exige más, casi excesivamente teniendo en cuenta lo que tienen y a lo que pueden aspirar (no a lo que quieren aspirar).
Con la clasificación asegurada a la Sudamericana del año próximo, a los del Parque Independencia les costó entrar en ritmo de competencia, jugaron mal y perdieron bien ante Talleres y Boca, y, para colmo de males en cada de uno de esos juegos perdieron a un futbolista importante, por lesión o por Covid.
El caso más grave es el de Alan Aguerre quien, tras un choque con Carlos Tevez, deberá ser operado y recién podrá volver en enero o febrero.
Sin puntos y golpeado literal y anímicamente, las críticas hacia Kudelka no se hicieron esperar y hasta algún desvariado se atrevió a pedir un nuevo DT. Porque no importan los contextos ni las circunstancias, no se analizan los para qué, solo se ven los números finales.
Esos números que hasta antes de este rejunte de borradores de otros torneos llamado Copa de Liga, le daban más que positivos a un entrenador que llegó en un momento en el que nadie quería venir a un equipo que parecía condenado a descender.
Newell's reaccionó con fútbol y goles ante Lanús y esta semana el plantel y, sobre todo el cuerpo técnico, podrán respirar aliviados ya que dejarán de ser, al menos por unas horas, el centro de todas las miradas y reclamos.
A contramano Por el lado de Central la historia es similar. Tras la asunción del Kily en Arroyito se respiraban aires de optimismo y confianza. Con una propuesta distinta, desde la conducción y desde el juego, a lo que venía mostrando el Canalla en los últimos años, la ilusión fue en aumento conforme se acercaba el debut oficial.
Los primeros llamados de atención se vieron en los últimos amistosos, pero como estos juegos no se analizan demasiado, la cosa siguió su curso.
La victoria sobre la hora ante Godoy Cruz sirvió para potenciar toda esa buena vibra que había con los pibes auriazules, aunque contra el Tomba la figura terminó siendo uno de los experimentados como Lucas Gamba.
La derrota frente a River con pasajes de buen fútbol no terminó de asimilarse, pero Banfield se encargó de asestar cuatro golpes de nocaut en la mandíbula de los de Arroyito y hoy, la confianza e ilusión se transformaron en críticas, señalamientos y exigencias desmedidas para un DT que apenas lleva tres encuentros como profesional.
Todo equipo tiene cosas para mejorar y para apuntalar. Más allá de los resultados, los procesos deben estar acompañados por la convicción de sus conductores y el apoyo de los dirigentes.
Pero, como le sucedió a su par rojinegro hace apenas dos semanas, el Kily vive por estas horas sus primeras desilusiones como técnico y los que aplaudían su valentía y puesta en escena hoy le piden que cuide las formas y que no "apure a los pibes".
El lunes Central tendrá la posibilidad de revertir la situación en Mendoza frente a Godoy Cruz, equipo que por el momento no sumó puntos y que también está atravesando una etapa de transición.
Para el DT auriazul será una gran oportunidad para confirmar sus ideales o borrar todo de un suspiro por un par de malas actuaciones. Esto, claro está, no quiere decir que el Kily no pueda y deba realizar variantes según su criterio futbolístico, lo que sería un gran error es echar por tierra lo proyectado a través de pibes como Luciano Ferreyra o Lautaro Blanco y empezar a taparlos como se hizo en otras oportunidades, solo por la idea de "cuidarlos" de la presión externa.
Ni Central estaba para pelearle mano a mano a Boca y River cuando debutó con los tres puntos, ni Newell's era el peor equipo argentino luego de las dos derrotas consecutivas. Ni viceversa.
Esta semana será muy importante para que los conductores de ambos elencos puedan mantener los pies sobre la tierra, sentar bases sólidas para lo que viene sin importar si se gana o se pierde. Porque a lo que tienen que aspirar ambas instituciones es a formar jugadores de calidad para potenciar el nivel deportivo y acomodar las finanzas, para que, después sí, puedan lograr de una buena vez volver a codearse con los grandes como lo supieron hacer durante las décadas del 70 y 80.