Mundo Literario

Guillermo Almada, renacentista en pleno siglo XXI

El escritor, actor y periodista rosarino Guillermo Almada es un hombre con una imaginación prodigiosa. Y aquí desmenuza su acentuada trayectoria al más íntimo y personal mundo del arte.
27-02-2021 | 15:40 |

+1

"En donde ven un muro, yo anuncio una posibilidad de escalar", sostiene Guillermo Almada. Foto: Gentileza.


Gisela Mesa
[email protected]


Guillermo Almada es un escritor, actor y periodista rosarino que sabe transgredir y mostrar un lenguaje artístico diferente a lo establecido, un hombre que imagina como niño, que sabe captar la atención del lector y del espectador.

En exclusiva para Mirador Provincial, Almada nos habla de su visión del mundo actual, de su carrera, su infancia y se refiere a algunos de los grandes temas de su obra.

- ¿Qué me podés contar sobre tu niñez y que me podés decir sobre tu adolescencia?

- Yo fui un niño feliz, tenía todo lo indispensable, no sentí carencias de ningún tipo. Tampoco me sobraba nada, pero aquellos deseos, de niño, no cumplidos, eran suplidos hábilmente por mucho amor. Yo siempre fui el menor de toda la familia, así que recibía el amor de todos, del absoluto todo.

Y en cuanto a mi adolescencia, fui un adolescente rebelde. Tenazmente en contra del sistema, al que desafiaba constantemente, con palabras y con hechos.

- ¿A qué edad comenzaste a escribir? ¿Cuál fue el motivo que te llevó a hacerlo?
- No tengo evidencias que respalden lo que voy a decirte, pero a los diez años, aproximadamente. Teníamos "Redacción" en la escuela, mi maestra era una gran incentivadora de la lectura, y yo había tenido la suerte de nacer en un hogar en donde se leía mucho, entonces había enormes bibliotecas, de todo tipo, para todos los gustos. Y yo tenía acceso irrestricto a esos libros.

Eso hacía que redactar fuera la manera de desarrollar todo aquello que, a partir de esas lecturas, se había forjado en la imaginación de mi mente de niño. Y a veces iba en prosa, otras veces iba en verso, afortunadamente la maestra no me limitaba, entonces yo me manejaba con una libertad envidiable, porque además me abstraía de todo el entorno, y verdaderamente volaba, viajaba. Cosa que ahora cuesta mucho más. Comencé a escribir para los actos, y era el preferido para el escenario. Tenía buena dicción, leía muy bien, y además escribía los textos… No puedo evitar emocionarme al recordarlo, porque fue la masa madre.

- ¿Siempre tuviste claro que tu vida profesional estaría relacionada con las letras?

- Algo así. No del todo. Sí sabía que lo mío era el arte, porque me gustaba subir al escenario, mi narciso se satisfacía enormemente cuando además se trataba de una poesía mía o de un texto escrito por mí, pero no estaba del todo definido en cuál de las ramas del arte me desarrollaría.

En primer año armé una banda de rock, y hacíamos covers, pero también cantábamos temas propios, escritos por mí. De algún modo yo no me desvinculaba de nada, y hacía como un gran guiso carrero con todo. Es que me tocó una época hermosa, porque compartíamos problemas, dificultades, proyectos, escenarios, y hasta la sala de ensayo con bandas del calibre de Enanitos Verdes, Alcohol Etílico, Raivan Perez, Altablanca. Era una enorme melange bohemia de lo que se dio en llamar progresiva nacional. Y había lugares, como Flor y Nata, en donde, por las noches, nos encontrábamos todos: músicos, poetas, escritores, dramaturgos, actores, directores, bailarines, sus femeninos e inclusivos, todos, lo absolutamente todo… de todos los rubros, de todas las ramas, de todas las vertientes… Todos. Y esa magia era hermosa…

- ¿Cómo surge tu vocación de periodista?

- Bueno, en medio de toda esa magia, y esa rebeldía, conocí, por aquellos años (estamos hablando de 1975/76), a Daniel Révori. Con él compartimos el trabajo en una empresa de comunicaciones. Nosotros éramos operadores nocturnos, y teníamos una conexión, una compatibilidad intelectual, muy buena, así que hablábamos mucho. Y en esas charlas, hablando de nuestro futuro, él sembró en mí el germen del periodismo. Para ese entonces yo ya estaba trabajando, de día, en una radio. Mi trabajo consistía en limpiar los discos que usaba el operador, pero estar adentro era un paso que otros no habían dado. En aquel entonces no existía la carrera, ni de publicidad ni de periodismo, así que estudié ambas en un instituto provincial en donde los profesionales de los medios se encargaban de dar las cátedras, y te entregaban un certificado al terminar. Pero la carrera la hacías adentro de un medio, por eso yo llevaba un tranco de ventaja.

