Desde Brasil

Ohgblues nos lleva a El Mar de las Posibilidades

Val Carbone, artísticamente Ohgblues, es músico y compositor argentino. Actualmente radicado en Brasil, produce a distancia su material junto a Martin Di Lacio en Núcleo Records Argentina. Mirador Provincial mantuvo una extensa y entretenida charla con el compositor para conocer su trabajo discográfico y sobre sus comienzos en el mundo de la música.
15-05-2022 | 13:56 |

Foto:Gentileza.
Gisela Mesa [email protected]


“El Mar de las Posibilidades”, álbum grabado en pandemia, insinúa ese mundo interno al cual muchos nos encaramos en el encierro forzado. Las canciones son conversaciones con uno mismo, reflejan fragilidades y fortalezas. A partir de allí el álbum pretende ser una paleta de colores que varía de canción en canción para intentar armar un camino sonoro.

En sus letras, “El Mar de las Posibilidades” es una reflexión acerca de la soledad y el aislamiento, pero también acerca de la fuerza interior, la identidad, la búsqueda de aquello que nos hace bien, de nuestros seres amados, en definitiva de “Volver a ver el sol” es decir la búsqueda de la felicidad.

Mirador Provincial dialogó con el artista para conocer sus comienzos y ahondar en el mar de posibilidades que nos brinda su último trabajo musical.

Donde comienza todo
-¿Cuándo comenzaste a interesarte por la música?

-Mis padres escuchaban toda clase de música en casa y yo crecí en ese ambiente en los años '70. Julio Iglesias y Los Beatles. Serrat y Julio Sosa. Desde pequeño, la música significo el lenguaje de emociones y percepciones. Mis padres dicen que empecé a cantar de pequeño, incluso me hicieron grabaciones imitando al estilo de Sandro. (Tenía unos 4 o 5 años). Estudié guitarra a los 11 años con un vecino que era violinista en la Sinfónica Nacional y luego fui a un colegio secundario por algún tiempo que por la tarde era un conservatorio. Allí estudié algo de piano. En el conservatorio conviví con otros jóvenes que compartían el amor por la música y en especial por el rock nacional argentino. Creo que allí conocí a los últimos hippies argentinos. Muy contracultural, cuando todavía el rock nacional no era un fenómeno aceptado socialmente. Finalmente, a los 15 años, me fui de allí por temas administrativos del colegio. Y empecé a desarrollar mis primeras canciones.

-¿Cómo nace el nombre Ohgblues?

-Creo que es una derivación de lo que deseo que sea mi perfil como músico. Es un nombre que empieza aludiendo a mi nombre, y deriva en la forma musical que convive justo entre el jazz y el rock, entre la cultura negra de América y la cultura blanca que lo adoptó en el rock; es decir el blues.

Los primeros grupos del rock argentino hicieron mucho Blues: Manal y Vox Dei, Pescado Rabioso. El blues está omnipresente en toda la música rock, empezando por The Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan, Pink Floyd… Es la cepa más resistente de la música de nuestra época y creo que es un género inagotable. Desde allí parten muchas veces mis búsquedas musicales. Por otro lado, Ohgblues es ambiguo, no alude a un cantautor y no es una banda: es un proyecto musical, y le puedo dar la dirección que quiera según el momento.

-¿Cómo aparece la idea de hacer “El Mar de las Posibilidades”?

-El mar de las posibilidades es uno de los temas del álbum y una frase de dos canciones distintas pero significan lo mismo: Comparar la vida como un viaje. Finalmente ese es el asunto entrelíneas que aparece en todas las canciones. La continuidad de un mismo viaje en una serie de experiencias. El álbum empieza hablando del final doloroso de algo muy grande, en “La lejana Waterloo”, Y termina con “Ven a Ver” que es una llamada a querer disfrutar de la vida. En el medio, una especie de repaso por distintas situaciones y estados interiores. Algunas canciones que tienen décadas y otras muy nuevas. Pero creo que el álbum tiene una especie de hilo conductor, que era lo que quería.

Algo muy impresionante que me paso es que cuando terminamos de grabar “La lejana Waterloo”, fue en la semana que se murió Diego Maradona. El estudio de grabación estaba cerca de general Paz y yo venía escuchando el tema que habíamos terminado. Llegue a la autopista en Liniers y pasó el cortejo que se llevaba a Diego y la gente que lo despedía. Fue involuntario, pero esa imagen y ese sentimiento me quedó asociado a la canción y también al álbum. La canción habla de algo grande que se acaba. Y el álbum a partir de eso hace un recorrido como un barco atraviesa un mar, sale de un lugar y llega a otro. Como un cambio de época.

-Suena cliché. pero ¿existe ese mar de posibilidades?

-El mar de las posibilidades es una metáfora de una situación que a veces aparece donde es la hora de pensar en un rumbo y tomarlo. Puede ser genial, porque se vincula con el libre albedrío y con la libertad. Pero puede ser terrible, porque tomar decisiones te define como persona y no hay vuelta atrás. Y a veces estás obligado a definirte y salir. Yo creo eso que existe en la medida que tengamos ese espacio, yo lo tengo, pero no sé si todo el mundo lo tiene. Y vivo con eso.

