Belén Fedullo | [email protected]


La mañana estaba lluviosa en Concordia, pero muchos de los adultos mayores describían el día como “iluminado”. Tras un largo año, 550 de los más de 7.000 ancianos concordienses de más de 70 años que no están institucionalizados en residencias y se habían anotado en la lista para recibir la vacuna contra el coronavirus fueron citados y vacunados.


El operativo estaba ordenado. Agentes de tránsito, apostados sobre calle Próspero Bovino, esperaban a quienes asistían en sus vehículos para guiarlos y mostrarles lo que debían hacer. Para aquellos que tienen problemas motrices, enfermeros que tenían sus elementos sobre el playón de estacionamiento armaron un “autovac” por el que los pacientes pasaban en sus autos, se detenían, recibían la dosis correspondiente y el carnet de constancia y seguían su camino. Esa parte del procedimiento era ágil, pero con controles estrictos en la previa y en los minutos posteriores.


Mientras eso sucedía afuera, en el interior del Centro de Convenciones era atendido el resto de las personas que se acercaba. En una primera parada, con puesto de sanitización, un agente de la Cruz Roja repasaba una lista con los nombres y chequeaba quiénes eran los acompañantes, pasado ese tramo estaba permitido el ingreso al salón. En la antesala había un grupo de empleados municipales y estudiantes de la UTN que repasaban por segunda vez una lista con nombres y les daban formal ingreso a la sala de espera.


Los salones, que en otro momento fueran utilizados para actos políticos y sociales, se convirtieron en espacios parecidos a sectores hospitalarios. En la primera parada había una sala de espera amplia, en la que cada persona esperaba su turno, en el espacio contiguo estaba el vacunatorio. Una vez que ingresaban había mesas en las que enfermeros esperaban a los pacientes para colocar las dosis del inoculante producido por el Serum Institute de India, compuesto en asociación entre Oxford y AstraZeneca. El paso siguiente era moverse a la sala de al lado, última en recibir a quienes pasaban por el lugar. Allí, agentes de la Cruz Roja les daban algunas instrucciones sobre las precauciones a tomar en las próximas 24 horas, entre esas, remarcaban la importancia de no consumir bebidas alcohólicas y de no hacer ejercicios.


Alfredo Francolini, intendente de la ciudad, estuvo presente y señaló: “Es positivo el balance que hacemos. Es importante porque pudimos vacunar a las 550 personas, teníamos un equipo preparado y este es el fruto de ese trabajo”. Además del trabajo que hicieron este jueves, mientras esperan la llegada de más cantidad de dosis, desde la municipalidad definen otros puntos de vacunación. “Estaremos trabajando en la georreferenciación para hacer vacunaciones en distintas zonas del ejido, así si hay adultos que tienen complicaciones no tendrán que trasladarse. Queremos hacerlo en distintos lugares de la ciudad, nos reunimos para verlo y seguramente lo haremos en distintos puntos, durante distintos días”, contó.

Momento esperado

María de los Milagros Acosta fue la primera adulta mayor vacunada de Concordia. Tiene 71 años y tuvo la enfermedad, pero quiere cuidarse para no volver a pasar por lo mismo.
Tenía el turno de las 8 de la mañana, pero contó que por ansiedad fue un rato antes. “Llegué bien temprano. Un sobrino me ayudó a inscribirme, me hizo el trámite en la computadora, y ayer me avisaron que tenía que venir. Yo estaba durmiendo y me despertó el llamado para avisarme del horario del turno. Una linda forma de despertarme", contó, entre risas.


El 2020 no fue fácil para ella, y ahora espera sentirse más segura para volver a vivir su vida normal. “Ya tuve Covid, no la pasé bien fue muy feo. Así que ahora espero con la vacuna que no me vuelva a tocar y poder juntarme con la familia tranquila”, explicó. Por último, la mujer aseguró: “Estoy feliz, por fin nos podemos vacunar. Esperaba mucho este momento. Ahora tenemos que seguir cuidándonos porque no todos están vacunados, pero esto es un avance muy importante, sigamos así".


Raúl, de 80 años, salió de la sala saludando y contó “Tenía un poco de miedo, pero me fue muy bien. La vacuna no duele nada y me siento bien”. Además, el hombre dijo: “Está todo muy bien organizado, nos atienden bien, nos informan, era un momento que estábamos esperando así que me voy contento”. “Para nosotros es una luz de esperanza, después de tanta confusión”, resumió. Y, en medio de la jornada gris se retiró con una notoria sonrisa bajo el barbijo.