Belén Fedullo

Gabriel Bonasola tiene apenas 21 años, pero su mentalidad y proyección hacen que parezca más grande. En marzo, montado en la yegua Tit Ruler, ganó el Clásico Asociación de Propietarios de Caballos de Carrera. En mayo, con el mismo animal, se quedó con el Clásico Círculo de Propietarios de Caballerizas SPC (G3). Julio también comenzó con un triunfo, en esta oportunidad, con la yegua Simonne, en el Clásico Manuel J. Güiraldes.

Lo vive con tranquilidad y naturalidad, trata de mantener los pies sobre la tierra. “Soy un gurí que nació con los caballos”, dice, dando a entender de dónde viene esa intuición tan bien afinada que tiene al montar y ponerse en carrera.

La trayectoria

Su afirmación tiene mucho de verdad, es casi literal. Desde chico, Gabriel hizo changas con su padre en el “carro” que este tenía. Los caballos eran su medio de transporte y vida, pero él vio algo más en esos animales y comenzó a tener una relación casi de amistad. Quiso aprender qué más podían dar esos seres que le servían de transporte a su familia y empezó a montarlos sin el carro y pasear por su barrio.

Los paseos eran un mero juego, una salida, a veces solo, a veces con alguien de la familia, pero un día alguien lo vio y lo invitó a correr una carrera. “Empecé en las clandestinas. Hacía algunas cuadreras y casi siempre ganaba”, sinceró. Eso, que era lo que lo hacía sentir bien, se convirtió en un camino hacia su medio de vida.

A los 16 años, luego de haber trabajado un tiempo en el hipódromo de Camba Paso, en su ciudad, Gabriel dejó Concordia. “Me vine a la escuela en San Isidro, estudié, aprobé todo lo que tenía que aprobar y ya estuve listo para salir a la competencia con los conocimientos necesarios”, aseguró.

Un buen presente

Lo que está viviendo el jockey entrerriano no es una casualidad. Su rutina es exigente y siempre debe estar preparado física y mentalmente para salir a la competencia.

En diálogo con Mirador Entre Ríos, desde su lugar de entrenamiento contó cómo vive esta racha de buenos resultados y hacia dónde apunta.

“Vengo ganando, las cosas me vienen saliendo bien y estoy muy contento, pero esto no se da porque sí, viene después de mucho trabajo, de sacrificio. Yo entreno, me preparo, sigo los consejos que me dan, hago que me vean y me van convocando, me llegan las montas para poder participar”, comentó.

- ¿Cómo es tu preparación para las carreras?

-Me levanto muy temprano para entrenar. A las 7 de la mañana estoy en la cancha y lo hago todos los días, sin excusas, hasta el mediodía.

A veces hacemos algunas actividades a la tarde, hago gimnasia o corro para mantenerme en estado, pero lo más fuerte se da a la mañana, y luego espero que lleguen los turnos para poder correr.

Son muchas las cosas que vamos teniendo en cuenta. Además de mí, tengo que ver cómo están los caballos que me tocan, a veces vamos estudiando a los rivales también para poder hacer buenas carreras, vamos viendo las estrategias. Es mucho lo que hay que hacer para llegar bien y por eso el esfuerzo es la clave de todo.

- ¿Cómo fueron las carreras que ganaste en estos meses?

-Fueron carreras muy lindas. Ninguna es igual a otra y eso es lo interesante. Vamos buscando dar el mejor rendimiento tanto de las yeguas como de mí mismo.

Estudié mucho a los rivales y tuve competencias movidas. De hecho, en la última partí desde atrás y gané en los últimos metros. Es emocionante, lo vivo con mucha intensidad.

- ¿Podes vivir de esa actividad?

-Sí, cuando te dedicas de lleno a este deporte podes vivir de él. Es complicado, hay que hacer mucho sacrificio, pero si trabajas todos los días y vas consiguiendo las carreras te haces un monto mes a mes que termina siendo tu sueldo.

El joven jockey sueña, proyecta y, hasta ahora, cumple. Mientras espera esa gran oportunidad, sigue ganando carreras y escribiendo sus nombres en las grandes páginas del Turf.

El sueño de viajar y competir con “los grandes”

Entre las cosas positivas, el entrerriano reconoce que la actividad a la que se dedica le cambió la vida. “Fue todo rápido, pero el haber podido viajar desde Concordia, instalarme, conocer gente del ambiente que me recibió con los brazos abiertos y me fue presentando y lograr competir y ganar me cambió la vida. No sé qué estaría haciendo hoy si no estuviera acá”, aseguró.

Mira hacia atrás, repasa su viaje y el desarraigo que sufrió cuando dejó su ciudad natal y siente que está preparado para, en algún momento, dar un salto más. “Me encantaría irme a Estados Unidos. Siempre lo pienso y tengo la decisión tomada, si me sale la posibilidad me iría sin dudarlo”, mencionó.

Esas ganas de irse no son antojadizas, Gabriel ama lo que hace y en sus tiempos libres mira las carreras de los “mejores profesionales”. “La mayoría de los que progresan, después de Argentina apuntan a irse a Estados Unidos y competir con los grandes. Se que para que me vean tengo que ganar, mostrarme, dar todo. Espero que se me de la oportunidad, que llegue algún contrato y pueda irme”, concluyó.