Entrevista

Un duelo que pausó la música

Horacio Medina, un talentoso y versátil músico paceño convive con la ausencia de su reconocida madre. En diálogo con Mirador Entre Ríos contó sus proyectos a futuro. Dio una mirada de la educación y la cultura, en clave musical.
12-08-2022 | 18:54 |

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“Siento que mi vieja fue una persona muy querida y claramente dejó un legado con su coro, ya que ella tuvo más de 35 años con su actividad coral en la ciudad”, señaló Horario en recuerdo de su mamá “Chela”. Foto: Melissa Cura



Conrado Berón
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Nacer en un hogar donde se respira música ata el destino de alguien a criarse y crecer entre instrumentos y sonidos. Su papá músico y su mamá profesora de canto y coro, le legaron sus conocimientos de la manera más natural del mundo.
Junto a sus hermanos, Horacio Medina de chico sintió la música como propia y fue por más dentro de ese mundo.

Es por sobre todas las cosas músico, pero a su curriculum hay que agregarle la docencia, las composiciones y los arreglos musicales.

Con un don para tocar el piano y el teclado, fue haciendo su carrera en distintas bandas, distintos lugares y en diferentes ritmos.

Comenzó con Espinazo Rojo (en Paraná que luego se convirtió en la Asociación Litoraleña de Rap), siguió con After The Storm (tributo a The Outfield), pero siempre estudiando e interpretando música clásica a la par. Siempre estuvo dentro de este ambiente, ya sea tocando, componiendo o enseñando.

En perspectiva


-¿Cómo te definís dentro de la música?

-Soy un ser curioso de todos los géneros, me gusta la música que articula mucho conocimiento, mucha instrumentación, por ejemplo el disco “Fina Estampa” del brasileño Caetano Veloso, donde hay arreglos muy buenos y es una música muy popular. Soy intérprete, músico, compositor, pianista y arreglador.

-¿Qué sentís que te falta hacer en materia musical?

-Me encantaría poder tocar como solitasta con una orquesta o hacer arreglos en una “big band” de jazz.

-¿Cómo fue hacer música en formato streaming?

-Es como si estuvieras en un estudio de grabación, si te equivocas volvés a hacer otra toma, acá se agrega la filmación por lo que uno se tiene que cuidar en relación al ambiente donde hacés el streaming, el sonido, etc. Además el hecho de estar tocando y que todo salga bien en cuanto a distracciones o que se mueva alguien y el sonido.

En definitiva si te preparás bien, el streaming es una cosa más. No me resultó demasiado significativo, salvo cuando hice uno en el estudio Sonorámica, en Traslasierra Córdoba, ese sí fue muy significativo. Fueron jornadas de ocho horas donde grabé en un piano de cola con un ventanal que tenía una vista hermosa, fue muy linda la experiencia. Confieso que me da lo mismo tocar en vivo que en un streaming, porque creo que la música pasa más por el oído y el corazón.

El duelo por su madre


En marzo de este año, falleció su mamá, “Chela”, quién fuera reconocida por toda la sociedad paceña por su tesón a la hora de difundir, enseñar y hacer música. Ese hecho lo llevó a Horacio a abrir un paréntesis en su carrera para abocarse de lleno a los papeles de la sucesión.

-¿A qué estás abocado en estos días?

-Paré un poco por la ida de mi mamá, porque me tienen entretenido estos trámites y mi duelo.

-¿Cómo fueron estos meses sin tu mamá?

-Fueron muy duros, al ser el hijo que más cerca estaba de ella, estuve al palo con la internación en sus últimos días. Después tuve que volver y encargarme de todos los papeles y demás. Cuando volví a La Paz, sentí todo el peso del cariño y los mensajes de mucha gente, en redes y en las calles. Eso me reconforta día a día porque siento que mi vieja fue una persona muy querida y claramente dejó un legado con su coro, ya que ella tuvo más de 35 años con su actividad coral en la ciudad.

-¿Qué fue lo que más te conmovió en relación a cómo la recuerda la gente?

