Arreglan el reloj de la iglesia

El tiempo no para: amigos entusiastas quieren devolverle la hora a Sastre

En agosto pusieron en marcha un operativo para refaccionar el reloj de la iglesia céntrica de la cabecera del departamento San Martín, un icono de la ciudad. El plan no sólo incluye la reparación y restauración del artefacto histórico, sino además la restitución del sonido de las antiguas y emblemáticas campanas.
27-11-2020 | 9:09 |

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Los amigos del reloj. Nunca mejor puesto el nombre para este grupo de sastrenses que asumieron el desafío de poner el reloj de la iglesia de la ciudad en condiciones óptimas, y respetando las características originales. Foto: Gentileza.


Rodrigo Pretto
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La paciencia y el tiempo, los dos guerreros más poderosos. Sin dudas que es una de las premisas que tomó un grupo de cinco amigos entusiastas de la ciudad de Sastre cuando en medio de la pandemia se embarcó en un plan único hasta el momento: la refacción general del reloj de la Iglesia céntrica de la cabecera departamental para devolverle su estado natural.

La pieza fue fabricada en 1951, cumplirá 70 años en 2021 y tiene un diámetro de un metro y setenta centímetros. Y si bien funciona correctamente, al subir a la torre de la Parroquia San José que se encuentra a unos 30 metros de altura, se encontraron con los cuadrantes deteriorados, el artefacto desgastado y una curiosidad inédita: el número 4 estaba ubicado de tal manera que en realidad era un 6. Pusieron manos a la obra en agosto y pretenden finalizarlo para la llegada de navidad. "Queremos retroceder en el tiempo y volver al pasado, cuando las campanadas marcaban la hora en toda la ciudad", explicó uno de los integrantes del equipo de trabajo, Miguel Ángel Peretti.

Los amigos del reloj
No será una tarea sencilla. Más bien la describen como tediosa, aunque apasionante. Ellos son un grupo de cinco sastrenses que se aventuraron en una experiencia sin antecedentes. La idea surgió por la necesidad de refaccionar el artefacto que es guía del tiempo para toda la comunidad, desde el habitáculo hasta los cuadrantes. "En 1986 había reparado la rueda de escape con mi papá, que es la que marca los segundos. La experiencia de subir y conocerlo me dio algunas herramientas. Decidimos entonces hacer una reparación de fondo para que quede funcionando durante años", explicó Peretti, quien junto a José María Bossa, Juan José Giorda, Luis Blanco y Héctor Minetti conformaron "Los amigos del reloj".

El plan no sólo incluye la reparación de la maquinaria, sino pretenden dejar todo registrado para que las futuras generaciones que deban echarle mano conozcan los materiales utilizados y las refacciones realizadas por última vez. Desde el mes de agosto, cuando iniciaron dicha aventura, promovieron una exhaustiva investigación que los llevó a conocer la historia viva del "dios del tiempo".

Y allí descubrieron cosas inéditas. "El número 4 estuvo siempre hecho al revés y nunca nadie se dio cuenta. Era un número 6 más, pero como estaba ubicado en el lugar que ocupa el 4 y a una gran altura, parecía como tal. Lo que sucedía es que el uno romano se encontraba ubicado en la posición contraria, lo que en definitiva modificaba la cifra", indicó uno de los integrantes del grupo de trabajo, que agregó: "Nos sorprendimos cuando nos encontramos con eso al llegar a la cima. Los sastrenses nunca lo notaron. Lo que pasa que al encontrarse tan alto, desde abajo no se percibe".

Al respecto, y sobre dicha situación, "Los Amigos del Reloj" ya tomaron una determinación. El IV será reemplazado por 4 unos romanos (I). "Es una decisión que tomó la religión con los relojes que pertenecen a las Iglesias Católicas en todo el mundo. Ese dígito original proviene de un dios pagano con el cual no están de acuerdo, por eso se hicieron modificaciones a nivel global y nosotros vamos a implementarlas con la autorización de quien está al frente de la Parroquia en nuestra ciudad", adelantaron.

Otro de los datos obtenidos tras la investigación fue dar con el fabricante de la pieza. Se trata de una casa de la ciudad de Rosario que producía relojes para iglesias, aunque ya no existe. Se denominaba Relojería Sudamericana y pertenecía a Luis Verstraeten, un suizo alemán que dejó algunos discípulos que reparaban estas máquinas en la zona. "En la localidad de Cañada Rosquín hay un artefacto igual al de Sastre. Dimos con un allegado a esta persona -se encuentra en San Marcos Sierra, Córdoba– y nos dio algunos consejos técnicos, sobre todo de la lubricación. Porque no todas las partes del reloj deben pasar por este proceso, todo tiene su secreto", contaron.