-La pandemia nos invadió mundialmente y nos redujo a estar encerrados por protocolo, ¿qué te queda a modo de enseñanza de ese confinamiento? ¿Se extrañan las costumbres o la gente?

-Por mi naturaleza el confinamiento me dio la excusa para trabajar más cosas creativas. Yo creo que esta generación tiene una experiencia de introspección y de situaciones de familia distinta de otras. A algunos les vino por el lado de la soledad, otros por el lado de estar cerca de su grupo íntimo. A algunos con eso le fue bien y a otros no. Pero lo bueno y lo malo que te pasa siempre te deja algo como conclusión. En mi caso la conclusión más importante es que la vida es imprevista y a veces aparece lo que no podes evitar como la muerte o la enfermedad. Yo personalmente extrañé a algunas personas que no podía ver cara a cara.

Creo que la época de pandemia nos enseñó un poco acerca de la frivolidad de algunos estilos de vida, la fragilidad que padecemos. Y no solo frente a la enfermedad, también frente a la configuración del poder que tiene nuestra cultura actual. Según el discurso que maneja el poder te permite o no te permite cosas. Creo que eso es una mala señal, como si fuéramos a una clase de opresión de lo políticamente correcto.

-¿En qué momento musical se encuentra Ohgblues?

-¡Está en un gran momento! El proyecto de Ohgblues es grabar una lista de canciones, y ya está llegando a su punto culminante. Mi propósito es grabar todo lo que está pendiente de años, para luego solo registrar cosas contemporáneas. Hay material que está esperando ser grabado desde los años '90! Ya estamos terminando lo que va a ser el tercer álbum! Y me gusta mucho. Creo en una música que sea algo como un libro o una película, que puedas escucharla hoy y pasado también. Mi principal anhelo es superar la prueba del tiempo.

-Los procesos creativos tienden a tener ciertas dificultades y algunos obstáculos, ¿cómo es tu proceso creativo con las canciones? ¿Cómo es tu búsqueda sonora?

-Mi proceso creativo es primero obtener una melodía que me guste cantarla. Yo pienso (igual que otros artistas) que si te gusta cantarla, le puede gustar a otras personas. Y trato que eso se produzca con cierta espontaneidad. Hoy uso mucho el teléfono, donde registro el primer momento de la canción, donde generalmente está lo que más me genera buenas sensaciones. Y ese registro, lo uso de referencia. Antes, cuando no existía este recurso usaba grabadores o simplemente repetía la canción hasta que me la acordaba de memoria. Lo que busco en el sonido es hacer algo distinto con respecto a cosas que ya haya hecho. Es decir, no repetirme. Y lo vivo como un aprendizaje. Eso me mantiene bastante entusiasmado con la parte creativa.

-¿Qué balance hacés desde tus comienzos hasta el presente?

-Bueno, la sensación que tengo es que todavía no llegue a la mejor parte. Creo que puedo ser mejor, y puedo ser más real. Todavía quiero aprender, y aprender en serio. Todavía estoy escribiendo mi libro, y la sensación es que no llegue al final. Puedo y quiero dar más. La música es la más espiritual de las artes, probablemente la más pura. Podes usar la música para tocar el corazón de alguien, para animarlo, para compartir la vida. Y ese es un camino en el que todavía estoy aprendiendo.

-¿Qué momentos o situaciones te hacen sentir placer?

-Estar con mi esposa, con mis hijos, con mis amigos, hacer música, cantar, leer cosas que valen la pena. También me gusta el cine que es otra de mis actividades. Disfruto mucho el set de filmación, aunque sufro el antes y a veces el después.

-¿Tenés eternas preguntas que aún no fueron respondidas?

-Sí, tengo preguntas. Pero hace tiempo que ensayo hipótesis y posibles respuestas. Y si la realidad me demuestra otra cosa, corrijo. Pero aprendí a dejar que las cosas sean y eso te elimina a veces la necesidad de respuestas. A veces vivimos como si la vida fuera un día de playa, y a veces tenemos que atravesar la tormenta por adentro.

-¿Qué nos podés adelantar de los proyectos en el que estés trabajando?
-Estamos finalizando bajo la dirección artística de Martin Di Lacio en Nucleo Records, el tercer álbum de Ohgblues. La idea es lanzarlo en el segundo semestre de 2022.

Y lo que viene después es probablemente un álbum en vivo remasterizado de Oro Negro que es la banda que tuve hasta 2008. En eso estamos trabajando con Gerardo Maldonado que es el guitarrista (y a veces bajista) de la banda. También estoy traduciendo al español algunas canciones de Bob Dylan y probablemente las lance en el 2023.

En marzo de 2022 filmé como director un cortometraje llamado “Aguas de Litigio” de un libro original de la autora argentina Laura Roa. Es mi segundo cortometraje filmado en Brasil, con la participación de un equipo de artistas brasileños como la actriz Ellen Bueno, Paulo Gabriel, Marcelo Gomes y la fotografía de KK Araujo quienes también participaron de “Caso Leonardo” que es mi ópera prima como filmmaker. El trabajo está en postproducción y esperamos mostrarlo en breve. Además de un montón de canciones sin terminar.



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