María con una foto del Diego cuando jugaba en Los Cebollitas, que tiene en su casa colgada hace 20 años.
Foto:Lourdes López
Eugenia Delorenzi | [email protected]
Nos trasciende. Nos hace repensar. Replantear. Reconstruir. Qué difícil todo.
¿Cómo decirle que está mal llorarlo al Diego a una familia que la única alegría en su vida era un gol del 10? ¿Cómo decirle que está mal a un niño o una niña - hoy adulto o adulta - que soñaba con ser Maradona y no un superhéroe o una superheroína?
¿Cómo decirle a las familias humildes, de las villas y barrios populares que no lloren a quien les supo hacer creer que podían lograr lo que fuera? ¿Cómo decirles que no tienen que llorar al que los mantenía con una sonrisa pese a que no tenían para comer?
¿Cómo pedirles enojo a quienes aman el fútbol, ese fútbol que nos dio una Copa del Mundo cuando sólo había dolor en el país?
Es difícil. Es complejo. ¿Cómo pedirle también a mi mamá que no empatice con Claudia: una mamá que enfrentó sola la vida con hijas mujeres, y que quiera a Diego? ¿Cómo pedirle a las mujeres víctimas de violencia a las que cuestionan y no les creen, que veneren a un tipo con muchas denuncias?
¿Cómo pedirles que quieran al Diego a quienes repudiamos la violencia, el machismo, la misoginia?
¿Cómo hacer? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer para no sentir angustia de tanto dolor del Pueblo? ¿Como saber todo esto, pensarlo y no cuestionarlo? Qué dificil, qué complejo. Sólo me hago preguntas.
Construir y reconstruir a partir de lo que pasa. De escuchar a quien amo: "Se nos murió el superhéroe que queríamos ser cuando éramos chiquitos". De cuestionar lo incuestionable.
"Yo lo quiero a mi papá pese a todo, y esa va a ser mi contradicción eterna, y no me voy a culpar por eso" dijo una amiga. Y sí es eso. Conocer lo incómodo del feminismo y hacerlo parte del repensar.
El fútbol y el feminismo en una mezcla de sentimientos, pasiones, emociones y realidades que nos atraviesan. Y el Diego, una parte de eso.
Soy mujer, feminista, en permanente deconstrucción. Seguiré aprendiendo. Pero también seguiré cuestionando, repensando. Y nunca, pero nunca culpandome a mí, o a ninguna mujer.
No es tampoco nuestra tarea hacerlo, pero sí un desafío que invito a enfrentar. Es complejo. Es difícil. Es todo eso.
Adiós Diego, bienvenidas las preguntas. Y bienvenido sobre todo el feminismo en lo más entrañable del fútbol. Que esto dispare todo lo que nos falta conquistar en este hermoso deporte, y no la grieta.
Gracias.
Nos trasciende. Nos hace repensar. Replantear. Reconstruir. Qué difícil todo.
¿Cómo decirle que está mal llorarlo al Diego a una familia que la única alegría en su vida era un gol del 10? ¿Cómo decirle que está mal a un niño o una niña - hoy adulto o adulta - que soñaba con ser Maradona y no un superhéroe o una superheroína?
¿Cómo decirle a las familias humildes, de las villas y barrios populares que no lloren a quien les supo hacer creer que podían lograr lo que fuera? ¿Cómo decirles que no tienen que llorar al que los mantenía con una sonrisa pese a que no tenían para comer?
¿Cómo pedirles enojo a quienes aman el fútbol, ese fútbol que nos dio una Copa del Mundo cuando sólo había dolor en el país?
Es difícil. Es complejo. ¿Cómo pedirle también a mi mamá que no empatice con Claudia: una mamá que enfrentó sola la vida con hijas mujeres, y que quiera a Diego? ¿Cómo pedirle a las mujeres víctimas de violencia a las que cuestionan y no les creen, que veneren a un tipo con muchas denuncias?
¿Cómo pedirles que quieran al Diego a quienes repudiamos la violencia, el machismo, la misoginia?
¿Cómo hacer? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer para no sentir angustia de tanto dolor del Pueblo? ¿Como saber todo esto, pensarlo y no cuestionarlo? Qué dificil, qué complejo. Sólo me hago preguntas.
Construir y reconstruir a partir de lo que pasa. De escuchar a quien amo: "Se nos murió el superhéroe que queríamos ser cuando éramos chiquitos". De cuestionar lo incuestionable.
"Yo lo quiero a mi papá pese a todo, y esa va a ser mi contradicción eterna, y no me voy a culpar por eso" dijo una amiga. Y sí es eso. Conocer lo incómodo del feminismo y hacerlo parte del repensar.
El fútbol y el feminismo en una mezcla de sentimientos, pasiones, emociones y realidades que nos atraviesan. Y el Diego, una parte de eso.
Soy mujer, feminista, en permanente deconstrucción. Seguiré aprendiendo. Pero también seguiré cuestionando, repensando. Y nunca, pero nunca culpandome a mí, o a ninguna mujer.
No es tampoco nuestra tarea hacerlo, pero sí un desafío que invito a enfrentar. Es complejo. Es difícil. Es todo eso.
Adiós Diego, bienvenidas las preguntas. Y bienvenido sobre todo el feminismo en lo más entrañable del fútbol. Que esto dispare todo lo que nos falta conquistar en este hermoso deporte, y no la grieta.
Gracias.
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