Historias

Uno más y nos vamos, Hugo

Tras 47 años funcionando, cerró el tradicional bar El Canario, lugar que era conocido por servir el mejor y más frío chopp tirado de Paraná. Su dueño, Hugo Amado, explicó que se le hizo imposible sostener económicamente el lugar.
23-11-2020 | 9:26 |

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El Canario funcionó durante 47 años la esquina de Alem y Alsina hasta cerrar definitivamente sus puertas semanas atrás. Foto: Marcelo Miño


Víctor Ludi | [email protected]


Se terminó un largo ciclo en Paraná. Son incalculables las anécdotas, charlas, reuniones y brindis que se vivieron en casi medio siglo de vida. La capital entrerriana perdió a uno de los lugares emblemáticos de su gastronomía. Aquel que fue estratégicamente ubicado frente a la antigua terminal de ómnibus y que siempre fue atendido por sus dueños. Un lugar modesto, que era visitado por representantes de los diferentes estratos de la sociedad; que ofrecía un menú escaso de variantes, pero que siempre cumplía con las expectativas.


Pero si hay algo con lo que El Canario sobresalió fue, sin lugar a dudas, su chopp helado, que se ganó de manera casi unánime el mote de “el mejor de Paraná”. Las personas que lo probaron dan fe de esto; mientras que muchos de los que no tuvieron esa dicha, alguna vez escucharon ese rumor vox pópuli en la ciudad.


Pero el tradicional bar fue otra de las tantas víctimas del rubro gastronómico que se cobró la pandemia que viene golpeando al mundo en este 2020. El martes 10 de noviembre, la ciudad amaneció con la noticia de que Hugo Amado, su dueño, decidió ponerle fin al emprendimiento que, junto con su familia, había abierto en 1973 y que sólo tuvo un intervalo de unos meses cerrados entre 2013 y 2014. El alquiler del local y las cargas impositivas fueron imposibles de sostener para un negocio que dejó de abrir en marzo, ante el avance del Covid-19.


Temporada canario



El cierre de El Canario trae consigo un sinfín de historias vividas alrededor de una jarra. Los nostálgicos añorarán ese vaso transpirado con el chopp casi escarchado, que –utilizando una metáfora boxística– no les duraba ni un round a quienes llegaban a saciar su sed, más teniendo en cuenta que cada ronda venía acompañada de los populares “ingredientes”.


El calendario avanza y se acerca la “temporada canario”, la de esas noches de verano que, tras un día de calor agobiante, eran ideales para concluir la jornada compartiendo un Gran Canario, esa jarra de un litro con un chopp que pasaba por las gargantas casi como el agua. Por esto ya parece extraño imaginarse las veredas vacías en la esquina de Alsina y Alem, sin esas familias que salían a picar y tomar algo; sin esas charlas entre amigos que tocaban distintos temas; sin esos jugadores amateurs que iban a hidratarse post fútbol 5.


Seguramente, más de uno se debe estar lamentando por no haber tenido la posibilidad de saborear por última vez del mejor chopp de Paraná. Ese al que su dueño hacía valer porque, claro está, la calidad cuesta, pero que realmente valía la pena disfrutar cada tanto.


El dolor de su dueño


El Canario fue un emprendimiento familiar, que en 2014 quedó exclusivamente a cargo de Hugo Amado, quien era el encargado de atender y servir a los clientes. Hugo, siempre amable y dispuesto a conversar cuando no estaba muy atareado, sorprendía a la hora de registrar en el CPU de su memoria perfectamente lo que había consumido cada uno de sus clientes, sin la necesidad de ningún machete que lo ayudara a la hora de la cuenta.


“Este año fue muy difícil, desde marzo que no trabajamos. Si se daba la oportunidad de trabajar, trabajaba porque es algo que disfruto. Este rubro siempre me gustó, pero se me hizo imposible de sostener el local. Me duele mucho haber tomado esta decisión, pero no me quedó otra alternativa”, se lamentó.


Y también se lamentaron sus fieles clientes, que ya no podrán volver a disfrutar de las casi interminables rondas de chopp tirado, aquellos que se quedaron con ganas de decirle por última vez: “Uno más y nos vamos, Hugo”.
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