Entre Ríos, patrimonios y paisajes culturales

La huella del tranvía, primer transporte público urbano

Cintas de hierro que abrazan antiguos adoquines emergen caprichosas en el pavimento, dando cuenta de una modalidad de transporte ya extinta en Entre Ríos, aunque vigente en otras latitudes.
08-02-2021 | 22:43 |

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Fila para tomar el tranvía en Puerto Nuevo, en Paraná.



Mariana Melhem
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Germen del transporte público de pasajeros, el tranvía fue sin dudas un paseo atractivo y económico que permitió a los habitantes desplazarse con agilidad por sus pueblos.
La historia del tranvía en ENTRE RÍOS se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando comienzan las primeras gestiones para su instalación en Paraná (1861), Concordia (1871) y Gualeguaychú (1892) bajo la modalidad a caballo que se denominaba Tramway (vocablo inglés que significa vía de carriles planos) cuyo objetivo era unir puntos distantes de la ciudad –el puerto con la plaza principal, o más tarde, estación de ferrocarril con el puerto– en tanto Concepción del Uruguay soñó convertirse en la primera ciudad que contara con un moderno servicio a vapor.
El tranvía resultaba conveniente por velocidad y economía, ya que los carriles metálicos ofrecían ventajas de deslizamiento comparadas con la circulación de carruajes sobre el rugoso y desparejo adoquinado.

Ciudades, recorridos y tracciones

Alfeo Zanini consigna que, en Paraná, el tranvía a sangre tuvo una primera línea en 1861 uniendo Puerto Viejo con Plaza Alvear, posteriormente ampliada hasta Plaza 1° de Mayo y más tarde se extendió a Puerto Nuevo y Corrales, cubriendo el servicio en simultáneo con el moderno tranvía eléctrico. Éste, que funcionó entre 1921 y 1962, contaba con cinco líneas para cubrir los siguientes recorridos: Línea 1, Puerto-Cementerio; Línea 2, Estación de FFCC-Cementerio; Línea 3, Puerto-Parque Urquiza; Línea 4, Parque Urquiza-FFCC y Línea 5, Puerto-FFCC. Todas las líneas regresaban al punto de partida y todos los recorridos pasaban por Plaza 1° de Mayo ida y vuelta. Hacia 1926, había 10 km de vías y 5 km proyectados; los coches de pasajeros eran de tipo Birney, construidos por Brill, en EE.UU. Este transporte sirvió además, mediante zorras motoras y acoplados de carga, para transportar carne desde mataderos al Mercado.

En Concordia, los inicios del tranvía se remontan al año 1871, cuando se llamó a licitación para la provisión de 3.500 durmientes de ñandubay o algarrobo para la empresa “Tramway del Comercio” que prestaría el moderno servicio. Al poco tiempo, pasaba por la plaza 25 de Mayo y en 1875 el Sr. Marenco solicita permiso para la construcción de un ramal que uniese su propiedad con el FFCC.

Tras diferentes ofertas para el tendido de nuevos recorridos, el Sr. Nocetti, encargado de la construcción de los muelles del puerto, propuso una línea para unirlo con Tablada Norte, así en 1907 el Concejo Deliberante otorgó la concesión al empresario para explotar la línea de pasajeros y carga por el término de 15 años. Para cumplir con la propuesta, Nocetti se asocia al Dr. Bilbao constituyendo la línea “Tramway Concordia”. La inauguración del primer tramo fue en vísperas del 25 de mayo de 1908 con el recorrido desde el Puerto a la plaza principal. El segundo, que iba hasta Tablada Norte pasando por Sociedad Rural, se inauguró en abril de 1909 respondiendo a la firma “Tramway Comercio de Concordia”, una ampliación de la sociedad anterior. Más tarde, se autorizó la extensión del servicio hasta Hipódromo y Matadero.

Los primeros coches fueron tipo jardinera, abiertos en sus cuatro lados y con hileras de bancos de respaldo móvil que se modificaban según la dirección del recorrido.

Los coches definitivos eran cerrados de madera y cubierta de zinc con dos puertas corredizas dispuestas en frente y fondo.

Para garantizar las máximas condiciones de salubridad en el transporte de carne, se construyó una línea que llevaba las reses desde el Matadero al Mercado en un coche especialmente adaptado.

“Metamorfosis de la aldea”

El tranvía eléctrico se inauguró en 1928, por parte de la Compañía Anglo Argentina de Electricidad cubriendo el recorrido entre la Feria y la Estación, para llegar más tarde a Plaza España. Los siguientes fragmentos de una nota publicada por El Heraldo, dan cuenta de la relevancia de este medio: “Concordia se está acostumbrando al pasaje del eléctrico. Son en su tránsito novedoso y pintoresco la nota sensacional del ambiente. La metamorfosis de la aldea a la gran ciudad tiene en la actividad eléctrica que rebosa y chisporrotea, por encima y por debajo de los lujosos, modernos y cómodos coches, su mejor aliado. Los paseos por ahora limitados hasta la Plaza España y la Sociedad Rural constituyen un motivo de esparcimiento ciudadano que el público aprovecha y que resulta barato…”

El 15 de noviembre de 1890 comienza a funcionar el servicio en Gualeguaychú; la obra de este medio –cómodo y barato– fue financiada por el Banco Territorial, con dinero del pueblo ya que los vecinos depositaban para que la entidad lo administrara. El público se agrupaba para presenciar el paso del tranvía o para subirse a él, con una renovación constante de los paseantes al puerto.
Rápidamente, se convirtió en la prolongación del tren en la ciudad al unir el muelle del Puerto y la Estación del Ferrocarril. El tramway dejaba los pasajeros en las puertas del Hotel Sudamericano (después Hotel Comercio) o en el Hotel del Vapor, permitiéndoles también llegar a las fondas del barrio del Puerto, mientras aguardaban el embarque a otros destinos.

Tranvía a vapor

Con la inauguración de la línea del ferrocarril entre Paraná y Concepción del Uruguay, comenzaron las gestiones para un tranvía a vapor. Así, a instancias de un grupo de vecinos, se constituyó la “Sociedad Anónima Tranway a vapor de la Ciudad del Uruguay”. En el contrato de concesión se establecía que el servicio debía prestarse a partir de abril de 1889 vinculando los principales puntos de la ciudad. Al año siguiente y durante las primeras pruebas, la locomotora descarrila volviendo a la estación de la que nunca volvió a salir. Luego de una larga espera y de sucesivas intimaciones no respondidas por la empresa, finalizó la concesión y con ella el sueño del vapor.
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