Rodrigo Pretto
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Las lluvias caídas a mediados de noviembre en la región se transformaron en un suspiro para el sector agropecuario. Es que el sector viene siendo muy castigado por la falta de precipitaciones durante todo el 2020 y los cultivos lo sienten.

Los trigos que comienzan su etapa de cosecha muestran rindes muy bajos. El maíz y la soja necesitan abundante agua para su desarrollo. Para peor, los pronósticos para el trimestre de noviembre, diciembre y enero no son nada alentadores.

"Las estadísticas de este año nos indican que estamos con un déficit hídrico de entre 250 y 270 milímetros históricos para esta época. Además, hay que pensar que venimos del invierno más seco de los últimos 80 años. Y como si fuera poco, también hay un agravante. Las napas se encuentran por debajo de los 3 metros", precisó Gustavo Almada, jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA Carlos Pellegrini.

En un año caracterizado por la seca y la falta de precipitaciones, los cultivos comienzan a hacer notar el impacto negativo. Las estimaciones del INTA Carlos Pellegrini para el trigo son desalentadoras y el trigo empieza a mostrar el panorama oscuro.

"Los rendimientos que se están comenzando a ver en los primeros lotes son muy bajos,. En promedio son de 20 quintales o menos. Algunos lotes ni siquiera se van a cosechar. El trigo sufrió mucho la sequía y las heladas que lo dañaron durante el invierno", detalló Almada.

Asimismo, el ingeniero agrónomo sostuvo que la superficie destinada a este cultivo fue menor a la de las últimas campañas. "Cuando había que sembrar, la seca estaba plantada. Por eso algunos productores decidieron no implantar. Hay un 20% o 30% menos de área sembrada respecto a la campaña pasada. Con lo cual si a eso le sumamos los bajos rindes, los volúmenes van a ser muy bajos este año".

El jefe de la Agencia de Extensión Rural del INTA Carlos Pellegrini también hizo referencia a los cultivos que hoy están en pleno desarrollo y se muestran expectantes ante cada anuncio de lluvia.

"Las precipitaciones últimas le dieron algún empujón al maíz para el desarrollo de su etapa vegetativa. Actualmente las plantas están largando hojas todavía. En cuanto a la soja recién se sembró, con lo cual le da un envión para su desarrollo inicial. Pero son plantas que están necesitando más agua", analizó y agregó: "Se percibe que la superficie de maíz sembrada puede ser similar a la del año pasado. Lo mismo sucederá con la soja".

Pero el complejo panorama no culmina allí. Es que también entra en consideración el estado del suelo, circunstancia que también expone una problemática y se muestra desfavorable para el sector. "Otros años donde tuvimos períodos de menores lluvias las napas estaban más altas, y de alguna manera eran una rueda de auxilio para los cultivos. Hoy la realidad es completamente diferente. Las capas freáticas no aportan humedad", indicó el ingeniero.

Ganadería
También se focalizó en las pasturas, fundamentales para la producción de leche y carne. Según explicaron desde el INTA se observa un presente con buenas condiciones, aunque el futuro no se avizora demasiado próspero.

"Hoy se las ve en muy buen estado. Pero estamos en un año Niña y esto se va asentando cada vez más. Todos los pronósticos trimestrales para noviembre, diciembre y enero marcan una situación de escasas lluvias para esta época. Con lo cual el abastecimiento de agua para los cultivos va a estar complicado".

Para cerrar, Almada consideró que los estudios sobre las expectativas de rendimientos de esta campaña estarán por debajo que años anteriores. Por eso, para productores lecheros y ganaderos será crucial considerar que los volúmenes de forraje conservado del 20/21 estarán muy por debajo de lo normal.

"Es lógico que ante la falta de agua los rendimientos de maíz van a rendir menos, y eso va a impactar en la capacidad para ensilar. Habrá que abrir el paraguas", anticipó.