Cuando arribé a Rosario tuve la maravillosa oportunidad de estudiar periodismo con David Feldman, Claudio Juchli, Jack Benoliel, y no solo fue un inmenso placer, sino que establecimos un vínculo "Maestros/Saltamonte" que fue maravilloso, y casi de consulta permanente, mientras duró.

- ¿Cómo enfocás tu relación con el lector?
- Desde la simplicidad. Busco que mis relatos sean claros, fáciles de comprender, que baste con lograr un poco de concentración y tener un diccionario a mano, por si alguna palabra se dificulta. Pero siempre la idea es poner a pensar al lector. Que la comprensión del texto le dispare un interrogante, no una respuesta. Aun el más simple, pero que lo haga pensar.

- ¿Tenés algún espacio horario más productivo, alguna manía o ritual a la hora de escribir?
- Para escribir me gusta el silencio y la soledad. Prefiero esos horarios de las madrugadas.

Y como ritual, solamente algo para beber. Puede ser cualquier cosa.

- ¿A qué escritor o escritores admirás?

- Profundamente a Cortázar, literalmente a Borges, humanamente a García Márquez, poéticamente a Whitman, y así… No hay uno, hay una serie, y creo que conviene que así sea, por esto de las influencias.

Además, están vinculados a su obra, su momento histórico, su línea de pensamiento, y todo lo que eso produce en mí, claro está. He tenido épocas de Heráclito, Platón, Marco Aurelio, en fin. Y también leo autores contemporáneos, conocidos y otros no tanto.

- Otra faceta muy interesante es que sos actor, ¿Cómo viene ese lado artístico?

- Yo estudié en la escuela de teatro de la Universidad Nacional de Cuyo, a escondidas de mis viejos, porque para ellos el futuro estaba en ser "perito mercantil". Egresé y tuve la oportunidad de rendir, por oposición y antecedentes, para ingresar al elenco universitario, que era pago, recibía el equivalente a un sueldo docente, recuerdo, con bono de la provincia, y todo en blanco. Y cuando llegué al casting, todos estaban con biblioratos inmensos con sus antecedentes, y yo solamente con una hojita, porque había trabajado muy poco, y aprobé y logré ingresar ese año. Fue hermoso. Un sueño cumplido.

Luego ingresé a la Comedia Provincial adonde hicimos una adaptación de Juan Moreira. Terminado ese ciclo seguí el derrotero de la mayoría de los actores y actrices, en los elencos independientes, con todo lo que eso cuesta, y lo fui haciendo por donde viajaba y vivía, hasta que llegué a Rosario, por supuesto, y me encontré con toda una organización al respecto, que, en cuanto me vinculé, y me di a conocer, me incorporaron de muy buen grado, e hice trabajos muy bellos acá como "NEP", "La Hora de los Fantasmas", "El Hombre de la flor en la boca", "Yepeto", "Cita a ciegas", y seguiré mientras siga teniendo propuestas…

Hay que ver cómo se retoma este año, y cuáles van a ser las adaptaciones más útiles para todos. Yo tengo siempre en cuenta que, si bien, es algo que me fascina hacer, antes que yo, hay mucha gente que vive de esta profesión y que merece todo el respeto y todas las prioridades.

- Publicaste un libro llamado Hipertrofia Escritural, ¿Cómo fue el proceso de creación?

- Viví en Entre Ríos diez años. Allá conocí gente vinculada a ese maravilloso mundo de la literatura, como Jorge Martí, y me convenció de que mostrara más mis obras. Ya en Rosario y gracias al teatro conocí a unos chicos, Cintia y Emanuel, y ellos fueron quienes más me estimularon para llevar adelante la publicación de mi primer libro. Yo, entusiasmado como estaba, comencé la tarea de seleccionar los trabajos, así que, de todos los trabajos realizados en mi vida, comencé a descartar lo que efectivamente ya no me representaba. Después, lo que no me gustaba, luego lo que estaba mal escrito, y así, hasta llegar a un cúmulo de unos quinientos escritos, que yo consideraba "útiles", y junto a Cintia y su esposo hicimos el resto, incluso la tapa del libro.

