130 años de la JCA

Una monumental empresa filantrópica

El director del Museo de las Colonias de Villa Domínguez, Osvaldo Quiroga, definió que la tarea de la Jewish Colonization Association “fue una monumental empresa filantrópica, no asistencialista, con una fortuna puesta al servicio de salvar a sus correligionarios judíos y convertirlos en una masa trabajadora.
15-09-2021 | 20:12 |

Grupo de inmigrantes judíos en Entre Ríos.
Foto:Gentileza Museo de las Colonias
Ceferino Azambuyo 
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La Jewish Colonization Association (JCA) fue creada el 24 de agosto de 1891, en Londres, por el Barón Mauricio de Hirsch, con el propósito de rescatar a los judíos que vivían en Rusia a las órdenes del Zar, donde eran perseguidos por los cosacos. Al poco tiempo se convirtió en la empresa que facilitó la emigración de los judíos y su instalación en países que pudieran recibirlos.

“Se eligió Argentina y seis provincias, principalmente el centro de Entre Ríos donde llegó la mayor cantidad de colonias. Alrededor de Estación Domínguez, la primera estación ferroviaria de Villaguay, fue donde arribaron las primeras familias de inmigrantes judíos”, expresó Quiroga.

Argentina estaba creciendo como pocos países del mundo a un sorprendente ritmo, la mano de obra nativa se reveló insuficiente para afrontar la demanda laboral resultante de esa expansión y para abarcar su extenso territorio apenas habitado. Es en ese marco que se entablaron negociaciones con dicha Asociación, cuyos fines aparecían explicitados en los artículos 3° y 6° de sus estatutos. Según el artículo tercero, se trata de “Facilitar la emigración de los israelitas de los países de Europa y Asia donde ellos son deprimidos por leyes restrictivas especiales y donde están privados de los derechos políticos, hacia otras regiones del mundo donde puedan gozar de éstos y los demás derechos inherentes al hombre. Al efecto, la Asociación se propone establecer colonias agrícolas en diversas regiones de la América del Norte y del Sud, como también en otras comarcas”.

“El viaje en barco desde el Imperio Ruso, según los puertos donde vivían los reclutados, era realizado por una empresa en cada país o lugar de residencia donde el Barón aportaba la logística en centros de reclutamiento y selección de familias, además de oficinas en distintas partes del imperio”, describió a MIRADOR ENTRE RÍOS el director del renombrado museo. También destacó que “la idea central era conformar una masa campesina para lo cual se designaban funcionarios y coordinaban con el gobierno argentino un convenio a finales del mandato de Juárez Celman que continuó después con Carlos Pellegrini para que esta empresa pudiese, en 20 años, instalar familias y la colonización agrícola del país junto a un proyecto de colonización urbana”.

En territorio

Quiroga indicó que el artículo sexto especificaba el destino de los bienes y los beneficios de la Asociación: “Las entradas y los bienes de la sociedad serán empleados exclusivamente para la realización del objeto establecido en sus estatutos. De ninguna manera y en ninguna forma, directa ni indirecta, será destinada una parte cualquiera de sus entradas o bienes en calidad de dividendos o primas de beneficio a favor de los miembros de la Asociación”.

La JCA desarrolló en nuestro país una vasta obra, a pesar de la prematura muerte de su fundador (1895). Se colonizaron alrededor de 700 mil hectáreas ubicadas en provincias de Entre Ríos, Santa Fe, Santiago del Estero, Chaco, Buenos Aires y La Pampa. También el proyecto de colonización contemplaba la colonización urbana, creación de centros poblados organizados institucionalmente. En la provincia de Entre Ríos se dieron los mayores resultados sobre las 270 mil hectáreas colonizadas, ubicadas en los departamentos Villaguay, Concepción del Uruguay, Colón, Concordia y La Paz.

“La oficina compraba y realizaba el parcelamiento de terrenos y llevaba el control del movimiento del personal. Se ubicaba en Hamburgo y dependía del lugar la duración del viaje. Se estimaba entre un mes y medio o tres meses debido al trasbordo hasta el puerto de Buenos Aires y luego con destino a la provincia de Entre Ríos, desde allí eran trasladados en barcazas hasta Concepción del Uruguay de donde salían trenes de carga con vagones para acercar a los futuros colonos a su destino de asentamiento”, detalló Quiroga.

Resultados

“Cuando se adquirieron 80.200 hectáreas, unos 50 mil kilómetros desde el río Gualeguay, límite con el departamento Colón, en tiempo récord de diciembre a marzo se logró parcelar entre 50 a 150 hectáreas, de 49 aldeas alrededor de una estación. En la franja de oeste a este dejaron las reservas de futuros centros urbanos en Domínguez, que era el centro de recepción más importante”, señaló Quiroga. “Eran lugares donde había todo para hacer, hoy se menciona la posibilidad de repensar todo el esfuerzo de las familias que venían por trabajo, en el marco de un proyecto cuyo contrato mínimo era de 20 años. La devolución de la inversión era a través de una cuota anual, desarrollando sus tareas como agricultores. Los resultados de 60 años fueron pujantes y dieron muestra de cómo se pueden transformar lugares inhóspitos en centros progresistas”.

Era un proyecto urbano abierto a todos, salvo los proyectos agrícolas de tareas de campo. En los urbanos podían participar todos los que tuvieran actividades industriales y artesanales. Se ubicaban cerca de estaciones ferroviarias y así las ideas progresistas o socialistas comenzaron a actuar y conformar no solo el partido socialista o de anarquistas, sino los primeros sindicatos de oficios varios que nuclearon a estibadores y bolseros, entre otros.
En cuanto a la identidad marcada, Quiroga señaló que “las muestras del pasado dan origen con certeza del suelo que estamos pisando, portadores de una rica historia de sacrificio, trabajo y ayuda mutua desde el cooperativismo agrario argentino. Fue una necesidad en el deseo de afianzarse de forma organizada a través de una entidad que vele por los intereses de todos porque se pensaba en el bien general y cada uno ponía su granito arena”.

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