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23-04-2019
Experiencias en otras ciudades

Doble fila, un karma sin solución en la puerta de los colegios de Rosario

Doble fila, un karma sin solución en la puerta de los colegios de Rosario
Si bien la Municipalidad viene realizando distintas campañas con el objetivo claro de eliminar el flagelo ninguna pareciera dar frutos concretos y durables a lo largo del tiempo.

Ignacio Pellizzón
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Volvieron las clases y se nota. Es muy temprano en la mañana cuando ya se escuchan los bocinazos, los insultos y el malestar de madres y padres que deben dejar a sus hijos en los colegios. El conflicto de tránsito que se genera pareciera ser un flagelo sin solución en Rosario.

A falta de solidaridad y cooperación entre padres, escuelas y organismos de control trabajando eficientemente, las horas pico de ingreso se transforman en una suerte de batalla campal en el que sólo sobrevive el más fuerte o, mejor dicho, el más inmoral.

Si bien la Municipalidad de Rosario viene realizando distintas campañas con el objetivo claro de eliminar la “doble fila”, ninguna pareciera dar frutos concretos y durables a lo largo del tiempo.

Desde folletos que concientizan sobre por qué no hay que estacionarse en cualquier lado y los perjuicios que genera en el tránsito, agentes municipales que solo aparecen el primer mes de clases para ordenar los coches y hasta aumento de multas por infracciones. La cruzada la siguen perdiendo.

Intentos frustrados
En el año 2009 se lanzó en Rosario la campaña: “Buen ejemplo. Buena educación”, la cual estaba orientada a mejorar uno de los peores problemas del tránsito en época escolar. Durante la primera parte del plan se labraron diariamente cerca de 20 actas diarias, pero desde la Intendencia apostaron a la concientización. Pero, fracasó.

Tanto en 2015 y 2017, por ejemplo, comenzó a regir la prohibición del estacionamiento frente a 20 instituciones escolares entre las 7 y las 18, a lo largo de todo el ciclo lectivo. En sus comienzos se remitieron al corralón casi 1.500 vehículos que incumplieron con esta ordenanza. Sin embargo, con el pasar de los días la rigurosidad de los operativos decayó.

Finales de 2018, se endurecen las multas. El municipio apostó a incrementar severamente el monto a pagar por cometer infracciones de tránsito y, sobre todo, para los que estacionan en “doble fila”.

La rigidez llegó al punto de ordenarle a los agentes de tránsito que les quiten las licencias de conducir a todos aquellos que no respeten la prohibición del doble estacionamiento. Pero, lamentablemente, a la vista de todos, también fracasó.

Otras ciudades, otras opciones
Mirador Provincial indagó sobre cuáles son las diferentes ideas que se planificaron y llevaron adelante en distintas ciudades del país para intentar solucionar un conflicto que es histórico e inherente a cualquier gran urbe.

En la ciudad de La Plata, por ejemplo, se diagramaron “corredores seguros” en los alrededores de los establecimientos educativos. Se crearon para controlar el ingreso y egreso de los alumnos a las escuelas, al mismo tiempo que se organizan espacios exclusivos para el estacionamiento de transportes escolares y vehículos particulares de padres que lleven a sus hijos. Además, se designaron equipos de inspectores que estarán exclusivamente abocados a controlar el tránsito en el ingreso y egreso de alumnos a los respectivos colegios.

Otro caso. En la ciudad de Salta, la Municipalidad lleva adelante una iniciativa conocida como Sube y Baja. La misma busca evitar el caos de vehículos en las puertas de las escuelas. La medida consiste en la implementación de personal municipal listo para acompañar a los alumnos desde que descienden de los vehículos hasta que ingresan al establecimiento. De esta manera se evita que los padres desciendan de los autos y provoquen demoras en la circulación.

En San Rafael (Mendoza) aplicaron una idea que consta de tres ejes: se organiza la entrada y la salida de los alumnos según el medio de transporte que utilizan y se dividen en tres grupos (los que van en transporte escolar, los que lo hacen en bicicleta o caminando y los que van en auto particular o taxi), estableciendo horarios diferentes para cada uno. Luego, existen colaboradores que pueden ser padres o personal de la escuela- que ayudan a los niños a ingresar/egresar del colegio-, y finalmente se demarca un espacio físico y un horario de detención para cada grupo.




 



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