Cultura

La voz, una herramienta clave para comunicarse

Hernán Colucho dialogó con estudiantes de secundaria sobre la importancia de la voz. El reconocido locutor, quien también se desempeña como docente y coach asesor de oratoria, brindó algunas recomendaciones sobre su correcto uso, el lenguaje no verbal, la estructura de un buen discurso y cómo hablar cuando se emplea barbijo. Además, el profesional egresado de COSAL comentó particularidades de su labor en "Bienvenidos a Bordo", el programa televisivo conducido por Guido Kaczka.
06-05-2021 | 15:43 |

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El locutor profesional brindó algunas recomendaciones para cuidar la voz.


José Prinsich
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Desde tiempos remotos, la voz se ha transformado en una herramienta clave para la comunicación de los seres humanos. Es ella la que nos permite contar historias y transmitir sentimientos. Al igual que las huellas dactilares, no hay dos voces iguales y por eso radica la importancia de su cuidado.

En el marco del Día Mundial de la Voz, que se celebró el pasado viernes 16 de abril, el locutor nacional Hernán Colucho mantuvo una distendida charla vía zoom con estudiantes de 6to Año del Instituto D-176 "Madre de Jesús", cuya orientación Bachiller en Comunicación. En dicha oportunidad, los alumnos de General Ramírez pudieron despejar todas las dudas sobre esta importante fecha, que fue decretada por la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de la voz y de los cuidados que se deben tener para evitar problemas con las cuerdas vocales.

El timbre del reconocido profesional (egresado de COSAL) es uno de los más conocidos en todo el ambiente. Además de entretener a chicos y grandes todas las noches, siendo la voz en off de "Bienvenidos a Bordo", el programa televisivo conducido por Guido Kaczka, Hernán ha ganado una trascendencia particular al compartir otra de sus pasiones, quizás la más importante de su vida profesional: ser capacitador en oratoria y técnicas de la voz, asesorando a emprendedores y profesionales de distintos ámbitos. Sus entrenamientos, cursos y masterclass se volvieron un desafío de superación para quienes deseen incorporarse en el mundo de la palabra hablada.

Rompiendo el hielo

"Hablar bien abre puertas y saber comunicar nos acerca a nuestros objetivos. No hay que convencer a nadie, hay que persuadir. Cuando hablamos de persuadir no hablamos de armar una estrategia sino de hablar de todo lo positivo que tiene lo que estoy diciendo. Para comunicarse con los demás hay que tener en cuenta algunas herramientas, técnicas y conceptos", arrancó su disertación la reconocida voz de Hernán.

El primer concepto que le presentó a los estudiantes fue el de oratoria y la definió como el arte de hablar con elocuencia. Esta palabra (creada en la Antigua Grecia y que luego se perfeccionó en el Imperio Romano con Cicerón) es fundamental no sólo para disertar frente a un auditorio sino también para vender un producto, rendir un examen oral o hablar frente a un padre o madre.

"Las técnicas de oratoria están para que haya un ida y vuelta entre emisor y receptor. Lo que tengo que hacer es conocer, concientizar y poner en práctica las herramientas que nos da la comunicación. Todos somos comunicadores, absolutamente todos, porque todos nos comunicamos de una u otra forma. El tema es cómo lo hacemos y para qué", continuó en el mano a mano con los adolescentes.

Un buen discurso debe contener tres partes: una introducción atrapante y que cautive la atención del público a partir de una pregunta, un dato estadístico o simplemente mostrando un objeto; un desarrollo contundente y un final o cierre de la charla. Durante el transcurso de la disertación debo demostrar el compromiso y la conexión con el tema tratado.

Claves a tener en cuenta

"¿Quién no tiene muletillas?", preguntó el docente a los futuros egresados, que atentamente escuchaban la charla a través de la pantalla. "Todos tenemos muletillas. Si la decimos una sola vez no pasa nada, pero se convierte en muletilla cuando se empieza a reiterar. Esto va a hacer ruido o interferencia en el mensaje, va a distraer a las personas que nos están escuchando. Cada vez que sentimos que viene esa muletilla (por ejemplo: eee, bueno, este, ok, ¿se entiende?), hacemos silencio. ¿Cómo logramos esto? Hablando más lento, manejando nuestra celeridad", agregó luego.

Una de las recomendaciones a la hora de hablar tiene que ver con la velocidad de pronunciación. "Es fundamental ser pausado. Cuando creemos que estamos hablando lento, todavía seguimos hablando rápido. Tenemos que encontrar la medida justa, ni muy lento ni muy rápido. Debemos encontrar un equilibrio para que todos entiendan, obviamente dependiendo de lo que queramos decir", dejó en claro.

El lenguaje no verbal fue otro de los temas abordados en el Zoom. Colucho destacó que en ciertas ocasiones este lenguaje cobra más relevancia que la propia voz. La postura corporal (al momento de dirigirse a la audiencia) debe estar erguida y el uso excesivo de las manos es lo más parecido a una muletilla porque mete interferencia en el mensaje.