De acuerdo a los últimos registros, en la década del 2000 se le realizó el cambio al sistema general. El reloj ya no está conectado con las campanas como se encontraba originalmente, sino que se había implementado un método electrónico. "No estamos de acuerdo con eso, pensamos que la técnica auténtica debería haber sido refaccionado como monumento histórico. Pretendemos devolverle su naturaleza".

Otro de los datos obtenidos tras la investigación fue dar con el fabricante de la pieza. Se trata de una casa de la ciudad de Rosario que producía relojes para iglesias, aunque ya no existe. Se denominaba Relojería Sudamericana y pertenecía a Luis Verstraeten, un suizo alemán que dejó algunos discípulos que reparaban estas máquinas en la zona.

Siete décadas marcando la hora

Fabricado y colocado en 1951 en la Parroquia San José de la ciudad de Sastre, en 2021 el artefacto que es punto de referencia de toda la localidad y tiene una connotación casi patrimonial e histórica cumplirá 70 años de vida. Su funcionamiento es normal, aunque su estado se encuentra deteriorado. "Cuando subimos en el mes de agosto por primera vez notamos que estaba muy sucio. Tiene muy poco desgaste porque se le fueron cambiando los bujes, aunque los cuadrantes están muy averiados. Cada uno posee vidrios curvos y uno circular en el centro y de mayores dimensiones. Sólo quedan dos originales. Tenemos que cambiar varios cristales. Vamos a hacer algo único para que si se sale de punto, quien lo repare sepa todos los detalles. Hicimos un análisis de balanceo de pesas para conocer las causas de su ubicación, cuánto bajan de acuerdo a la hora. Lo registramos todo y vamos a dejarlo asentado para que todo esté informado. La idea es que aquellos que en un futuro tengan que hacerle alguna refacción, sepan cómo funciona técnicamente y los materiales que utilizamos en esta etapa", remarcó Peretti.

De acuerdo a la detección inicial y el estado de conservación de la histórica pieza, el mayor maltrato ambiental, sobre todo por el sol y las altas temperaturas, lo sufrió el cuadrante del sector norte. "Estamos estudiando los materiales a utilizar. Cuando subimos, detectamos que la pintura era aquella original, databa de 7 décadas atrás. Pasábamos el dedo y se descascaraba. Por eso estamos intentando probar con alguna solución especial que no sufra demasiado y tenga una duración bien larga", explicaron.

Es que en los archivos de la iglesia no existe registro alguno. Por eso, el grupo de amigos dejará también absolutamente todo digitalizado para armar parte de la historia. "Encontramos que en las paredes de la torre y en el habitáculo del reloj están escritos datos sueltos. Es lo único que hay. Por eso, además de asentar todo por escrito, estamos sumando muchas imágenes a medida que avanzamos", adelantaron.

En el grupo de trabajo avanzan con la intención de volver en el tiempo para que el reloj "suene de manera mecánica como lo hizo originalmente". Desde su instalación, la ciudad de Sastre se caracterizó por el sonido distintivo que marcaba la hora de acuerdo al número de campanadas emitidas. "Hoy el reloj continúa funcionando, aunque no se escuche el sonido. De esa forma se abastecen las pesas que alimentan el sistema del artefacto. No se puede anular el mismo sacando el método de sonería. Hoy funciona en vacío porque se les quitaron los martillos a las campanas. Pensamos volver a lo que era antes, las campanadas que marcaban la hora en toda la ciudad. Hay chicos que no lo saben, pero a veces uno se despertaba a la madrugada y escuchaba esa sinfonía que marcaba el horario", se entusiasman.

Pero el trabajo no es nada sencillo. Es que realizar las tareas en altura tiene su nivel de dificultad y más aún cuando desde la base del campanario al reloj hay una escalera aérea. Por eso el traslado de herramientas se hace con mochilas, baldes y sogas, y bolsas. "No se puede subir nada en la mano porque las tenemos ocupadas para trepar al habitáculo. Debemos tratar de no olvidarnos nada porque si hay que bajar, el trayecto de descenso es largo. Además en el lugar donde desarrollamos las tareas es un espacio cerrado y muy caluroso, por lo cual estamos yendo a la tardecita", puntualizaron.

La travesía comenzó en el mes de agosto y la intención del grupo es finalizarlo antes del inicio de navidad. Los gastos son afrontados por los propios integrantes de "Los Amigos del Reloj", sin contraprestación alguna. Aunque también hay privados que desinteresadamente colaboraron con vidrios, pinturas, y el Municipio local que también hizo su aporte.



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