Kevin Rivero

La cultura de trabajo es una combinación de valores, creencias, actitudes, hábitos y compromisos. Un concepto que predomina en las zonas rurales del territorio argentino. Un concepto ineludible para la familia Sensever.
Camila Sensever, primogénita de la pareja conformada por Alberto y Gisela, desde muy chiquita fue instruida para montar caballos con un objetivo claro: que aporte con su granito de arena en el futuro. Sin embargo, nadie se imaginaba que su historia cambiaría a partir de esto.

“Empecé a montar cuando tenía seis años en el Club Hípico de Concordia porque mi papá quería que aprenda bien a andar a caballo para trabajar en el campo junto a él. Después de un tiempo en la escuelita, tuve la necesidad y las ganas de tener mi propio caballo para compartir otro tipo de cosas”, dijo la concordiense en diálogo con MIRADOR ENTRE RÍOS, y agregó: “De esta manera apareció ‘Tic Tac’, que es un caballo que vino del campo y no sabía saltar; entonces, nos fuimos formando juntos porque no es tan sencillo arrancar. Desarrollé destrezas para tener la sensibilidad de conocer que virtudes y defectos tiene cada uno de los caballos y, obviamente, que es un punto de partida para poder enfocarme en lo que necesito mejorar día a día. Pero, esto se logra con esfuerzo y dedicación constante, ya que trabajas con un animal que no puede demostrar lo que siente y es muy difícil percibirlo si no tienes ese tipo de tacto”.

El salto competitivo

El camino se fue abriendo y el roce apareció. Pasito a pasito, la oriunda de Concordia fue escribiendo su nombre a nivel nacional. “No recuerdo un momento específico, la situación me fue llevando a competir”, aseguró la amazona. “Empecé a ver que mis amigos participaban en torneos sudamericanos o concursos internacionales y tenía las ganas de hacer lo mismo. Para esto, a fines de 2016, empecé a entrenar con Joaquín Albisu (un jinete de primera categoría). Comenzamos a viajar a los concursos de Buenos Aires y me preparé para competir en un certamen internacional como fue el Sudamericano de Argentina 2017”, expresó.

Fue el principio de un camino que seguiría exhibiendo logros de diferentes jerarquías. “Participé en un montón de concursos dentro y fuera de Argentina, pero destaco dos Sudamericanos llevados adelante en nuestro país (2017 y 2018), donde competí en la categoría Children de 1,10m de altura y con el equipo argentino obtuvimos la medalla de oro. También resalto un Campeonato Federal desarrollado en Córdoba, en el cual salté 120 centímetros y quedé primera a los tres días de competencia; mientras que, en febrero de este año disputé mi primer Gran Premio en Mar del Plata”.

Pero, su trayectoria no se resume solamente en el suelo nacional, sino que también ha brillado en el exterior. “Durante tres temporadas (2018, 2019 y 2020), en la localidad estadounidense de Wellington, competí en las ediciones del Longines Global Champions Tour (una gira que se realiza en distintos países a lo largo del año y es uno de los campeonatos más importantes del mundo). Salté en Miami, y de la primera cita tengo una experiencia muy linda, con recuerdos hermosos, porque con 13 años, fui la primera argentina (única hasta el momento) en conseguir una clasificación de este nivel la categoría ‘Children’. Fue algo trascendental en mi carrera”.

Cambiar la visión

Por alguna razón u otra, todos los deportes deben afrontar diferentes prejuicios de la población y las disciplinas ecuestres, no son la excepción. “Creo que la desinformación crea el concepto que es un deporte elitista; pero, cada vez hay más personas que desarrollan las diferentes disciplinas elitistas, dándose cuenta que no es algo inaccesible y lo puede realizar cualquiera”, declaró.

“Asimismo, piensan que uno sólo va a como acompañante del caballo sin hacer ningún tipo de esfuerzo pero, para mí, es todo lo contrario, ya que generar una conexión con un animal de 500 kilos para alcanzar diferentes logros, no es tan sencillo como parece. Ojalá que en algún momento se puedan despejar estas dudas y una de las maneras desinformación es que la gente se anime más a asistir a las competencias que son abiertas al público y sin costo, exceptuando en actualidad por la situación epidemiológica”.

“Pero se debe subrayar que desde que inició la pandemia, muchas personas se han interesado en el deporte, haciendo que las escuelas de equitación funcionen muy bien, incentivando a chicos que puedan llegar a ser jóvenes promesas, algo muy importante para el crecimiento de todas las disciplinas. Aunque es difícil mantener la motivación con entrenamientos y sin competencias en el aislamiento por la cuarentena, es algo positivo”, señaló.

Esfuerzo y sacrificio

Con el propósito de seguir creciendo, Cami se traslada continuamente desde Concordia a la capital del país para tener más herramientas en sus entrenamientos. “En 2019 solamente entrené en Buenos Aires, viajando permanentemente desde mi ciudad. En 2020, desde el primer día de la cuarentena, estuve viviendo en Buenos Aires y entrené todos los días para sentirme mejor y no perder el tiempo. En cambio, esta temporada, cuando estaban permitidas las clases presenciales, asistía una semana al colegio en Concordia y, cuando tenía clases virtuales, me traslado a la otra provincia para entrenar y participar de los concursos que pueda”.

Objetivos

Con la vista hacia el futuro, en su mente está una meta clara. “Anhelo afirmarme en la categoría y quiero ser profesional”, aseguró Sensever. No obstante, es consciente que debe ir paso a pasos y también se trazó retos más cercanos. “Mi objetivo a corto plazo es poder participar del Sudamericano, y si la situación de la pandemia lo permite, competiría en Brasil, en la categoría Junior de 1,40m. Ahora, estoy haciendo la transición de las pruebas de segunda categoría de 1,30m y las de 1,40m, en vistas a la primera división”, concluyó.