"Las manos tienen que funcionar como un resaltador donde remarcamos las frases y conceptos más importantes. Debemos lograr un equilibrio entre el lenguaje verbal y no verbal. En este sentido, cuando doy una charla, así sea presencial o virtual, es importante mirar a cada uno a los ojos. Entreno a mucha gente grande y profesionales que no tienen ni idea dónde mirar. El contacto visual lo logramos mirando a la cámara. Es como si nos estuvieran viendo a los ojos, si lo trasladamos al plano presencial. Esto se empieza a convertir en valor agregado, es decir, diferenciarse del resto que está en el mismo lugar que ustedes", sostuvo.

El último consejo estuvo asociado a la hidratación de las cuerdas vocales. "No esperen a tener sed para tomar agua. Cuando tenemos sed es porque ya estamos deshidratados. Mínimo dos litros de agua por día, especialmente los que hablamos todo el tiempo", culminó.

Sensaciones

-¿Cómo fueron tus inicios en la locución?

-Estudiaba publicidad y trabajaba en una agencia de publicidad. La publicidad era mi pasión, me gusta muchísimo. Cuando era chico tenía la voz muy aguda y finita. A los 14 años empecé a engrosar la voz y a tener el tono actual. Muchos creen que el tono de voz es todo. A mí me costó muchísimo aprobar el examen de ingreso a la carrera de locución. Al tener la voz tan grave me costaba mucho tener más matices, inflexiones y poder subir. El tono de voz, si no se trabaja con fonoaudiólogos y práctica, no sirve de nada. Me acuerdo que me preparé para ingresar a la carrera y no aprobé el examen. Al año siguiente volví a hacerlo y entré a COSAL. Ahí me empecé a formar como locutor, trabajaba en radios zonales. Me empezó poco a poco a gustar. Hacía publicidades e institucionales. Trabajaba en Carrefour haciendo promociones y lo hacía disfrazado con un esmoquin y galera, bajo el nombre de Julio Regalado. Cuando venían familiares yo me escondía detrás de las góndolas. Cuando me recibo de locutor arranqué como docente de locución y oratoria por el 2001. La docencia, capacitar y ser coach de oratoria es lo que más me gusta.

-¿Cómo llegas a ser la voz de los programas de Guido Kaczka?

-Hace 14 años, la hermana de un amigo me comentó de un casting en Endemol para el programa de Guido Kaczka "El último pasajero". Necesitaban la voz del juez. Fui y no quedé. Al año siguiente, nuevamente buscaban locutor. Fui y ahí quedé. Desde entonces seguí trabajando como locutor de Guido. A partir de entonces empecé a achicar mi campo laboral. Me quedé sólo con la televisión y la docencia, dejé de hacer radio. Ese fue mi recorrido en la locución.

-Siempre hay un misterio detrás de la voz del locutor porque no se lo ve

-Al principio me preguntaba porque no me nombraban con nombre y apellido. Pero la incertidumbre de saber quién es el locutor lo genero Guido con este personaje que lleva por nombre "locutor". Hoy con las redes quizás no hay tanta intriga, la gente me fue descubriendo. Mi voz se convirtió en una artística dentro del programa. La voz del locutor acompaña al conductor, haciendo un recorrido por todo el programa sin querer ser protagonista pero que ha tomado cierto protagonismo acompañando el producto.

-¿Cuál es el secreto del éxito del programa?

-Primero porque hay un gran equipo trabajando detrás y segundo porque Guido tiene una cabeza enorme. De un fibrón te hace un ciclo, no un programa. Aprendí a acompañarlo a él. El personaje del locutor iba a empezar a brillar cuando entendiera que el locutor (Hernán) tenía que hacer brillar al conductor. Después fui mucho más allá de eso. Para mí, el protagonista de cada programa es el televidente. Yo trabajo para la gente que está mirando y lo sabe Guido desde el minuto uno. Cuando estoy frente al micrófono, en el estudio de televisión, me desconecto de la realidad. Al programa le va bien porque aleja a todo el mundo de lo que está pasando hoy, conecta con diversión. Es un programa para toda la familia, para que la pasen bien.

-¿Cómo te llevas con Guido?

-Con Guido me llevo muy bien, generamos una relación que permite que al aire se escuche lo que se escucha. Una relación de respeto, de acompañarnos. Hablamos mucho. Para mí es el número uno en la televisión. Ambos somos muy exigentes. A mí me gusta que mi trabajo salga impecable.

-¿Algún consejo para hablar con barbijo?

-Lo que pasa con los barbijos es que cuando hablamos no nos pueden leer los labios y estamos disminuyendo una posibilidad para que el otro entienda. Lo hablaba con la Sociedad Argentina de la Voz, donde colaboro. Es un gran problema el barbijo, pero es necesario cuando salimos de casa. Hace que tengamos que levantar el volumen de nuestra voz. Para revertir esto vamos a articular un poco más cuando estamos hablando. De esta manera no vamos a gritar ni nos va a doler la garganta. La respiración costodiafragmática es fundamental. Respirar, llevar el aire al abdomen, inflar la panza.

-¿Cómo te manejas en el estudio con esta situación?

-No usaba barbijo dentro de mi espacio de trabajo hasta antes del segundo pico porque no tenía gente alrededor. Tengo un espacio dentro del estudio donde no me cruzo con nadie. Cuando llego limpian todo con lavandina y alcohol para que yo pudiera trabajar sin barbijo. Pero desde hace unos días trabajo con barbijo y tengo que articular un poco más. Cuidamos absolutamente todos los protocolos.

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