Ella estaba estudiando para ser correctora, y él hizo todo lo que tiene que ver con la edición de imagen. La editorial fue Finis Africae, de acá, de Rosario. Guillermo, trabajaba en una librería de calla Sarmiento y estaba asociado, y me tramitó la publicación de Hipertrofia…

- También publicás poemas y cuentos, además están por publicarlos en México. ¿cómo te sentís con esta noticia?
- Lo de la publicación en Yucatán es mágico. Tengo buenos amigos en Mérida, la familia Rivas, Wello y su hija Abril, que son personas de excepción, vinculadas a la canción. Wello es músico y compositor, y su hija una cantante excelente, y a través de ellos me leyó una escritora meridana, Alegría Agosto, que es muy bien considerada, tiene mucha trayectoria, y publica a menudo.

Hasta que un día, Alegría me propone que le envíe material para alcanzarle a un amigo suyo que es editor. Le envío tres poemas y a los dos días me pide que le haga una selección para publicar en la editorial de este amigo suyo, que ha quedado encantado con mi estilo literario. Y al mismo tiempo, desde una publicación que tienen ellos mismos, me piden autorización para publicar mis poemas. Y así se fueron dando las conversaciones, y ahora seré publicado en Yucatán a través del sello Ave Azul, y ya me han pedido que les envíe mis prosas para ver qué onda…

- ¿Qué libros recomendarías a alguien (de la edad que sea) que no es muy aficionado a leer, pero quiere adquirir el hábito lector?
- Le recomendaría "la vuelta al mundo en ochenta días" de Julio Verne, primero porque es un maravilloso viaje que puede hacerse con solo dejar ir la imaginación, y segundo, porque enseña que todo es posible y cada uno puede lograr lo que desea. Y si no lo logra es porque no lo deseó lo suficiente, o no estuvo dispuesto a pagar el precio…

Lean mucho, lo que sea, lo que los haga sentir cómodos, pero lean… El tiempo es ahora, con lo que tengan a mano, y de la mejor manera posible…

Vení, contame


- Hablame del programa que ya tiene cinco años de trayectoria que lleva un nombre particular: Vení, contame, ¿cómo es la metodología de la producción?
- "Vení, contame" nació en 2016, en Radioactiva. Yo venía de un año sabático en radio, estaba con deseos de hacer algo, pero no había madurado ninguna idea, y se me ocurrió que sería interesante un programa de entrevistas, que es un género que me apasiona. Así empezó esta aventura que dio más resultado del esperado.

Así que fue creciendo en el mismo formato, ya en el 2018 pasamos a la SÍ, sin modificarle el nombre, por supuesto, había que posicionar. El gerente de programación, Daniel De Paola, un tipo genial, accesible, con mucha experiencia en radio, respaldó el formato y tiró tips para adecuación y contemporización, y se logró un posicionamiento muy bueno con mucha audiencia cautiva, sobre todo de redes, adonde las fronteras se prolongaban.

Ya en el 2020 hicimos pie en la Rock & Pop, y la idea era comenzar el primer martes de abril, pero sobrevino el problema de la pandemia y decidimos postergar, hasta que finalmente arrancamos el primer martes de agosto. Analía Contarino, que es la titular de la emisora, había puesto las fichas en "Vení…" y me guardó el espacio, y además nos quiso operar ella misma, lo cual es un placer y un honor, para nosotros. Y estuvimos dando aire hasta el 29 de diciembre, con la idea de reposicionar, y volver el primer martes de marzo de 2021.

Tengo que decir que todo lo que es "Vení…", lo es gracias a la gente que me acompaña. De verdad, la producción de contenido la hace Andy Miegge, y las redes las maneja Ornella Agostinelli. Tengo el apoyo y respaldo maravilloso e incondicional de Pablo Read, amigo, músico, él me regaló la presentación y la cortina del programa, y salió de él hacerlo. También es el creador del personaje maravilloso que es Carlos Rivero, el cantor del barrio, que es un columnista del programa que hace la presentación del invitado, y su columna, pero cantando… Eso no te lo podés perder, los invitados se quedan con la boca abierta…

Estoy rodeado de gente mágica, maravillosa y buena gente. Y del mismo modo tengo la gracia de haber contado antes con María Noel Cabello, Flor Termine, Lina Luz, que han hecho aportes bellísimos que han producido el crecimiento del programa. Creo que voy a morir eternamente agradecido…



Temas: EDICION IMPRESA 
Mirador Provincial en


+ Noticias



Dejanos tu Comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
En Portada / Santa Fe
En Portada / Entre Ríos