Pablo Rodríguez [email protected] 


Licenciada en Educación Física, se encuentra radicada en Rosario. Reparte el tiempo entre su trabajo como preceptora y profe en una escuela pública, con el deporte. “Desde siempre me gustaron todas las actividades deportivas. Jugué al fútbol femenino y como en la época que yo lo practicaba no estaba tan difundido, empecé a interiorizarme por el arbitraje para estar más cerca de la cancha”, dijo en una entrevista a Mirador Provincial.

Gisela hizo toda la escuela primaria y el colegio secundario en Labordeboy, donde se encuentran hoy sus padres, hermana y abuelo. Hasta el 2015, estuvo trabajando allí en la colonia de vacaciones. “Cuando tengo un tiempo me hago un viaje para visitarlos. Sé que ellos y muchas personas del pueblo están orgullosos de mí, porque los represento como comunidad”, señaló.

En el último año de la facultad, comenzó a formarse en simultáneo como árbitra, cuyo debut todavía recuerda: “La designación fue algo increíble. Eran muchas sensaciones encontradas y me sigue resultando raro ponerlo en palabras. Lo logré. Llegué adonde quería en ese entonces”.

Y es que asegura que siempre se propone metas pequeñas y en el corto plazo. Llegar a tener un contrato con la AFA fue el primero. “Para ir a lo grande, siempre tiene que ser despacio. Somos pocas en el interior, porque la mayoría de las chicas están en Buenos Aires. De todos modos, estamos abriendo el camino para las que vienen atrás”, destacó.

“Por eso espero estar pronto como asistente en alguna copa o torneo internacional. Ni hablar que siempre los que estamos en este mundo soñamos con participar de un mundial o en los Juegos Olímpicos”, agregó.

Igualdad y tecnología
Gisela ya tuvo una primera experiencia internacional (dentro del país) a fines de marzo último, formando parte del quinteto arbitral en el encuentro entre Vélez y Banfield, que fue clasificatorio para la Copa Conmebol Sudamericana 2022. El cotejo se jugó en el estadio Bicentenario de San Juan (el Taladro derrotó al Fortín 3 a 2) y Gisela estuvo junto al juez principal, Fernando Rapallini; el primer asistente, Gabriel Chade; el segundo, Diego Verlota; y el cuarto Yael Pérez Falcón.

“A medida que voy probando, voy viendo como es el mundo FIFA. Y la experiencia en el ambiente es muy buena. Los compañeros son cuidadosos y respetuosos. No veo diferencias”, admitió.

Reconoce que el rol de las mujeres en el futbol “está avanzando bastante rápido” y que el trabajo que vienen realizando “viene muy bien, pero va a llevar tiempo”. Y es que entiende que faltaría que se inserten más mujeres en el ambiente, porque tiene conocimiento que son muchas las que están formándose. “Las que van llegando y debutan, demuestran porqué son designadas”, valoró.

Si bien no tiene referentes, aprende de todos un poco: “Miro los partidos y veo las cualidades de cada uno para después adaptarlas a mis necesidades”. Sumado a esto, se mantiene actualizada a través de redes sociales y plataformas digitales, al margen de un entrenamiento riguroso que completa bajo la supervisión de profesores.

Finalmente, admitió que la tecnología en el deporte “es buena” y que los sistemas que se están implemento (como el VAR y los intercomunicadores), “llegaron” para quedarse. “Es una cuestión de adaptación de la gente. Los intercomunicadores por ejemplo son de gran ayuda a la terna cuando nos toca dirigir. Nos permiten anticipar situaciones o posibles conflictos. Y al VAR pienso que hay que saber utilizarlo, en el momento justo y en el tiempo necesario. Tiene que ser más rápida la respuesta. Veo que se extiende mucho la revisión de una jugada para tomar decisiones, aunque no deja de ser útil en el partido”.