-Lo que más me conmueve sin dudas es el respeto y el cariño de la gente. Los recuerdos siempre de la primaria o la secundaria de alguien. De que los hizo tocar una melódica en los actos escolares o de hacerlos cantar en el coro. Siempre las amigas me mandan mensajes, pendientes de cómo estoy. Justo ayer, una persona se me largó a llorar recordándola a ella; imagínate la repercusión que tuvo su fallecimiento que esta persona le avisaron desde Uruguay.

“Crecí con la música de una manera muy natural”


-¿Qué recordás de tus comienzos cómo músico?

-Al ser una casa donde todos hacen música, era como abrir la canilla y que salga agua. Uno de chico no se imagina que todos los hogares no son así. Crecí con la música de una manera muy natural, tus hermanos escuchaban música, tu mamá es directora del coro, tu papá tenía un grupo de jazz que se llamaba Swing 40, por lo que toda la variedad de alternativas que había en casa, me fueron formando en una versatilidad grande en cuanto a gustos y en cuanto a poder y querer hacer cualquier tipo de música.

-¿Cómo ves la movida cultural en La Paz?

-Creo que tiene para todos los gustos, el festival Galas del Río es muy bueno con su oferta de música clásica y tango que ahora va a volver, además tenés el Rancho cultural que tiene su oferta de comida autóctona con sus chamameceros, hay rock, hay heavy metal y melódico, la veo muy variada a la oferta cultural. También hay gurises que hacen trap y muchas ganas de hacer algo con eso. Esa cosa que tenían antes de la pandemia, de reunirse en la plaza y que alguna vaya tomando nota de lo que iba sucediendo ahí, me parece muy interesante.

-¿Qué banda de las que integrante te marcó más?

-La banda que más me marcó fue cuando integré la del “Tigre” Ariel de Santa Elena, porque es como otro mundo al que yo estaba acostumbrado. Yo venía de hacer música clásica o jazz y fue como entrar en otro mundo. De golpe me encontré charlando con Tedy Tessel, el acordeonista de Rodrigo, que nos contaba como era la vida de músico con él. Las vivencias de andar viajando y parar en un lugar porque se romía un cable y había que salir a buscar uno urgente y otras cosas graciosas que la verdad me marcaron. Después cuando tuve la oportunidad de ir a Los Ángeles, estuve en una banda de una cantante de hip hop que se llamaba Ginger, con ella ensayamos cinco personas y cuando subimos a tocar, se sumaron cinco más que era coreutas y vientos, entonces de ensayar y sacar temas en menos de diez horas, me marcó porque me vi allí tocando en otro país y que la banda naturalmente y sin ensayo suene bien, fue increíble.

-¿Cuál es tu opinión de los nuevos géneros urbanos?

-Si te referís al trap, es como una especie de rap que le quedaron cosas para decir y no le alcanza la letra para tan poca música, no tengo una buena opinión de lo urbano en general.

-¿Cuáles son tus planes en lo que queda del año?

-Tengo ganas de volver a la música clásica, pero estoy en tratamiento por un dolor grande en la espalda, no puedo moverme mucho, todos estos meses duros me han tensionado mucho así que espero mejorar y poder renovar el repertorio, también me gustaría tocar con alguien muy talentoso de acá de La Paz que compone música de películas tipo orquestas, tengo ganas de invitarlo.

-¿Cómo ves la educación musical en las escuelas y colegios?

-La educación en las escuelas y colegios es todo un tema. Uno siendo músico pone todas las expectativas, pero lo que noto es que se pone hincapié en un solo aspecto de la música que es cantar y rellenar actos, y se deja afuera la parte filosófica, metafísica y la parte vivencial de la música, lo corporal. Al ser tan acotado el tiempo que tenés para desarrollar, más las interrupciones que suele haber porque hay un proyecto interdisciplinario de cualquier cosa, hacen que por más que uno le ponga voluntad, el sistema termina devorándolo a uno y estás obligado a precarizar los contenidos para dar algo mínimamente significativo. Esa es la opinión que tengo de lo que estamos forzados a hacer. Ni hablemos de la falta de materiales o la misma apatía de los chicos que la verdad me sorprende bastante. Creo que se le echa la culpa de todo al docente y además cuesta la disciplina. No está en un buen momento la educación musical, creo que es fiel reflejo del país que tenemos.
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